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Enfermedades emergentes y olvidadas, retos en el abordaje global de la salud del X Congreso de la Sociedad Española de Medicina Tropical.
Las predicciones apuntan a que el gusano de Guinea, la dracunculosis, se convierta, con alta probabilidad, «en la segunda enfermedad que se erradique en el planeta después de la viruela», según ha asegurado a DM Jorge Alvar, presidente del comité científico del X Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Tropical y Salud Internacional (Semtsi), celebrado en Bilbao, y director del programa de leishmaniosis de la organización Drugs for Neglected Diseases initiative (DNDi).
El DNDi ha presentado un nuevo medicamento oral para la enfermedad del sueño, el ceximidazol, saludado como «un tremendo logro dado, que hace siete años los enfermos padecían una mortalidad asociada al tratamiento del 5 por ciento. Se trata de una medicación oral que se puede descentralizar, enviar a las zonas más remotas de África, de tal manera que no necesita un seguimiento médico u hospitalización», ha dicho Alvar. Son dos de los avances científicos más significativos presentados en la cita.
María Dolores Bargues, presidenta de Semtsi, ha recordado que «la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo una clasificación de las 20 enfermedades tropicales desatendidas. Sobre ellas hace un seguimiento y unas hojas de ruta para combatirlas, además de marcar unos objetivos para el horizonte 2020″. Entre esas enfermedades se identificaron diez en las que se establecieron objetivos para su control y la erradicación de una de ellas. «En el congreso se han debatido los pasos dados, pese a la dificultad, ya que son un grupo de enfermedades infecciosas muy complejas en su epidemiología, en las comunidades afectadas, en su clínica, en su diagnóstico, en el tratamiento, en la aparición de resistencias…».
Aunque se avanza, todavía queda mucho por hacer. Es el caso de la eliminación de la transmisión vertical y transfusional en enfermedad de Chagas, «pero nos quedan otros frentes abiertos, como puede ser la transmisión vectorial o el tratamiento. Solo el 1 por ciento tiene cobertura terapéutica, un porcentaje muy bajo», ha dicho Bargues.
Alvar refleja el progreso con el ejemplo de la enfermedad del sueño: «Cuando empezó el programa en 2003 había 300 000 casos y ahora no llegan a 4000. Igual ha ocurrido con la leishmaniosis visceral, en el sudeste asiático, que ahora no llega a 15 000 casos en la India. El reto es no morir de éxito: que no dejen de financiar los grandes donantes, que los políticos no dejen de presionar y que los científicos continúen interesándose e investigando». Bargues ha añadido que ahí radican «los tres grandes pilares. Son enfermedades desatendidas porque afectan a los habitantes de países de renta baja, donde la población no tiene recursos para acudir al médico. Estás enfermedades y su importancia han conseguido hacerse eco para implicar a los grandes grupos financieros».
No solo eso, sino que según Bargues, el mayor logro conseguido es poner a las enfermedades tropicales desatendidas «al mismo nivel de las tres grandes: sida, tuberculosis y paludismo». En esa línea, Alvar ha añadido que «moral y éticamente es inaceptable que la gente muera por estas enfermedades, porque en muchos casos tenemos herramientas para controlarlas. Por ser población desatendida no tienen acceso a medicamentos y a la atención médica. Hay que luchar y rebelarse ante esa carga ética».
Resistencias e infecciones
El Congreso de la Semtsi también se ha centrado en «las resistencias antimicrobianas, en las enfermedades emergentes -sobre todo qué lecciones hemos aprendido del ébola, el zika o el chikungunya- y otras enfermedades que son las olvidadas entre las olvidadas, como las infecciones por hongos, además de una mesa de vacunas sobre la situación de la rabia», ha explicado Alvar.
El experto presentó un nuevo esquema de tratamiento de leishmaniosis en los enfermos de sida. «Va a cambiar la terapéutica. Se ha pasado de una eficacia del 42 por ciento a un 91, un salto esencial».
En cuanto a la prevención o miedo que expresa Occidente en torno a las enfermedades olvidadas, Bargues ha asegurado que «el miedo tiene que ver con la globalización: no hay fronteras. Todos viajamos y recibimos a viajeros de países con enfermedades infecciosas. También se transportan los alimentos, las mascotas y las plantas. Esa vía de entrada a Occidente tiene las puertas abiertas. Nuestro deber y obligación es informar para no se produzcan situaciones como los casos de ébola en España ante los cuales, la gente, por falta de información, estaba atemorizada».
Por eso Alvar ha recalcado que es necesario informar para que se distinga entre las enfermedades tropicales desatendidas y las emergentes. «En la transmisión de las desatendidas es habitual la presencia de vectores, mientras que las emergentes suelen ser de transmisión directa. Esto implica que no hay fronteras. Es más difícil que se implanten las desatendidas y son las emergentes de transmisión directa las que generan alarma social. Como la visión que tenemos de la salud es completamente egocéntrica, tratamos de protegernos legítimamente. Pongamos el ejemplo de la enfermedad de Chagas, que es una enfermedades típicamente desatendida en Latinoamérica (solo el 1 por ciento de la población recibe tratamiento), mientras que aquí es una enfermedad emergente porque nos afecta a nosotros».
noviembre 12/2017 (diariomedico.com)