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Contrario a la creencia común, la mayoría de las víctimas fatales en un conflicto armado se asocian al hambre y las enfermedades , más que a combates, de acuerdo con la relatora especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el derecho a la alimentación, Hilal Elver.
En un informe presentado este lunes ante la Asamblea General, Elver indicó que en 2016 más de 56 millones de personas de más de 20 países y territorios sufrían las consecuencias de conflictos prolongados, padecían grave desnutrición y altos grados de emergencia de inseguridad alimentaria.
‘Contrariamente a la creencia popular, las bajas resultantes directamente de los combates normalmente representan solo una pequeña proporción de las muertes en zonas de conflicto, ya que la mayoría de las bajas se producen en realidad a causa del hambre y las enfermedades ‘, apuntó el informe.
El documento destacó que pese a que el mundo ha experimentado una reducción de pobreza en los últimos años, las tasas de malnutrición aguda globales han ido en aumento desde 2008.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la proporción de personas subalimentadas es casi tres veces mayor en los países en conflicto afectados por crisis prolongadas, que en otros países en desarrollo.
Entre las razones por las que las personas en conflicto son especialmente vulnerables al hambre sobresale el hecho de que los combates causan la disrupción del sector agrícola del país, e impide que agricultores sigan ciclos de siembra y cosecha.
Asimismo, se multiplica el deterioro de la economía de un país; se restringe a menudo la entrada de asistencia humanitaria a las zonas de conflicto; y lo que constituye un crimen de lesa humanidad, se utiliza el alimento y la falta de éste con una arma de guerra, expuso.
En muchas ocasiones, las partes en conflictos incumplen su responsabilidad de garantizar el acceso a servicios y bienes básicos, incluidos los alimentos, y a veces incluso socavan deliberadamente la seguridad alimentaria de los civiles por motivos políticos o militares.
El informe asentó que en los conflictos, las partes atacan intencionalmente mercados y puertos y saquean o sitian comunidades ‘con el fin de causar penurias y hambre’.
En buena medida, los conflictos han provocado la mayor crisis humanitaria desde la creación de la ONU hace más de medio siglo, de acuerdo con el informe.
Actualmente, unos 20 millones de personas se enfrentan a la hambruna y al hambre ‘devastadora’ en las crisis en el noreste de Nigeria, Somalia, Sudán del Sur, Siria y Yemen, todas las cuales surgieron a raíz de un conflicto.
En un conferencia de prensa en la sede de la ONU, Elver precisó que se estima que otros 70 millones de personas en 45 países requieren actualmente asistencia alimentaria de emergencia, un aumento del 40 por ciento con respecto a 2015.
‘Es crucial que la comunidad internacional entienda que es un crimen internacional bloquear intencionalmente el acceso a los alimentos, la ayuda alimentaria y destruir la producción de alimentos. Tales actos son crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra’, enfatizó Elver.
La relatora especial destacó además que para evitar las hambrunas debe cambiar la mentalidad de la comunidad internacional, y que ésta debe pasar de las reacciones a la crisis hacia la prevención del hambre.
‘La atención y el compromiso de la comunidad internacional deben, como cuestión de máxima prioridad, estar dirigidos a eliminar las causas de la hambruna, y no limitarse a respuestas específicas a los síntomas agonizantes de la emergencia alimentaria más reciente’, subrayó Elver.
octubre 27/2017 (Notimex)
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