Desde hace tiempo, se sospecha que la forma más común de cáncer de ovario puede originarse en las trompas de Falopio. Un nuevo estudio refrendaría esa hipótesis, desvelando las raíces genómicas estos tumores.

trompas_de_FalopioEl hallazgo, que se publica en Nature Communications, proporciona información sobre el origen del cáncer de ovario y sugiere nuevas formas de prevención e intervención de esta enfermedad.

El cáncer de ovario, quinta causa de muerte por cáncer en las mujeres, generalmente se diagnostica demasiado tarde; menos del 30 por ciento de estas pacientes sobrevive más de 10 años.

«Los tratamientos del cáncer de ovario no han cambiado mucho en los últimos años, y eso puede ser, en parte, porque hemos estado estudiando el tejido de origen equivocado», dice el director del estudio Victor Velculescu, del Centro del Cáncer Johns Hopkins Kimmel.

Para este estudio, un grupo de científicos del Centro del Cáncer Johns Hopkins Kimmel y del Instituto del Cáncer Dana Farber, ambos Boston, recogió muestras de tejido que contenían células normales, de tumores ováricos y de metástasis en diferentes lugares, así como de tumores de pequeño tamaño en las trompas de Falopio, incluyendo el epitelial con presencia de p53 y el carcinoma intraepitelial tubárico seroso. Todas las muestras provenían de cinco mujeres diagnosticadas con tumor ovárico seroso de alto grado.

Además, recogieron muestras del carcinoma intraepitelial tubárico seroso y células normales de otras cuatro mujeres que se habían sometido a una ooforectomía profiláctica, incluidas las trompas de Falopio, debido a mutaciones hereditarias en el gen BRCA, o, en un caso, con una masa pélvica.

Debido a que algunos de los tumores eran muy pequeños, los investigadores desarrollaron una forma de aislar las relativamente pocas células cancerosas de la masa más grande de células normales adyacentes.

Los resultados de estos análisis mostraron que las nueve pacientes perdieron regiones idénticas del cromosoma 17, donde se localiza el gen supresor tumoral p53, en cada una de las muestras de cáncer, incluidas las lesiones de carcinoma intraepitelial tubárico seroso en estadio temprano, lo que sugiere que el gen p53 se encuentra alterado en un paso temprano en el desarrollo del cáncer de ovario.

Las nueve pacientes también habían perdido fragmentos de cromosomas que contenían uno o ambos genes BRCA1 y BRCA2. Cuatro tuvieron deleciones en el cromosoma 10 donde se encuentra otro gen vinculado al cáncer, PTEN.

Estos hallazgos sugieren que cada uno de los cánceres comenzó con un carcinoma intraepitelial tubárico seroso o con lesiones anteriores localizadas en las trompas de Falopio. En general, dicen los científicos, estos análisis apuntan que el desarrollo de cáncer ovárico es el resultado de un tumor inicial en las trompas de Falopio, que ya contiene los cambios clave en el ADN que conducen a esta enfermedad.

Velculescu advierte de que aún son necesarios estudios más amplios que validen estos hallazgos, y que, de confirmarse, podrían ayudar a evitar la resección ovárica en determinadas pacientes. «La ventana de oportunidad que existe entre el desarrollo de una lesión por carcinoma intraepitelial tubárico seroso y la enfermedad metastásica resalta la importancia de los nuevos métodos de detección como la biopsia líquida para la detección temprana del cáncer de ovario».
octubre 27/2017 (diariomedico.com)

octubre 28, 2017 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Ginecología y Obstetricia, Neoplasias | Etiquetas: , |

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