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Científicos de la Universidad de Lancaster (Reino Unido) han analizado las respuestas de fetos ante imágenes lumínicas para determinar en qué momento los bebés muestran su preferencia por las caras frente a otras formas. Los hallazgos indican que su fijación por los rostros comienza en la fase fetal. De forma paralela, los autores han descubierto que la luz exterior puede atravesar los tejidos humanos y llegar al útero.
Es sabido que los recién nacidos muestran un mayor interés por las caras que por los objetos. Ahora, una investigación, publicada en el último número de la revista Current Biology, revela que esta preferencia se empieza a desarrollar dentro del útero materno.
Un equipo de la Universidad de Lancaster proyectó luz con imágenes a través de la pared matricial de mujeres embarazadas y descubrió que los fetos –con una gestación de 34 semanas– giraban antes la cabeza para observar imágenes de rostros que de otras formas.
Estos expertos son los primeros en examinar la percepción visual y la cognición de los bebés antes de nacer. «Hace muchas décadas que se conocía esta faceta de los neonatos, sin embargo, la exploración de la visión fetal no se había intentado” explica Vincent Reid, autor principal del estudio.
Dispositivo de ultrasonido 4D
Hasta el momento, otros estudios no habían podido observar las reacciones del feto frente a estímulos concretos, debido a cuestiones técnicas. Ahora los científicos han utilizado un dispositivo de ultrasonido 4D de alta calidad para estudiar su comportamiento.
Para realizar este estudio, los investigadores han analizado las repuestas de 39 fetos ante figuras lumínicas con formas de caras, proyectadas con distintas orientaciones. Las luces emitidas las movían a través de sus campos de visión, mientras observaban con el ultrasonido 4D sus reacciones.
Las películas obtenidas muestran que los bebes se sentían más atraídos por los rostros ‘normales’, que por los invertidos. Con estos resultados, los autores sugieren que los bebes adquieren antes del nacimiento la capacidad para reconocer caras. Además, han comprobado que la luz exterior puede atravesar los tejidos humanos y llegar al útero.
“Existía la posibilidad de que al feto le pareciese interesante cualquier figura, debido a la novedad de los estímulos”, explica Reid, refiriéndose a la metodología empleada. “Si este hubiese sido el caso, no habríamos visto diferencias en las respuestas a las distintas versiones de los estímulos” asegura.
El equipo también ha confirmado que a los fetos les llega la suficiente luz para ver dentro del útero. Por este motivo, desaconsejan a las madres embarazadas iluminar sus barrigas con luces brillantes.
Actualmente, los investigadores están mejorando la fuente de luz empleada en el estudio para profundizar en sus análisis sobre la percepción y cognición del feto. Una de sus futuras líneas de investigación, tratará de averiguar si los bebes desarrollan la capacidad para distinguir números y cantidades estando dentro del útero.
junio 13/2017 (agenciasinc.es)