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La mutilación genital femenina no es una práctica exclusiva de países subdesarrollados o en desarrollo, también se practica en el mundo industrializado, y de forma creciente: el número de mujeres víctimas de esta práctica en Alemania aumentó en casi un tercio desde finales de 2014.
Así lo constata un estudio del Ministerio alemán de la Familia y la organización Terre des Femmes, activa en la lucha por los derechos de las mujeres, que cifra en casi 50 mil las niñas que lo han sufrido en el país. Y entre mil 500 y cinco mil 700 más estarían amenazadas con ser sometidas a la mutilación genital.
Los expertos atribuyen el aumento a la acogida de numerosos refugiados por parte de Alemania sobre todo entre 2015 y 2016, ya que la mayoría de las niñas y mujeres afectadas proceden de Eritrea, Irak, Somalia, Egipto y Etiopía.
Sin embargo, ya antes de ese momento el tema afectaba también al país y sigue haciéndolo, señaló el secretario de Estado del Ministerio de la Familia, Ralf Kleindiek.
‘La mutilación genital femenina es una grave violación de los derechos humanos que las mujeres afectadas sufren durante toda la vida’, destacó la directora de Terre des Femmes en Alemania, Christa Stolle, al presentar el estudio.
‘Exigimos que todos los gobiernos de todo el mundo prohíban legalmente este ataque a la integridad de mujeres y niñas y lo combatan activamente’, señaló.
Durante la operación, considerada en muchos países un importante elemento del paso de niña a mujer, se corta el clítoris y los labios de la vulva parcial o íntegramente.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), unas 200 millones de mujeres y niñas están afectadas en todo el mundo.
La intervención provoca una serie de efectos como hemorragias, dolores al orinar, extremo dolor al mantener relaciones sexuales y con frecuencia complicaciones mortales a la hora de dar a luz o graves traumas emocionales. Además, una cuarta parte de las mujeres muere a consecuencia de la ablación.
A finales de 2016, Alemania aprobó una modificación legislativa que pretendía evitar las llamadas ablaciones vacacionales, en las que las familias viajaban a sus países de origen para que las niñas fueran allí sometidas a la ablación.
La ley prevé ahora retirar el pasaporte a quienes quieran viajar al extranjero con mujeres jóvenes con ese objetivo.
También en países africanos el procedimiento está cada vez más castigado. El Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) informó que desde 2008, 13 países aprobaron leyes que castigan la práctica. Regiones y comunidades de pueblos se obligaron también el año pasado públicamente a frenar la práctica.
La OMS exigió a los médicos que no realicen esta práctica. Muchos lo hacen sin embargo para evitar que las niñas sean sometidas a la ablación bajo condiciones nada higiénicas, explica Christina Pllitto, de la OMS. Pero la práctica viola toda ética médica.
La mutilación genital femenina se produce sobre todo en países africanos y asiáticos. De unos 200 millones de mujeres afectadas en todo el mundo, en torno a la mitad viven en Egipto, Etiopía e Indonesia. En Somalia, Guineta y Yibuti están afectadas más del 90 por ciento de las mujeres.
Quienes defienden la práctica alegan con frecuencia que sirve para garantizar la virginidad y la fidelidad sexual de una mujer y también está extendida la creencia de que aumenta la fertilidad. En muchos casos es también precondición para una boda.
De esta forma, muchas mujeres que la sufrieron insisten en repetir el rito con sus hijas, sin darse cuenta de los dolores a los que las condenan de por vida. En algunas ocasiones las mujeres incluso se vuelven estériles.
Para el estudio sobre Alemania elaborado para Integra, que comprende las organizaciones no gubernamentales contra la mutilación genital femenina, se recabaron datos del Ministerio para la Migración y los Refugiados y de Unicef, así como se entrevistó a mujeres en todo el país.
marzo 1/2017 (Notimex)