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Según revela este lunes un estudio publicado en PNAS, los llamados «superpropagadores», que representaron solo el 3 por ciento de afectados por la epidemia de ébola que sufrió África Occidental entre 2014 y 2016, fueron responsables del 61 por ciento del total de infecciones.
Los «superpropagadores», personas con mayor tasa de supervivencia ante una infección y mayor capacidad de propagar la infección, fueron responsables del 61 por ciento de casos en la epidemia de ébola que sufrió África Occidental entre 2014 y 2016. Los autores de esta investigación, que publican los resultados este lunes en PNAS, creen que su cálculo es conservador y que este porcentaje podría haber sido incluso mayor.
Los investigadores, coordinados desde la Universidad estadounidense de Princeton, señalan que los superpropagadores solo representaron el 3 por ciento de infectados en la epidemia. La publicación de este estudio pone de nuevo sobre la mesa la necesidad de localizar en epidemias a estos superpropagadores.
En el caso del ébola, los autores creen que estas personas con mayor capacidad de supervivencia y contagio de la enfermedad se ciñen a ciertos grupos de edad y tienen más relación con la comunidad que con los centros sanitarios. Si se hubieran localizado y se les hubiera podido controlar, podrían haberse evitado hasta dos tercios de las infecciones
El equipo de investigadores está formado por científicos de Princeton, pero también de la Universidad de Oregón y los Institutos Nacionales de Salud (Estados Unidos); la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y el Imperial College, en Reino Unido; la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
El concepto de superpropagadores no es nuevo. Su influencia se ha observado en diversos brotes y epidemias en el siglo XXI; jugaron un papel clave, por ejemplo, en la diseminación del síndrome respiratorio agudo grave (SARS).
Benjamin Dalziel, uno de los autores y profesor de Biología Poblacional en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Oregon, señala que este nuevo hallazgo da aún más importancia a los superpropagadores. El autor principal es Max Lau, de Princeton.
Dalziel dice que, en la epidemia de ébola, no hubo mucha transmisión una vez que las personas llegaron a los hospitales y centros de salud: «Fueron los casos que no vimos los que realmente condujeron la epidemia, en particular las personas que murieron en casa, sin llegar a un centro de atención».
Los autores añaden que los superpropagadores «cambiaron con el tiempo, a medida que la epidemia progresaba y conforme se implantaban las medidas de control».
febrero 15/2017 (diariomedico.com)