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Científicos de la Clínica Mayo descubrieron que dos medicamentos contra el cáncer ayudaron a perder peso a ratones con un alto índice de obesidad, a pesar de que consumían una dieta alta en grasas.
El estudio prepara el terreno para ampliar las investigaciones y explorar la forma en que estos mecanismos metabólicos pueden reducir la necesidad de imponer graves restricciones alimentarias en las personas con obesidad mórbida.
De acuerdo con los resultados de la investigación publicados en la reciente edición de la revista Oncotarget, los científicos analizaban la repercusión de la obesidad sobre el tratamiento para el cáncer y de manera accidental descubrieron que algunos fármacos contribuían a bajar de peso.
‘Nos sorprendió observar que cuando los ratones con obesidad mórbida recibieron tratamiento con ciertos fármacos contra el cáncer, esos fármacos no solamente apuntaron contra el cáncer, sino que también tendieron a resolver espontáneamente la obesidad, incluso sin dejar de atiborrarse de una alimentación alta en grasa’, señaló Peter Cohen, quien dirigió el estudio.
El inmunoterapeuta, junto con las doctoras Cheryl Myers y Sandra Gendler, destacó la importancia de investigar aún más para ver si se puede obtener el mismo resultado en pacientes con obesidad mórbida.
La investigadora Myers subrayó que dos sustancias empleadas en la quimioterapia, el metotrexato y la ciclofosfamida, pueden dosificarse para revertir la obesidad sin toxicidad detectable, incluso en ratones sin cáncer.
‘Curiosamente estos medicamentos ya se utilizan para tratar algunas condiciones no cancerosas, como la artritis reumatoide’, mencionó.
A su vez, la especialista Sandra Gendler expresó que ‘la facilidad con la que los ratones lograron perder peso, hasta sin dejar de consumir calorías de forma compulsiva, contrasta enormemente con la dificultad herculina que los pacientes con obesidad mórbida enfrentan al intentar conservar la pérdida de peso mediante restricciones alimentarias’.
Los investigadores identificaron múltiples efectos del metotrexato o de la ciclofosfamida que funcionaron juntos para acelerar la reducción del peso excesivo en los ratones, muy parecida a la capacidad de la quimioterapia de reducir transitoriamente los precursores de los glóbulos rojos y blancos.
‘Eso hizo que las calorías excesivas de la alimentación tuviesen que ir a algún otro lugar del cuerpo, en vez de al hígado’, agregó el doctor Cohen.
enero 27/2017 (Notimex)