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La tipificación molecular del cáncer de esófago sugiere que hay dos tipos de tumor tan marcadamente diferentes que deberían considerarse enfermedades distintas.
Una nueva clasificación molecular ha demostrado que hay dos tipos de cáncer de esófago: los tumores que se localizan en la parte superior del esófago, que son similares a los cánceres de cabeza y cuello, y los que se encuentran en la zona inferior, prácticamente indistinguibles de ciertos adenocarcinoma gástrico.
La tipificación parte de la Red de Investigación del Atlas del Genoma del Cáncer, y se publica en Nature. Peter W. Laird, profesor en el Instituto de Investigación Van Andel, en Michigan, y Adam Bass, del Instituto del Cáncer Dana-Farber, son los principales investigadores.
Desde hace décadas, el cáncer de esófago se clasificaba bajo el microscopio en dos grandes categorías: adenocarcinoma, más parecido a los tumores colorrectales y de estómago, y carcinoma de células escamosas, semejante a los de pulmón, piel y cabeza y cuello. Lo que aún no se conocía era en qué medida resultaban diferentes molecularmente ambas entidades y cuál era la relación entre el adenocarcinoma de esófago y el de estómago.
Con este trabajo, tras analizar 559 muestras de cáncer de esófago y gástrico de pacientes de todo el mundo, se demuestra que esos subtipos clínicos difieren mucho en el nivel molecular. «Este hallazgo sugiere que el hecho de que el tumor se origine en el esófago o en el estómago es menos relevante que sus características moleculares», aclara Laird.
A la luz de estos resultados, ya no parece necesario continuar con el debate sobre las demarcaciones entre adenocarcinoma gástrico y esofágico; en lugar de ello, ha de verse como una entidad singular, análoga al cáncer de colon. De hecho, el estudio revela que los adenocarcinomas esofágicos tienen una similitud molecular definitiva con los tumores gástricos de inestabilidad microsatelital, aquellos con significativas aberraciones cromosómicas estructurales.
Hay que destacar que la nueva clasificación implica además replantearse tanto los ensayos clínicos como los tratamientos. Los autores consideran que en concreto en el adenocarcinoma de esófago podrán explorarse nuevas combinaciones terapéuticas.
enero 11/2017 (diariomedico.com)