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La prevención, detección y tratamiento oportunos de las hepatitis virales son de vital importancia para reducir la prevalencia de la infección e índices de mortalidad, aseguró la Jefa de la Unidad de Hígado del Hospital Universitario (HU), Linda Muñoz Espinosa.
La especialista explicó que la hepatitis es una inflamación del hígado y la afección puede remitir espontáneamente o evolucionar hacia una fibrosis (cicatrización), una cirrosis y en casos extremos hasta un cáncer de hígado.
Muñoz Espinosa destacó que dicha área de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) ofreció este jueves talleres gratuitos al público en general, en el marco del Día Mundial contra la Hepatitis que se conmemoró ese día.
Especialistas ofrecerán charlas sobre factores de riesgo, diagnósticos, tratamientos y trasplante de hígado, indicó.
Mencionó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima en 500 millones, el número de personas infectadas con el virus de la hepatitis B y C, a nivel global.
Al año, más de 1.4 millones mueren a causa de estas infecciones, principalmente por desconocimiento y falta de procedimiento médico, subrayó.
En la actualidad, dijo, solo una de cada 20 personas que ha contraído una hepatitis vírica sabe que está infectada y solo se da tratamiento a una de cada 100 personas que la padecen.
Manifestó que la OMS urge a mejorar el conocimiento de estas enfermedades y aumentar el acceso a las pruebas de detección y al tratamiento.
Como parte de su compromiso con la salud y calidad de vida de la población, el HU también realizará exámenes para el diagnóstico oportuno, añadió.
La investigadora de la UANL destacó la importancia de la prevención, pero también de romper los estigmas que giran alrededor de esta enfermedad transmisible.
‘Es importante romper el estigma, existen muchas personas que pueden pensar que están en una misma habitación con una persona con hepatitis C y puede llegar a contagiarte y eso es falso, contagia el contacto con la sangre’, mencionó.
Detalló que los virus de la hepatitis son la causa más frecuente de las enfermedades del hígado, que también pueden deberse a otras infecciones, sustancias tóxicas -por ejemplo, el alcohol o determinadas drogas- y enfermedades autoinmunitarias.
La hepatitis A y E, añadió, son causadas por la ingestión de agua o alimentos contaminados, en tanto que las B, C y D se producen por el contacto con humores corporales infectados.
‘Son formas comunes de transmisión de estos últimos, la transfusión de sangre o productos sanguíneos contaminados, los procedimientos médicos invasores en que se usa equipo contaminado’, apuntó.
‘En el caso de la hepatitis B, continuó, es por la transmisión de la madre a la criatura en el parto o de un miembro de la familia al niño, y también el contacto sexual’.
Refirió que la infección aguda puede acompañarse de pocos síntomas o de ninguno, y también puede producir manifestaciones como la ictericia -coloración amarillenta de la piel y los ojos- orina oscura, fatiga intensa, náuseas, vómitos y dolor abdominal.
julio 29/2016 (Notimex)