abr
26
La Sociedad Española de Reumatología subraya la importancia de diagnosticar la uveítis de forma temprana, ya que si no se instaura un tratamiento adecuado, las consecuencias a largo plazo se traducen en complicaciones.
Dolor, enrojecimiento ocular, fotofobia, disminución de agudeza visual o visión de moscas volantes son algunos de los síntomas de la uveítis que deben alertar a una persona para acudir al oftalmólogo, según ha informado la Sociedad Española de Reumatología (SER), con motivo de la celebración del Curso básico de Patología Ocular Inflamatoria.
Se trata de una inflamación dentro del ojo que puede estar producida por causas propiamente oculares, infecciones o por enfermedades sistémicas. Además, puede afectar a una región anatómica del ojo o a varias regiones y, según la zona afectada y la causa que la produzca, el tratamiento y el pronóstico de la uveítis varía.
En concreto, se pueden distinguir varios tipos de uveítis según la zona anatómica del ojo afectada: las que se desarrollan en la parte anterior del ojo (uveítis anteriores), las que se desencadenan en el polo posterior del ojo (uveítis intermedias y uveítis posteriores) y las que afectan a ambas zonas (panuveítis).
«Los síntomas varían según el tipo de uveítis, en las anteriores se suele producir dolor, enrojecimiento ocular y fotofobia (intensa molestia ocular causada por la luz) de aparición más o menos brusca y pocas veces hay disminución de la agudeza visual y, si aparece, suele ser leve. En las posteriores la disminución de la agudeza visual es frecuente, hay visión de moscas volantes y ocasionalmente fotofobia, pero no suelen existir dolor ni enrojecimiento ocular. Algunos de estos síntomas pueden aparecer en otras enfermedades oculares, por lo que es importante acudir al oftalmólogo para que un diagnóstico y tratamientos correcto», ha señalado la organización.
En este sentido, los expertos han destacado la importancia de diagnosticar la uveítis de forma precoz, ya que si no se instaura un tratamiento adecuado, en ocasiones las consecuencias a largo plazo se traducen en complicaciones oculares como cataratas, glaucoma, edema macular e inflamación crónica que puede llevar, incluso, a la ceguera.
El médico que valora y diagnóstica la uveítis es el oftalmólogo pero las características especiales de muchos de los cuadros de inflamación ocular (relacionado con enfermedades autoinmunes) hacen que para su abordaje diagnóstico y terapéutico sea el conveniente el trabajo conjunto entre reumatólogos y oftalmólogos. Así, gracias a este abordaje común, se «disminuye» la variabilidad y se aumenta la efectividad, mejorando la capacidad diagnóstica y terapéutica.
Cumplir correctamente el tratamiento
Dicho esto, la asociación ha recordado que una de las cosas más importantes es el cumplimiento correcto del tratamiento tanto con las gotas oculares como si el tratamiento es por boca. «En muchas ocasiones las gotas oculares hay que ponerlas de forma frecuente, sobre todo al inicio del episodio, y algunas dejan dilatada la pupila todo el día y limita la actividad diaria. Pero es imprescindible hacerlo de forma correcta para el control de la inflamación y evitar complicaciones. Lo mismo con el tratamiento oral, que se suele poner cuando la uveítis es más grave por lo que el cumplimiento es más importante», ha apostillado.
Ahora bien, el control de la inflamación ocular con el tratamiento requiere un seguimiento estrecho sobre todo las primeras semanas del cuadro. Según sea la evolución el tratamiento va disminuyendo e incluso se puede suspender, aunque la uveítis es un cuadro que suele evolucionar en brotes, por lo que a pesar del control de la inflamación en muchas ocasiones se requiere seguimiento periódico y, si hay algún brote, se recomienda acudir a urgencias.
Del mismo modo, la SER ha avisado de que el tratamiento con los colirios puede producir dilatación pupilar lo que dificulta la vida diaria. De hecho, en las primeras semanas el ritmo de gotas puede ser «muy frecuente», por lo que se altera el ritmo diario. Además, la medicación oral que se utiliza en algunos casos para disminuir la inflamación, como los corticoides, también pueden producir problemas como nerviosismo, aumento del apetito y de peso.
Finalmente, la organización ha recordado que durante los brotes de uveítis no se permite el uso de lentillas, ha destacado la importancia de la higiene de manos y párpados y ha aconsejado dejar de fumar ya que los fumadores tienen dos veces más riesgo de padecerla.