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Demasiado azúcar consumido durante la adolescencia podría alterar el circuito de recompensa del cerebro. Esta es la conclusión a la que se ha llegado en un nuevo estudio en ratas.
Los resultados de este podrían aportar pistas clave para averiguar cuáles son exactamente los impactos a largo plazo del consumo excesivo de alimentos azucarados durante la adolescencia, más allá de la obvia consecuencia del sobrepeso y trastornos relacionados.
La investigación, realizada por el equipo de la Dra. Martine Cador, de la Universidad de Burdeos en Francia, muestra que el disfrute posterior de tales alimentos, durante la edad adulta, se ve reducido en aquellos que los consumieron más de la cuenta cuando eran jóvenes. Dicho de otro modo, una misma golosina no les provoca el mismo placer que ahora experimentaría si su consumo en la adolescencia hubiera sido moderado.
Cador y sus colegas encontraron que esta reducción en la sensación de gratificación se relaciona con una actividad disminuida en uno de los centros clave del circuito de recompensa del cerebro, llamado núcleo accumbens.
Tales alteraciones duraderas podrían tener importantes repercusiones relacionadas con desórdenes del circuito de recompensa, incluyendo las que a veces conducen a trastornos alimentarios o incluso a la drogadicción.
A pesar del incremento notable en el consumo de alimentos de sabor dulce durante la adolescencia, registrado en décadas recientes en las naciones industrializadas, las consecuencias a largo plazo que tal sobreexposición a lo dulce tiene sobre el circuito de recompensa del cerebro y el procesamiento por este de las sensaciones gratificantes, siguen siendo poco conocidas, tal como advierte al respecto la Dra. Cador.
En la investigación también han trabajado Fabien Naneix, Florence Darlot y Etienne Coutureau, todos ellos de la Universidad de Burdeos.
enero 22 / 2016 (Noticias de la ciencia)