Un equipo interdisciplinar de investigadores da con un péptido que, administrado una sola vez mediante inyección a las 24 horas de la exposición, aumenta significativamente la supervivencia.

La amenaza de un accidente nuclear, con el potencial de matar o herir a miles de personas, ha aumentado la conciencia mundial sobre la necesidad de encontrar medidas médicas que combatan los efectos de la exposición a altas dosis de radiación.

Un nuevo fármaco péptido, denominado TP508 y desarrollado por un grupo de científicos del Centro Médico de la Universidad de Texas, en Estados Unidos, ha demostrado su eficacia al ser administrado 24 horas después de una exposición potencialmente letal a la radiación nuclear. El trabajo aparece en la revista Laboratory Investigation, del grupo Nature.

Una sola inyección de TP508 aumenta significativamente la supervivencia y retrasa la mortalidad en ratones al contrarrestar el daño en el sistema gastrointestinal, un síndrome causado por la destrucción de la mucosa del intestino. Este tipo de daño disminuye la capacidad del cuerpo para absorber el agua y provoca desequilibrios en los electrolitos, infección bacteriana, derrame intestinal, sepsis y muerte.

«Minimizar el daño provocado por la radiación al intestino es fundamental en la recuperación de una persona expuesta, por lo que es crucial desarrollar nuevos medicamentos capaces de prevenir daños intestinales», explica Darrell Carney, profesor adjunto de Bioquímica y Biología Molecular en la universidad estadounidense.

El fármaco péptido TP508 fue desarrollado para su uso en la estimulación de la reparación de los tejidos de la piel, huesos y músculos. Previamente, se demostró su utilidad en la reparación de tejidos, estimulando el flujo sanguíneo, reduciendo la inflamación y la muerte celular.

En ensayos clínicos en humanos, el medicamento permitió mejorar la curación de las úlceras del pie diabético y fracturas de muñeca sin efectos adversos relacionados con el fármaco.

«Los resultados actuales sugieren que el péptido puede ser una contramedida efectiva en una emergencia nuclear, que podría ser administrada 24 horas después de la exposición para aumentar la supervivencia y demorar la muerte, para dar a las víctimas tiempo para llegar a las instalaciones que cuentan con tratamiento médico avanzado», concluye Carla Kantara, de la Universidad de Texas y autora principal de la investigación.

agosto 26/ 2015 (JANO)

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