Científicos del Imperial College London, en Reino Unido, en colaboración con la Universidad de Pekín en China, la Universidad Estatal de Pennsylvania y la Universidad de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos, han descubierto una grieta en la armadura de insectos que causan enfermedades, a través de una nueva proteína que controla las defensas bacterianas. Estos descubrimientos se han publicado en la revista «Science».

Las bacterias reaccionan a situaciones estresantes, como quedarse sin nutrientes, sufrir un ataque de antibiótico o encontrarse con el cuerpo huésped de un sistema inmunológico, con diferentes mecanismos de defensa. Estos incluyen construir una capa externa resistente, desarrollar estructuras defensivas en su superficie o a producir enzimas que rompan en ADN de un atacante.

Sigma34 activa las defensas de la bacteria

Esta nueva investigación demuestra que una proteína llamada sigma54 retiene a las defensas de una bacteria hasta que se encuentra con un fuerza, entonces la proteína reordena su estructura para activar las defensas. La cantidad de defensas que sigma54 controla en tan grande que los científicos intenta aprender rápidamente cómo bloquear su acción e inhabilitar algunas de las armaduras de la bacteria.

En esta investigación, los científicos usaron el Diamond Light Source, la instalación nacional británica de radiación sincrotrón, para explorar la estructura y función del sigm34. Las ARN-polimerasas (ARNP) son esenciales para permitir que las bacterias funcionen. Por ello, con el equipo de investigadores usó el Diamond Light Source para ver por primera vez como el sigma34 hace que el ARNP se coloque en el ADN bacteriano, donde estaría a punto de construir las defensas de la bacteria. El compuesto ARNP-sigma34 solo puede funcionar cuando es activado y los científicos han intentado descubrir cómo el sigma34 mantiene bajo control al ARNP, a un nivel molecular. Xiadong Zhan, de la Universidad de Londres explica que «las bacterias están desarrollando resistencias a los antibióticos y con el aumento de cepas resistentes a bacterias que causan enfermedades como la tuberculosis, es necesario encontrar nuevas formas de abordar este problema».

«Si podemos encontrar formas en las que aprovechar la habilidad del sigma34 para controlar las defensas de la bacteria, podríamos inhibir a la bacteria para que funcionen con normalidad, o prevenir que se defiendan a sí mismas.» » Usar el sigma34 y el ARNP para controlar las defensas podría ser una estrategia sofisticada para controlar la expresión genética», concluye Martin Buck, profesor de la Universidad de Londres.
agosto 27/2015 (Diario Médico)

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