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El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, llamó a los Gobiernos de todo el mundo a comprometerse a terminar con la fístula obstétrica y la marginación en la que este problema deja a muchas mujeres en las zonas más pobres.
La fístula obstétrica es un orificio que se produce entre la vagina y la vejiga o el recto en partos complicados y sin tratamiento adecuado, en los que la madre tiene dificultades para dar a luz porque tiene una pelvis estrecha o porque el bebé está mal colocado.
En la mayoría de casos el niño fallece y la mujer queda con las consecuencias de la fístula: el dolor crónico, la incontinencia y el ostracismo social.
«La fístula obstétrica es una lesión del parto devastadora, pero completamente evitable y, en muchos casos, tratable», recordó Ban en un comunicado con motivo del Día Mundial sobre este problema, que se celebró el sábado.
Según el diplomático surcoreano, el hecho de que la fístula siga dándose entre las mujeres y niñas más pobres y marginadas del mundo es «un escandaloso resultado de las desigualdades sociales, económicas y de género» y de la «denegación de los derechos humanos y de un acceso adecuado a servicios de salud reproductiva».
En Europa y América del Norte la fístula fue erradicada a finales del siglo XIX con la aparición de la cesárea, pero persiste en otras zonas del mundo, principalmente en África.
«Podemos y debemos poner fin a este sufrimiento innecesario», insistió Ban, que pidió a los líderes de los países afectados por el problema a renovar su compromiso de terminar con la fístula.
Para ello, recordó, cada país debe poner en marcha un plan nacional para combatirla y la comunidad internacional apoyar a quienes tienen menos recursos para aplicarlo.
Según la ONU, al menos dos millones de mujeres y niñas viven con el problema y cada año se dan entre 50 000 y 100 000 nuevos casos.
mayo 28/2015 (DPA)
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