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Un ojo electrónico puede aliviar la ceguera por retinosis pigmentaria (RP) cuando los pacientes no tienen dañado el nervio óptico y son capaces de percibir luz, además de haber tenido visión previamente. Ni es un ojo perfecto ni un ojo nuevo, ni produce una gran visión, pero sí un cambio importante en la interrelación del paciente con el entorno y la consiguiente mejora de calidad de vida, explica Jeroni Nadal, del Centro Oftalmológico Barraquer, en Barcelona, que hizo el primer implante en España.
El sistema Argus II consiste en fijar una placa sobre las capas internas de la retina, que tiene 24 terminaciones electroestimuladoras que llegan al nervio óptico, mediante impulsos nerviosos en la parte occipital del cerebro que el paciente interpreta como visión. Para que funcione son imprescindibles elementos externos: unas gafas con antena y cámara, en realidad una pequeña computadora cuyo software podrá modificarse e ir incorporando mejoras. «La visión que se adquiere es muy distinta de la nuestra, pues necesita un alto contraste para captar brillos y formas, además de requerir un periodo de entrenamiento para lograr distinguir formas cotidianas e integrarlas en su memoria visual», matiza Nadal, advirtiendo que el paciente verá, por ejemplo, un bulto que indica que hay una persona sentada pero no su cara.
El oftalmólogo valora el avance «como un paso inicial en el desarrollo de implantes retinianos que irán adquiriendo más definición y ampliando el campo de indicaciones».
marzo 4/2015 (Diario Médico)