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Los autores logran identificar genes mutados en el 96 % de los tumores analizados y confirmar, en el 76 %, la presencia de 2 o más genes modificadores de cromatina.
Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Stanford, de la Universidad de Nebraska, Estados Unidos, y del Centro de Investigación del Cáncer-Instituto de Biología Molecular y Celular del Cáncer, de Salamanca, publicado en “Procedings of the National Academy of Sciences” , ha descrito pormenorizadamente el patrón genético del linfoma folicular y su evolución mediante el análisis filogenético de una serie de biopsias tumorales.
“La dificultad radicaba en la enorme complejidad del sistema linfoide, por su localización en el cuerpo y por la implicación en el mismo de un gran número de líneas celulares y de mecanismos moleculares”, apuntan los autores en las conclusiones.
Los científicos han logrado identificar genes mutados en el 96 % de los tumores de linfoma folicular, y han confirmado la presencia, en el 76 %, de 2 o más genes modificadores de cromatina, mediante el análisis de células tumorales aisladas (purificadas).
Además, el equipo de investigación ha definido la jerarquía de las mutaciones somáticas aparecidas durante la evolución del linfoma folicular, mediante el análisis de biopsias de 22 enfermos. Entre todos los genes mutados analizados, destaca el gen CREBBP, cuya mutación es temprana y contribuye a evitar la vigilancia inmunológica.
El desarrollo de un cáncer no solo implica cambios en el crecimiento incontrolado de determinadas células, sino que también implica que las células cancerígenas no sean reconocidas por el sistema inmunológico.
Los autores concluyen: “CREBBP permite explicar el mecanismo de evolución del linfoma folicular. Asimismo puede ser una buena diana terapéutica para el desarrollo de nuevos fármacos”.
El linfoma folicular es uno de los más de 20 linfomas no hodgkinianos. Se trata de un cáncer incurable con los tratamientos convencionales y con una evolución clínica caracterizada por recaídas tras la terapia. Desde el punto de vista genético, se caracteriza por la translocación del protooncogén BCL2 y genes implicados en la modificación de la cromatina.