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La inmunoterapia puede aprovecharse de las sinergias de otros tratamientos e integrarse en la terapéutica.
«La inmunoterapia del cáncer representa un nuevo paradigma en el conocimiento del cáncer y de su tratamiento que, por otra parte, ya ha generado un incremento real de la supervivencia en algunas enfermedades y pacientes. Por ello es necesario profundizar más en esta vía», ha señalado a DM José Antonio López Martín, responsable de la Unidad de Melanoma, Sarcomas y Estudios Clínicos en Fase Precoz, del Servicio de Oncología Médica del Hospital 12 de Octubre, de Madrid, que ha coordinado el simposio que OncoSur ha celebrado en Madrid, bajo la presidencia de Hernán Cortés Funes, dedicado precisamente a la inmunoterapia del cáncer.
A su juicio, los anti CTLA-4, los anti PD-1/PD-L1, por ejemplo, han mostrado su efectividad en melanoma.
Pero es que, además, estos mismos anticuerpos ya están presentando resultados alentadores en tumores no melanoma, «como pulmón, próstata, riñón, vejiga y mama». Pero insiste en que «no hay que olvidar que aún es decisivo determinar los mecanismos concretos favorecedores o no de la respuesta inmune porque cada tumor y cada paciente son diferentes. Este es un objetivo de OncoSur».
En este simposio se han dado cita expertos nacionales e internacionales en el manejo de la respuesta inmune. Por ejemplo, Periklis Foukas, del Centro Ludwig de Investigación del Cáncer, en Lausana, Suiza, ha expuesto el papel de la inmunopatología para «conocer rasgos inmunológicos del tumor. Hasta el momento, los patólogos realizan el diagnóstico histológico convencional; más recientemente se ha incorporado el molecular. La tercera dimensión es conocer cómo se comporta el estroma inmunológicamente frente al tumor: qué tipo de respuesta hay, si es que existe. «Este aspecto es importante para establecer pronóstico y tal vez para la respuesta a fármacos. La inmunopatología es importante y necesita un estímulo en España», incide López Martín.
Reconocer antígenos
Abhishek Garg, de la Universidad de Lovaina, en Bélgica, ha expuesto las bases para que la inmunoterapia, desarrollada como monoterapia, se integre en la realidad terapéutica. «Algunos fármacos, incluso quimioterapias convencionales, así como la radioterapia, radiofrecuencia o cirugía, pueden modular el sistema inmune incrementando una oferta de antígenos. Podemos aprovecharnos de este fenómeno para combinarlo con otras inmunoterapias diferentes. Por ejemplo, quimioterapias antiguas, como adriamicina, producen una presentación de antígenos que pueden ser reconocidas por el sistema inmune si éste es activado».
Nuevo grupo español de investigación
Michele Maio, del Hospital Universitario de Siena (Italia), expuso la importancia de los biomarcadores predictivos en inmunoterapia del cáncer, como presidente de la Red italiana de Inmunoterapia. En nuestro país se está formando el Grupo Español de Terapias Inmunobiológicas en Cáncer (Getica), que presidirá López Martín, cuyo primer evento se celebrará dentro de unos meses en Sevilla y que pone de manifiesto la trascendencia que ha retomado la investigación inmunológica.
febrero 7/2015 (Diario Médico)