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Un equipo de investigadores de la Universidad de Washington (Estados Unidos) ha publicado en «Nature» que es posible encerrar el parásito del paludismo en una ‘prisión’ creada por sí mismo.
Cuando el parásito del paludismo invade los glóbulos rojos, toma parte de la membrana de la célula huésped para construir un compartimento protector. Para crecer, sustrae alimento y vierte sus desechos, entonces el parásito comienza una serie de renovaciones mayores que transforman los glóbulos rojos en un entorno adecuado. Un nuevo estudio revela que las proteínas que producen estas renovaciones atraviesan un poro del compartimento del parásito para entrar en el eritrocito rojo. Cuando los científicos interrumpieron este pasaje a través del poro, el parásito paró de crecer y murió.
Un estudio aparte realizado por investigadores de la Universidad de Deakin (Australia), publicado también en «Nature«, enfatiza la importancia del poro en la supervivencia del parásito. Los investigadores piensan que bloqueando el poro el parásito queda aprisionado e incapaz de adquirir los recursos de los glóbulos rojos o depositar sus desechos.
En el nuevo estudio, Daniel Goldberg y su equipo de la Universidad de Washington estudiaron la proteína de choque térmico 101 (HSP101). Estudios previos habían sugerido que la HSP101 podía estar involucrada en la secreción de proteínas. Los investigadores desactivaron HSP101 en cultivos celulares esperando bloquear la descarga de algunas proteínas palúdicas. Consiguieron bloquearlas a todas.
El equipo de investigadores piensa que HSP101 prepara a las proteínas palúdicas para segregarse a través del poro que da paso a la entrada al eritrocito. Un equipo de investigadores del Burnet Institute (Australia) neutralizó el parásito en una técnica similar desactivando otra proteína involucrada en el procedimiento. «Esto sugiere que hay múltiples componentes en el proceso que pueden convertirse en objetivos para futuros fármacos», concluye Goldberg.
julio 17/2014 (Diario Médico)