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Una cefalosporina combinada con un inhibidor de las betalactamasas se postula como alternativa para tratar patógenos Gram negativos resistentes.
La combinación de un nuevo antibiótico, ceftolozane, con tazobactam, que es un inhibidor de las betalactamasas, se postula como una buena alternativa para tratar las infecciones intrabdominales y las infecciones complejas del tracto urinario causadas por determinados patógenos de tipo Gram negativo que son resistentes a otros fármacos, según los resultados de un ensayo clínico en fase III que ha presentado la empresa biofarmacéutica Cubist durante el XXIV Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (Eccmid), que se celebra estos días en Barcelona con más de 10 000 participantes.
Este fármaco podría convertirse en una nueva herramienta para combatir las infecciones causadas por Pseudomonas aeruginosa, E. coli y Klebsiella pneumoniae, que representan cerca de un tercio de los patógenos y un 70 % de los del tipo Gram negativo que causan diversos tipos de infecciones y cuyas cepas desarrollan con frecuencia resistencia a las cefalosporinas. En este caso, el inhibidor que se añade permite que surta efecto incluso en esos casos, según ha explicado a Diario Médico Jesús Rodríguez-Baño, director de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen Macarena, en Sevilla, miembro la junta directiva de la Sociedad Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (Eccmid) y coordinador científico de la Red Española de Investigación de Patologías infecciosas (Reipi).
Su grupo de trabajo se centra en buscar nuevas alternativas para tratar las infecciones bacterianas ante el aumento constante de resistencias por parte de diversos patógenos que han motivado incluso una reciente alerta por parte de la Organización Mundial de la Salud.
Uno de sus más recientes trabajos ha demostrado que la piperacilina en combinación con tazobactam es una buena alternativa a los carbapenemas, antibióticos de amplio espectro que se consideran «de rescate» para infecciones complicadas. No obstante, los últimos informes indican que más de la mitad de la población en algunos países no responde a estos fármacos, lo que representa uno de los principales retos de la especialidad, según se ha debatido en el congreso.
Otro de los proyectos españoles, financiado con un Fondo de Investigación Sanitaria (FIS) del Instituto de Salud Carlos III, es un ensayo clínico que compara la fosfomicina -un antibiótico muy usado en los años sesenta y que ahora se considera de los olvidados al carecer de patente- con el de amplio espectro meropenem. Se trata de uno de los primeros trabajos de la era moderna que apuesta por esta molécula, que actualmente no se suele usar.
mayo 12/2014 (Diario Médico)