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El científico Joan Massagué ha descubierto un mecanismo que parece ser imprescindible para que las células cancerosas se extiendan a otros órganos. Si se consigue inactivar este mecanismo, explica Massagué, podrían evitarse una parte sustancial de las metástasis y reducir de manera significativa la mortalidad del cáncer, informa «La Vanguardia» en su edición digital. El laboratorio que dirige el científico catalán en el Memorial Sloan Kettering, de Nueva York (Estados Unidos), ya ha empezado a trabajar en el desarrollo de anticuerpos que impidan las metástasis y tiene previsto ensayarlos en ratones. Aunque los resultados son prometedores, Massagué advierte de que “no será fácil” y que “el éxito no está asegurado”.
Las metástasis son la causa de la mayoría de muertes por cáncer, recuerda el investigador, ya que gran parte de tumores primarios no afectan a órganos vitales, pero las metástasis sí lo hacen. Por esta razón, a principios de la década pasada Massagué tomó la decisión de no seguir estudiando los tumores primarios y centrarse en el estudio de las metástasis. Ahora, diez años después de volcarse en este ámbito, tiene ante sí lo que parece ser un «mecanismo general de colonización de las metástasis”, según declaró al rotativo barcelonés.
Los últimos resultados del hallazgo, publicados en la revista «Cell«, explican cómo los cánceres de mama y los de pulmón crean metástasis en el cerebro. En los próximos meses, Massagué confía en demostrar que la extensión a otros órganos, aun causadas por otros tipos de tumor, se basan en el mismo mecanismo. “Si esto es así, como sospechamos, daría pie a desarrollar fármacos específicos contra las metástasis”.
La piedera angular del mecanismo que ha identificado el equipo de Massagué es la plasmina, una enzima de la que se conocían sus efectos anticoagulantes. En el cerebro, la plasmina tiene además un efecto protector frente a agresiones externas como -entre otras- las células cancerosas que llegan de otros órganos a través de la sangre.
La plasmina, según han descubierto los investigadores del Memorial Sloan Kettering, tiene una doble acción protectora frente a las células cancerosas. Por un lado, impide que se adhieran a la pared externa de los vasos sanguíneos y formen un nuevo tumor. Por otro, provoca la autodestrucción de las células tumorales.
Una molécula de propiedades adhesivas: L1CAM
Este mecanismo elimina un elevado porcentaje de las células tumorales que acceden al cerebro, lo que explicaría que las metástasis se formen más tarde en el cerebro que en otros órganos. Sin embargo, algunas de esas células tumorales (una minoría) acaban generando un escudo para protegerse del ataque de la plasmina, recuperando así la capacidad de adherirse a los vasos sanguíneos. Para ello, utilizan una molécula llamada L1CAM que tiene propiedades adhesivas. Además, no se autodestruyen.
Massagué cree que el uso de un fármaco capaz de bloquear la molécula L1CAM evitaría que las células cancerosas se adhirieran a los vasos sanguíneos. De hecho, su equipo de investigación ya está diseñando un anticuerpo contra L1CAM con el objetivo de ensayarlo en ratones.
Falta comprobar, por supuesto, que el mecanismo que origina las metástasis en el cerebro sea el mismo que origina las metástasis en otros órganos. “Nuestra hipótesis es que, en muchos casos, las células iniciadoras de metástasis deben ser capaces de interactuar de este modo con los vasos sanguíneos, por lo que es probable que el mecanismo sea el mismo”.
marzo 5/2014 (JANO.es)