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Las personas de mediana edad que tengan la mala suerte de que sus dos progenitores sufran de alzhéimer podrían tener otra cosa por la que preocuparse: un aumento del riesgo de sufrir cambios cerebrales tempranos relacionados con el alzhéimer.
En un nuevo estudio, los investigadores descubrieron que, de más de 50 adultos en buen estado de salud, aquellos cuyos dos progenitores estaban afectados por el alzhéimer tenían más probabilidades de presentar ciertas anomalías en los exámenes cerebrales.
Los investigadores afirmaron que el significado completo de los hallazgos, que aparecieron en la revista Neurology (doi: 10.1212/WNL.0000000000000181), no está claro porque todavía no se sabe si estos cambios tempranos acabarán siendo definitivamente alzhéimer en toda regla.
En lugar de eso, el estudio buscaba encontrar cambios en el cerebro que han sido vinculados con el alzhéimer: los depósitos de una proteína llamada beta amiloidea y un adelgazamiento de la materia gris del cerebro, el tejido que actúa, básicamente, como el centro de procesamiento de la información del cerebro.
«Algunos de estos mismos cambios cerebrales que vemos en el alzhéimer pueden verse también en personas sanas más jóvenes», comentó la investigadora principal, Lisa Mosconi, profesora de psiquiatría y asistente de investigación en el Centro Médico Langone de la NYU, en la ciudad de Nueva York.
Pero todos los participantes del estudio (la mayoría de los cuales tenían de 40 a 59 años) tenían una función mental normal.
El Dr. Ronald Kanner, neurólogo que no participó en el estudio, afirmó que todavía no se sabe si estos cambios cerebrales pueden realmente predecir si alguien tendrá alzhéimer.
Lo que ahora se necesita es realizar un seguimiento a largo plazo para ver si estos indicadores de los cambios cerebrales sí dan advertencias tempranas por las que las personas están en riesgo, dijo Kanner, presidente de neurología en el Hospital Universitario de North Shore, en Manhasset, Nueva York.
Mosconi se mostró de acuerdo. «Solo porque tengan estos (indicadores) no significa que tendrán alzhéimer», indicó. «Sabemos que muchas personas mayores con la patología cerebral del alzhéimer no llegan a tener demencia».
Aun así, Kanner calificó los hallazgos como «bastante significativos». Y aunque los participantes del estudio no tenían demencia, los resultados se suman a la evidencia de que la genética juega un papel en la forma común de alzhéimer, comentó.
Hace mucho que se sabe que una forma rara de la enfermedad que se presenta antes de los 65 años, llamada alzhéimer familiar de aparición temprana, es provocada por mutaciones genéticas transmitidas del progenitor al hijo.
Pero, dijo Kanner, esta última investigación sugiere que también hay un componente genético en el alzhéimer «de aparición tardía», que es más común.
Los estudios han hallado que los adultos mayores que tenían un progenitor con alzhéimer tenían un riesgo más alto de contraerlo que aquellos cuyos dos progenitores no tienen la enfermedad. Y el riesgo es incluso mayor cuando ambos progenitores tienen alzhéimer.
Por suerte, la situación afecta a menos del 5 % de las personas adultas, dijo Mosconi.
Pero, indicó, sería prudente incluir a esos individuos en los estudios futuros que evalúen formas de prevenir el alzhéimer.
Para el presente estudio, el equipo de Mosconi reclutó a 52 adultos sanos para que se sometieran a pruebas de IRM y TEP del cerebro. Fueron divididos en cuatro grupos de 13: aquellos cuyos dos progenitores tenían alzhéimer; aquellos cuya madre tenía la enfermedad; aquellos cuyo padre tenía la enfermedad, y aquellos cuyos progenitores no tenían alzhéimer.
En general, el estudio halló que los del grupo con dos padres afectados mostraron más anomalías cerebrales relacionadas con el alzhéimer. Tenían, por ejemplo, entre un 5 y un 10 % más de depósitos de beta amiloidea que los otros tres grupos. También tenían un volumen inferior de materia gris y un metabolismo más lento de glucosa, el principal combustible del cerebro.
En general, según Mosconi, el estudio encontró un patrón de «dosis del progenitor»: las personas con dos progenitores afectados por el alzhéimer tenían los niveles más altos de los indicadores de la enfermedad, seguidas por las personas cuya madre tenía la enfermedad y luego por aquellas cuyo padre tenía la enfermedad.
Otro experto opinó que el hallazgo de que las personas del grupo en que solo la madre estaba afectada tenían un riesgo mayor es interesante.
Las investigaciones pasadas han sugerido que el riesgo de alzhéimer de las personas podría ser mayor cuando la madre (más que el padre) tenía la enfermedad, comentó Jeremy Silverman, profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina Icahn del Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York.
Si eso es cierto, podría ofrecer pistas sobre las causas genéticas del alzhéimer, señaló. Por ejemplo, hay un tipo de ADN (llamado DNA mitocondrial) que se hereda solo de las madres.
De momento, los hallazgos no tienen un uso en el mundo real.
«Evidentemente, no le van a medir estos (indicadores) en este instante», comentó Kanner.
Incluso si estos indicadores resultan ser predictores de un riesgo más alto de alzhéimer, en la actualidad no hay nada que los médicos puedan hacer al respecto.
Si los investigadores pueden elaborar medicamentos que ayudan a prevenir la enfermedad, indicó Mosconi, se puede imaginar un futuro en que las personas con antecedentes familiares fuertes de enfermedad de Alzheimer realicen un escáner cerebral en busca de marcadores tempranos de la enfermedad.
La situación ideal, comentó, sería dar tratamientos preventivos a las personas con un riesgo alto de alzhéimer que todavía no presenten los síntomas.
Silverman indicó que los investigadores están buscando varias maneras de intervenir de forma temprana. Hasta ahora, dijo, «los esfuerzos de intervención en los (pacientes) que ya están mostrando señales clínicas de alzhéimer han fracasado en gran medida a la hora de tratar significativamente la enfermedad».
De momento, comentó Mosconi, las personas con antecedentes familiares fuertes de alzheimer pueden centrarse en tomar las medidas recomendadas por todo el mundo en cuanto al estilo de vida, como llevar una dieta sana y hacer ejercicio regularmente.
Hay estudios que han vinculado los mismos factores que pueden dañar al corazón (como la hipertensión, hipercolesterolemia, la obesidad y la diabetes) con un riesgo mayor de alzhéimer.
Estos estudios, y la investigación más reciente, no prueban que haya causalidad. Pero, según Mosconi, hay muchas otras razones para mantener un estilo de vida sano.
febrero 12/2014 (Medlineplus)
Mosconi L, Murray J, Tsui WH, Li Y, Spector N, Goldowsky A.Brain imaging of cognitively normal individuals with 2 parents affected by late-onset AD.Neurology. 2014 Feb 12.