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La técnica Dignicap mantiene las células del cuero cabelludo con metabolismo basal bajo durante la QT.
La incidencia del cáncer de mama está aumentando en todo el mundo. Sólo en España, cada año se diagnostican más de 24 000 nuevos casos, aunque el incremento también se ha acompañado de un notable aumento de la supervivencia y de curaciones. De hecho, «cuando los diagnósticos son iniciales y el tratamiento es específico, se puede hablar del 90-95 % de curaciones», afirma Armando Tejerina, director científico del Centro de Patología de la Mama-Fundación Tejerina, que atiende anualmente a 50 000 pacientes.
Los avances en cáncer de mama incluyen necesariamente la mejora de la calidad de vida de las pacientes y el aspecto físico es una prioridad en el abordaje de la enfermedad. La cirugía conservadora y las técnicas reconstructivas evitan el estigma de la mutilación en la mayoría de las mujeres. Sin embargo, aún es casi inevitable la alopecia provocada por la quimioterapia (QT), que «aparece en el 86 % de las pacientes que llevan seis meses con QT y que tiene importantes repercusiones socioemocionales», señala la oncóloga Ana de Lara, del CPM-Fundación Tejerina.
El enfriamiento del cuero cabelludo durante el tratamiento podría prevenir la caída del cabello, aunque los cascos y geles que se utilizan para bajar la temperatura provocan dolores de cabeza e incluso quemaduras por frío que disuaden de su empleo.
Control de la absorción
El centro madrileño ha comenzado una experiencia piloto con la técnica Dignicap, distribuida por la empresa japonesa Sysmex, que intenta mantener las células del cuero cabelludo con un metabolismo basal muy bajo durante la administración intravenosa del citostático y cuando alcanza su máxima concentración en la sangre para impedir su absorción. «Con este sistema se hace una refrigeración controlada y continuada del cuero cabelludo de forma que, progresivamente, y antes de comenzar con la administración de la QT, las células del cuero cabelludo estén a 5 grados, que es la temperatura adecuada para que no absorban el fármaco», explica Lara. Unos sensores ayudan a mantener la temperatura constante y de manera uniforme por el cuero cabelludo durante toda la terapia. La temperatura se recupera gradualmente al concluir el tratamiento.
La técnica es nueva en nuestro país pero ya se ha evaluado en más de 6000 pacientes de Asia, Europa y América del Sur. «El cabello de la paciente no está como antes de la quimioterapia, pero se mantiene lo suficiente como para que la paciente no necesite peluca», asegura la oncóloga, que ha anunciado que su grupo va a comenzar en los próximos meses un estudio clínico con Dignicap, en el que un equipo de dermatólogos externos al centro evaluará los resultados.
octubre 14/2013 (Diario Médico)