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Un grupo de expertos demostró que la oxitocina, conocida como la hormona del amor, influye en las relaciones de persona a persona y pudo haber evolucionado hacia áreas relacionadas con la afinidad grupal.
Según la revista especializada Nature ( doi:10.1038/nature12518), los científicos ya conocían que esta hormona desempeñaba un papel relevante en la formación y mantenimiento de los lazos entre una madre y un hijo, así como en los apegos sexuales.
Sin embargo, sugiere además que los resultados de esta investigación abren las puertas a posibles nuevos tratamientos para el autismo y otros trastornos neuropsiquiátricos como la esquizofrenia.
Los especialistas desentrañaron las complicaciones neuropsicológicas que respaldan el papel de la oxitocina en las interacciones sociales.
Con este objetivo, se centraron en los acontecimientos biomecánicos que tienen lugar en una región del cerebro llamada núcleo accumben, la cual resulta muy importante para los sistemas de recompensa.
De igual forma, realizaron experimentos sobre el comportamiento de ratones machos, los cuales revelaron que los animales preferían estar con amigos que solos.
Lo anterior favoreció para que los especialistas detectaran la hormona del amor en los ratones y procedieran a bloquearla.
Como resultado, se disminuyó significativamente el apetito de socialización de estos animales.
En el estudio, los investigadores también detectaron que la oxitocina causa la liberación de otro químico del cerebro muy importante llamado serotonina.
Según los autores, la combinación de ambas es lo que se necesita para la recompensa social.
Investigaciones previas plantean que las hormonas son sustancias secretadas por células especializadas.
Asimismo, resultan mensajeros químicos del cuerpo y viajan a través del torrente sanguíneo hacia los tejidos y órganos.
septiembre 12/2013 (PL)
Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2013 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»
Gül Dölen, Ayeh Darvishzadeh, Kee Wui Huang, Robert C. Malenka. Social reward requires coordinated activity of nucleus accumbens oxytocin and serotonin. Nature 501, 179–184. 12 Sept 2013