Los científicos han descubierto que mutar un gen relacionado con el olfato en los mosquitos impide su capacidad de detectar a los humanos y a otras presas de sangre caliente utilizando ese sentido.

Los investigadores dijeron que los hallazgos, que aparecen en la revista Nature (doi:10.1038/nature12206.), muestran con claridad la importancia del olfato respecto a las «preferencias de caza» de los mosquitos. Y esperan que los resultados preparen el camino para unas mejores armas contra los mosquitos que transmiten enfermedades como el paludismo y la fiebre del dengue.

Se sabe bien que ciertos mosquitos «se especializan en los humanos», señaló Leslie Vosshall, profesora de la Universidad de Rockefeller, en la ciudad de Nueva York, e investigadora principal del estudio.

Dado que dedican su tiempo a pasar de una persona a otra, apuntó, son los mosquitos responsables de propagar enfermedades como el paludismo, que mató a casi 700 000 personas en todo el mundo en 2010, según los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) de EE. UU.

Los científicos han supuesto que el olor tiene mucho que ver con la forma en que los mosquitos detectan a las personas. Se ven atraídos por otros factores, como el calor corporal y el dióxido de carbono exhalado por las personas, pero otras criaturas de sangre caliente también emiten esas pistas.

«Ninguno de esos factores sería tan importante como el olor», aseguró Vosshall.

Y el equipo de Vosshall halló una prueba genética clara de la importancia del olor. En experimentos con una cepa de mosquitos portadores de enfermedades, los investigadores pudieron «eliminar» un gen que tiene que ver con la detección del olor. ¿El resultado? Los bichos perdieron la capacidad de distinguir entre los humanos y los conejillos de indias.

No resulta sorprendente que los receptores de olor de los mosquitos sean esenciales en su preferencia por los humanos, comentó Michael Slotman, que estudia a los mosquitos transmisores de enfermedades y que no participó en el estudio.

Pero los hallazgos ofrecen detalles importantes sobre los sistemas de detección del olor de los insectos, según Slotman, profesor asistente de entomología de la Universidad de Texas A&M en College Station, Texas.

Dijo que los resultados plantean la posibilidad de usar la modificación genética para alterar las poblaciones de mosquitos en ciertas áreas donde las enfermedades transmitidas por los mosquitos son endémicas. «La idea que subyace a este método es que las poblaciones naturales de mosquitos sean reemplazadas por poblaciones que portan un gen que modifica su preferencia en cuanto a los huéspedes, de forma que ya no prefieran a los humanos», planteó Slotman.

Sin embargo, esto es tan solo una especulación. Y Slotman añadió que «por supuesto, hay posibles complicaciones».

Una pregunta, comentó, es si los mosquitos con una detección olfativa sustancialmente afectada sobrevivirían en libertad. E incluso si los mosquitos modificados sobrevivieran, ¿cuál sería el impacto? Si las personas siguieran siendo el objetivo de picaduras más abundante y apetitoso, ¿se reduciría significativamente la «tasa de picaduras en los humanos»?, se preguntó Slotman.

Por su parte, Vosshall dijo que ella y sus colegas no tienen planes «de dar rienda suelta a una raza de mosquitos mutantes». En vez de eso, dijo que espera que una comprensión más clara sobre la genética de los mosquitos y sus preferencias de cacería ayude en el desarrollo de unos mejores repelentes contra los insectos.

Sin embargo, no es útil para las personas que intentan enmascarar su aroma. Vosshall anotó que los humanos tienen un olor y no pueden cambiarlo.

En una segunda parte del estudio, su equipo halló que los mosquitos mutantes se veían atraídos a la piel humana incluso cuando estaba protegida por el DEET, un repelente común contra los insectos.

Vosshall dijo que «si se unta el brazo con DEET, los mutantes siguen entusiasmados con la piel humana. Pero una vez aterrizan, se van volando».

Aseguró que esto indica que la «vía del olor» debe ser una forma importante mediante la cual el DEET funciona. Pero no es la única. El repelente también realiza algún tipo de acción una vez los insectos tocan la piel, dijo Vosshall.

El DEET se ha usado ampliamente como repelente contra los insectos durante unos 50 años, pero nadie está seguro de cómo funciona, anotó Vosshall.

Slotman dijo que según esta investigación y otras anteriores, el DEET parece tener «varias modalidades de acción».

Según los CDC, tan solo la malaria infectó a 219 millones de personas en todo el mundo en 2010, matando a 660 000, mayormente a niños en África Subsahariana.

En los años 50 se inició una campaña para erradicar la malaria en todo el mundo, pero fracasó, en parte porque los mosquitos desarrollaron resistencia a los insecticidas utilizados para eliminarlos.
mayo 30/2013 (Medlineplus)

Matthew DeGennaro, Carolyn S. McBride, Laura Seeholzer, Takao Nakagawa, Emily J. Dennis, Leslie B. Vosshall. orco mutant mosquitoes lose strong preference for humans and are not repelled by volatile DEET. Nature,  29 May 2013

junio 3, 2013 | Dra. María T. Oliva Roselló | Filed under: Enfermedades transmisibles, zoonosis | Etiquetas: , , |

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