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Los accidentes de tráfico causan 1,24 millones de muertes cada año, una cifra que aunque se mantiene estable desde hace tres años es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como «inaceptable» por ser demasiado elevada.
A ellos se deben sumar los 50 millones de heridos que ese tipo de episodios ocasionan, de los que muchos quedan discapacitados de por vida.
Entre los jóvenes de 15 a 29 años los accidentes de tráfico son la principal causa de mortalidad y, en general, son la octava causa de muerte entre personas de todas las edades.
En su informe «La Situación Global de la Seguridad Vial 2013″, presentado en Ginebra, la OMS rescata como un dato positivo que la estabilización del número de accidentes se ha conseguido pese a que en el mismo periodo los vehículos registrados aumentaron un 15 %.
A pesar de esta tendencia, los expertos ya adelantan que si no se toman medidas urgentes, los accidentes automovilísticos pasarán del puesto ocho al quinto entre las mayores causas de decesos en el mundo en 2030.
Según la OMS, resulta necesario que más países adopten leyes integrales de seguridad vial, que deben incluir principalmente medidas con respecto al exceso de velocidad, la conducción bajo los efectos del alcohol, la utilización de cascos en el caso de los motociclistas, del cinturón de seguridad y de sistemas de retención de niños.
Actualmente solo el 7 % de la población mundial está cubierta por legislaciones de ese tipo.
En los tres últimos años, 88 países lograron reducir el número de víctimas de carreteras, pero en 87 aumentaron el número de muertes por accidente de tráfico.
Por regiones, África tiene la mayor tasa de mortalidad por accidentes de tráfico, con 24,1 casos por cada 100 000 habitantes, mientras que en el otro extremo se ubica Europa, con una tasa de 10,3 víctimas.
En América, la tasa es de 16,1 muertos en accidentes viales por cada 100 000 personas.
En cuanto a las víctimas, la mitad de los fallecidos son los llamados «usuarios vulnerables de la vía pública», es decir, peatones, ciclistas y motociclistas, por lo que se insta a los gobiernos a mejorar su seguridad.
Asimismo, se destaca al transporte público como una alternativa para lograr una mayor seguridad y reducir la congestión del tráfico, y se recomienda reducir el límite de velocidad máxima permitida a 50 kilómetros por hora en zonas urbanas y a 30 en zonas de gran concentración.
Gobiernos de todo el mundo proclamaron en 2010 el «Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2011-2020″, cuyo objetivo primordial es estabilizar y luego reducir la mortalidad en este ámbito, lo que se traduciría en cinco millones de vidas salvadas en ese periodo.
De los 182 países de los que se recogieron datos, solo 39 consideran que sus normas respecto a la conducción bajo los efectos del alcohol es buena, una cifra que «es urgente mejorar», según la OMS.
Asimismo, solo 90 países disponen de normas sobre el uso del casco, a pesar de que podría reducir el riesgo de muerte en un 40 % y en un 70 % el riesgo de lesiones graves.
La utilización del cinturón de seguridad es obligatorio para todos los pasajeros en 111 países, es decir, para el 69 % de la población mundial.
Su mayor ventaja es que limita el riesgo del conductor y de los pasajeros de los asientos delanteros de sufrir lesiones mortales entre un 40 y 50 %, y entre un 25 a un 75 % para los pasajeros ubicados en la parte posterior del vehículo.
La mayoría de países de ingresos altos sí disponen de leyes que regulan el uso de sistemas de retención de niños, que reducen la mortalidad en un 70 % entre los lactantes, y del 54 al 80 % entre los niños pequeños.
marzo 14/2013 (EFE)
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