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La enfermedad sigue presente en 150 países en los que se detectaron 219 075 nuevos casos. El domingo se celebra el Día Mundial contra la lepra para concienciar sobre su impacto.
A pesar de las creencias populares, la lepra es una dolencia curable, causada por el bacilo Mycobacterium leprae, y poco contagiosa. Lejos de ser erradicada sigue aún muy presente en 150 países, donde se detectaron 219 075 nuevos casos en 2011, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, las cifras podrían ser mayores, ya que en países como Nigeria o Tanzania los gobiernos no han ofrecido datos. Si los pacientes no son tratados, aparecen lesiones en la piel, los nervios, las extremidades y los ojos.
Con motivo del Día Mundial contra la Lepra, que se celebra el domingo, la asociación sin ánimo de lucro Fontilles quiere concienciar a la sociedad de la existencia de la enfermedad mostrando la realidad de los pacientes. Dado que el número de enfermos en España ha disminuido, la asociación ha pasado de centrar su actividad asistencial en el sanatorio San Francisco de Borja, en Alicante, a la cooperación internacional.
El diagnóstico precoz y el tratamiento multimedicamentoso (TMM) son las únicas vías para que la enfermedad deje de ser un problema de salud pública. Pese a que la OMS estableció en 2003 que se pondría punto y final a la lepra, solo uno de cada tres pacientes accede al TMM.
En cuanto a España, según señala a DM José Ramón Gómez, director médico de lepra de Fontilles, “en el último año hemos tenido 9 casos. De ellos, el 70 % -es decir 6 pacientes- proceden de países como Argelia o Ecuador”, aunque en ocasiones se da algún caso autóctono en las zonas históricamente endémicas, como Andalucía, Galicia y Levante. Por otro lado, El turismo es uno de los fenómenos que obligan a estar en alerta ante la posibilidad de enfrentarse a enfermedades ya olvidadas en Occidente.
Ellas, las más afectadas
La lepra causa en los pacientes un fuerte estigma social. Históricamente, la India ha sido el país más castigado, donde el papel vulnerable de la mujer les obliga a esconder la enfermedad ante su familia para evitar ser expulsadas de sus casas. De esta forma, no se les presta ninguna ayuda sanitaria. No obstante, la lepra hace más mella en los hombres, que viven en poblaciones rurales, donde hay más condiciones desfavorables y las estructuras sanitarias son más débiles.
Según Gómez, desde 1986 Fontilles focalizando su atención en la India. “También estamos presentes en Brasil, el segundo país más afectado”, explica Gómez. Aunque este gigante sudamericano encabeza las listas del crecimiento económico, lo cierto es que en 2011 se notificaron 33 955 casos. “Trabajamos en las regiones más castigadas de Brasil, donde aplicamos los tratamientos que recomienda la OMS”, señala Gómez.
Aprender a diagnosticar
Otra labor que desempeña la institución es la formación del personal sanitario, por ello, el equipo de Gómez trabaja “en Etiopía y en otros países, donde educamos a los profesionales para que detecten los síntomas de la lepra. Aunque los médicos la diagnostiquen y se preocupen por sus pacientes, es complicado llegar hasta ellos si las infraestructuras de las carreteras son precarias”.
El coste de la medicación ronda los 20 euros por persona. Desde la OMS se facilita de forma gratuita el tratamiento a los países que solicitan asistencia. “Aunque Nicaragua disponga de medicinas, existe el problema de los movimientos migratorios. Es difícil que el médico los localice y los pacientes terminan por abandonar el tratamiento”.
Fontilles pone voz y rostro a la lepra
“Yo trabajaba en el campo, en plantaciones de caña de azúcar. Noté picores en manos y piernas y me aparecieron algunas úlceras”. Así comienza uno de los testimonios que Fontilles ha recopilado en el libro Lágrimas de algodón, de polvo y silencio, editado con motivo del Día Mundial contra la lepra. El eje central de la campaña que se realiza este año es la India, donde la asociación se centra en la cirugía reconstructiva, la prevención de discapacidades y la concesión de microcréditos. Además de educar, trabajan con las familias para evitar que maltraten a los pacientes afectados.
enero 24/2012 (Diario Médico)
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