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La preeclampsia es una enfermedad totalmente dependiente de la gestación. Aparece a partir de la 20 semana y se caracteriza por unos niveles elevados de presión arterial y por edemas. La incidencia es alta: entre el 3 y el 5 % de todos los embarazos.
Antonio González, jefe de Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital La Paz, de Madrid, y María de la Calle, ginecóloga responsable del área de los Embarazos de Alto Riesgo de dicho servicio, participan en un estudio multicéntrico nacional en el que se seleccionará a unas 800 pacientes para ver el valor pronóstico de varios marcadores biológicos. «Además, estudiamos el flujo de la arteria uterina con eco-Doppler más la proteinuria», ha apuntado González a Diario Médico.
Entre los marcadores que se barajan como más fiables se encuentra el factor de crecimiento placentario (PIGF) y también se estudia el cociente entre la sFlt-1 y PIGF.
González ha recordado que hay factores desencadenantes y predisponentes. «Los más frecuentes son enfermedades hipertensivas, renales y vasculares de todo tipo previas. También se están estudiando marcadores de enfermedad como factores de vasodilatación placentaria y andamos buscando un elemento que nos haga sospechar de forma precoz el riesgo de preeclampsia, ya sea porque falte alguno de los factores asociados a vasodilatación o se tengan demasiados de vasoconstricción».
Orientación
Además de los marcadores séricos, el diagnóstico precoz se puede fundamentar en la exploración con eco- Doppler de las arterias maternas, sobre todo la uterina.
De la Calle ha destacado la importancia de un diagnóstico precoz: «Es la única forma de hacer un seguimiento más estrecho de la paciente. Si vemos que tiene un Doppler de las arterias uterinas alterado o los marcadores no se encuentran dentro de la normalidad, se hace un seguimiento ecográfico más intenso para evitar complicaciones».
La ginecóloga ha recordado que han aumentado los fatores de riesgo, como la edad añosa y las gestaciones múltiples. Es necesario tener en cuenta que las pacientes con síndromes antifosfolipídico o enfermedades autoinmunes tienen hijos.
Otro factor de riesgo es la donación de ovocitos, «porque afecta a la placentación, que es la base de todo esto. Parece que hay una alteración en la placentación y en cómo se adaptan los vasos a las paredes uterinas. Aumenta la resistencia y se produce la enfermedad sistémica».
En cuanto a los riesgos, González ha apuntado que desde el punto de vista obstétrico está la prematuridad y el bajo peso. «Aumentan las cesáreas y aparecen complicaciones en la coagulación y anemia, que son factores mórbidos. Las gestantes con preeclampsia tienen alteraciones lipídicas y hepáticas».
De la Calle completa la lista refiriéndose a las alteraciones visuales y cerebrales.No obstante, los ginecólogos apuntan a que hay un buen control si las pacientes se tratan en unidades específicas de alto riesgo. «El seguimiento se debe de hacer en unidades especializadas, puesto que el manejo debe ser multidisciplinar, donde intervengan neonatólogos, nefrólogos, hematólogos, intensivistas y anestesistas».
Riesgos fetales
Entre los riesgos fetales, los especialistas destacan la ausencia de crecimiento del feto, por lo que se produce un aumento de la prematuridad, tanto espontánea como inducida. El riesgo de mortalidad fetal puede llegar hasta el 40 % . Por eso, hay que establecer pautas para reducir estas cifras.
El abordaje tiene un componente profiláctico y terapéutico, pero en cada paciente la evolución es distinta. Se ha constatado que una dosis diaria con aspirina aminora los efectos producidos por problemas de coagulación, mientras que la administración de antihipertensivos compatibles con la gestación mejora las cifras de presión arterial.
julio 25/012 (Diario Médico)