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Las indicaciones de transfusión sanguínea han comenzado a revisarse para que se adapten a las necesidades del paciente y su situación. Nuevas medidas aparecen como refuerzo a la transfusión habitual.
Cada año se realizan en España 2,3 millones de intervenciones quirúrgicas. Se calcula que un 30 % de los operados presentarán hemorragias, siendo la transfusión de sangre la solución más extendida para este problema. La transfusión es hoy día un proceso seguro porque se somete a unos escrutinios muy elevados, ya que se asegura que no puedan transmitirse ningún tipo de viriasis o enfermedades infecciosas; como excepción, parece producirse un caso por cada cinco o seis millones de bolsas sanguíneas. Sin embargo, sí se describen efectos adversos ligados a la transfusión sanguínea.
«A ello se suma que es un bien escaso y que cada vez se demanda más porque el tipo de cirugía que realizan los hospitales españoles -cirugía cardiaca, de cáncer digestivo y grandes intervenciones traumatológicas, entre otras-, consume mucha sangre. Todo ello ha conducido a que en los últimos años se hayan disparado las posibles opciones a la transfusión sanguínea», según Santiago Leal, del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital Virgen del Rocío, de Sevilla, que ha participado en el simposio «El paciente quirúrgico sangrante», durante el cual se ha presentado el documento Sevilla II y en cuya elaboración han participado seis sociedades médicas: las sociedades españolas de Anestesiología (Sedar), Medicina Intensiva (Semicyuc), Hematología y Hemoterapia (Aehh), Transfusión Sanguínea (Sets), Trombosis y Hemostasia (Seth) y Farmacia Hospitalaria (Sefh).
En un contexto en el que el plasma es un bien escaso, el incremento de la necesidad de sangre supera al de las donaciones; es necesario por eso buscar alternativas terapéuticas que consigan reservar este recurso para verdaderas situaciones de crisis. De hecho, muchos hospitales han puesto en marcha comisiones de ahorro de sangre. «Las opciones van desde sustituir a la sangre o impedir que el paciente sangre mucho a favorecer que produzca o sintetice su propia sangre a más velocidad».
Medidas concretas
En el documento Sevilla II se evidencia el grado de recomendación de cada alternativa a la transfusión, en función de la situación de cada paciente. En general, las posibilidades se dividen en aquellas que «evitan el sangrado mediante la administración de fármacos, las que favorecen la presencia de factores de coagulación, el factor VII y complejo protrombínico, así como medidas que facilitan que el propio organismo fabrique sangre a largo plazo, que son la eritropoyetina y el hierro».
Leal también se ha referido a ciertos aparatajes que «recogen la sangre del paciente y que pueden reinfundirla en el mismo acto quirúrgico o inmediatamente después de la salida del quirófano».
La decantación por una u otra medida depende, según el intensivista, de la situación general del paciente, del tipo de hemorragia, de su grado de tolerancia y de la relación riesgo-beneficio de las alternativas a la transfusión sanguínea, que «tampoco son totalmente inocuas».
Donación e indicación
Leal no ha pasado por alto el esfuerzo solidario que está llevando a cabo la población española en las campañas de donación de sangre y a la que, por tanto, ampara el derecho a que las sociedades científicas estipulen cuál es la mejor forma de usar su sangre. «Actualmente, el mayo problema de la sangre no es la donación sino su buen uso. Se está pasando de la donación a la indicación, que no está tan clara. Lo que hace años eran indicaciones claves en transfusión sanguínea, hoy son menos claras y también pueden producirse al contrario. La indicación y sus opciones son actualmente un gran caballo de batalla», ha indicado el especialista.
En el simposio, patrocinado por la compañía Baxter, los especialistas también han puesto de manifiesto que uno de los mayores riesgos de las transfusiones son los virus emergentes. Cualquier contaminación de pacientes con un virus no conocido tiene unas consecuencias de salud pública y gasto que superan cualquier coste de las alternativas terapéuticas con las que se cuentan en la actualidad.
julio 22/2012 (Diario Médico)