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La artrosis es una enfermedad que afecta fundamentalmente a la mujer, sobre todo a partir de los 50 años. El ginecólogo, máximo garante de la salud femenina, tiene la posibilidad de diagnosticarla y tratarla antes, con el fin de mejorar la calidad de vida de las pacientes.
En España existen unos siete millones de mujeres menopáusicas. De ellas, el 80 % sufre algún dolor articular y el 50 % lo padece de forma insoportable. En este contexto, Diario Médico junto con Bioibérica Farma, impulsa el programa Artrosis Integral para centrar la atención sobre el peso de esta enfermedad en la sociedad.
Este aumento de artrosis en la mujer a partir de los 50 años es debido a que la pérdida de estrógeno durante la menopausia acelera los procesos de desgaste de la articulación, afirma Esteban Rodríguez, coordinador nacional del grupo de Dolor y Artrosis de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM). «Un déficit de estrógeno puede causar lesiones degenerativas en el cartílago y en el hueso subcondral».
La disminución de estrógeno, explica Elena Ruiz, del grupo de Dolor y Artrosis de la AEEM, perjudica a las articulaciones como consecuencia de una producción de enzimas que alteran el metabolismo del remodelado y la regeneración del cartílago.
Ante este complicado panorama, ambos especialistas coinciden en el papel primordial que desempeña el ginecólogo en el diagnóstico precoz de la artrosis en la mujer. «El ginecólogo, máximo garante de la salud femenina, tiene que implicarse en conocer más esta enfermedad, dar consejos a sus pacientes para retrasar su progresión y, por último, realizar tratamiento condroprotector», apunta Rodríguez, y aclara que el ginecólogo no puede ignorar un padecimiento que incide en la mujer tras la menopausia de forma casi habitual.
«Nosotros, los ginecólogos, tenemos la posibilidad de abordar la artrosis desde sus inicios y tratarla de forma temprana para mejorar la calidad de vida de nuestras pacientes», señala Ruiz.
Rodríguez define la artrosis como la enfermedad de las tres efes: femenina, porque afecta más a las mujeres que a los hombres; frecuente, porque el 80 % de las mujeres menopáusicas sufren dolores articulares; y relativamente fácil de diagnosticar, porque, aunque al inicio es muy difícil, cuando empieza a dar algún problema se detecta rápidamente. Por ejemplo, el diagnóstico de la artrosis menopáusica en las manos es sencillo, con una simple visualización. «La inspección visual de las manos con la valoración de los nódulos de Bouchard y Heberden (proximales y distales respectivamente), así como las desviaciones falángicas de los ejes de los dedos, concluyen con un diagnóstico certero».
Relación con osteoporosis
Estudios recientes han descrito efectos beneficiosos de terapias para la osteoporosis que también podrían ser provechosos para afecciones articulares como la artrosis, argumenta Ruiz, aunque por el momento se requieren más ensayos clínicos para poder validar su utilización.
Por su parte, Rodríguez expone que la mujer que padece osteoporosis suele tener artrosis, ya que con la menopausia estas enfermedades se conjuntan. No obstante, cuando se procede al diagnóstico de la osteoporosis mediante la densitometría, las personas que padecen artrosis mejoran los resultados, es decir, en la prueba no aparece que los pacientes cuenten con esta enfermedad.
Sin duda, lo más importante, concluye Rodríguez, es que los pacientes realicen hábitos de vida saludables y educación sanitaria. Después el especialista deberá intentar reducir el dolor con los diferentes tratamientos. «A mis pacientes les digo que utilicen más la visa, la vida saludable, como es el perder peso y no forzar la articulación».
NUEVA CLASIFICACIÓN DE LA ARTROSIS
Históricamente la artrosis se dividía en primaria y secundaria. No obstante, la prevalencia de artrosis en la mujer menopáusica y los nuevos conocimientos sobre la fisiopatología de esta enfermedad han provocado que recientemente científicos españoles, dirigidos por el grupo de Herrero-Beaumont, reumatólogo de la Fundación Jimenez Díaz-Capio, en Madrid, hayan propuesto una nueva clasificación que distingue tres subgrupos dentro de la primaria: tipo uno, la producida por causas genéticas; tipo dos, provocada por causas hormonales debido a la disminución de estrógeno en la menopausia; y, por último, la relacionada con la edad y el envejecimiento. «Esta clasificación se encuentra en fase de discusión. Su consolidación nos permitiría nuevos y precisos enfoques terapéuticos en cada grupo de pacientes para realizar una medicina más personalizada», apunta Javier Vaquero, traumatólogo y jefe del equipo quirúrgico de la Mutua Universal en el Hospital Nuestra Señora del Rosario, en Madrid.
junio 25/2012 (Diario Médico)