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La hepatitis C afecta a cerca de un millón de españoles, de los cuales el 50 % no está diagnosticado o bien no está siendo tratado por un especialista. Durante el Taller de práctica clínica sobre hepatitis crónica por virus C que se ha llevado a cabo en Bilbao durante la Semana de las Enfermedades Digestivas (SED 2012), organizada por la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) y que acoge su LXXI Congreso Nacional, se han abordado las nuevas opciones terapéuticas disponibles de esta enfermedad que han posibilitado un incremento de la tasa de curación del 25-30 % respecto a la terapia estándar, pudiendo llegar a combatir hasta el 80 % del total de las infecciones.
“Hasta su aparición, el tratamiento de la hepatitis C se basaba en la combinación de interferón pegilado y ribavirina, que suponía unas tasas de curación del 40 % en los pacientes con genotipo 1, que son los que más se dan en España. La suma a esta doble terapia del uso de inhibidores de la proteasa, ha logrado una mejora en la curación de hasta un 80 % en este tipo de pacientes”, afirma el doctor José Luis Calleja, jefe adjunto del Servicio de Gastroenterología y Hepatología del Hospital Puerta de Hierro de Madrid.
Las nuevas terapias han supuesto un cambio en el paradigma para abordar esta infección vírica y han abierto una vía de esperanza para lograr su curación completa. Sin embargo, los posibles efectos secundarios que puede conllevar en el paciente así como su alto coste, obligan a individualizar la terapia y valorar cada caso de hepatitis C con el fin de seleccionar la opción más adecuada y efectiva.
Factores que predicen la respuesta al nuevo tratamiento
En los pacientes que no han recibido un tratamiento previo, el factor que mejor indica una respuesta es el estado de evolución de la cirrosis. Aquellos que presenten una enfermedad hepática leve, poseen más posibilidades de obtener una respuesta favorable a la terapia triple. “En este sentido, debemos intentar tratar la infección con fase de enfermedad hepática más leve, ya que si dejamos evolucionar la enfermedad, la tasa de curación será probablemente menor”, apunta el doctor Calleja.
Por otra parte, en aquellos pacientes tratados anteriormente, lo que determinará la respuesta es su sensibilidad al interferón, que es la terapia estándar. Los más sensibles pueden alcanzar una tasa de curación de hasta el 90 % con la terapia triple. En cambio los que han mostrado insensibilidad a interferón, aunque mejorarán la tasa de curación, esta no será tan elevada.
Los especialistas cuentan hoy en día con biomarcadores, distintos factores que permiten conocer la tasa de respuesta a los nuevos tratamientos con antelación y por tanto tomar una decisión consensuada con el paciente acerca del mejor tratamiento a prescribir.
“Desde hace más de un año disponemos de un marcador genético que detecta la presencia de un polimorfismo de una variante del cromosoma 19 (IL28b) que se asocia a una mayor o menor respuesta al tratamiento con interferón+ribavirina. De tal manera que antes de empezar con un tratamiento vamos a saber si el paciente corresponde a una de esas variantes con buena o con mala respuesta al tratamiento”, añade el doctor Calleja.
Los inhibidores de la proteasa son los primeros de un arsenal terapéutico actualmente en distintas fases de desarrollo, que, en un futuro próximo, puede suponer un aumento todavía mayor de la tasa de curación, con menor tiempo de tratamiento y un menor número de efectos secundarios. “Cualquier tratamiento que se prescriba en la actualidad, debe tener en cuenta esta perspectiva de futuro”, apunta el doctor Calleja.
Con la curación de la hepatitis C, se evita la aparición de complicaciones derivadas de la enfermedad, como son la cirrosis, el cáncer y el trasplante de hígado, con lo cual según apunta el doctor Calleja, el coste efectivo es claro. “Evitamos no solo el sufrimiento de los pacientes, sino también los costes a corto-medio plazo que conlleva la curación de los pacientes”. Al respecto el doctor añade, que “por ejemplo, solo un trasplante de hígado puede suponer un gasto de 150 000 euros por cada caso”.
El consumo de alcohol
Por último, dentro de la SED 2012, se ha organizado también una mesa en la que los expertos han revisado las principales medidas que deben tomar los pacientes para un mayor control de su enfermedad. Los expertos han señalado que la ingesta de alcohol está asociada a una mayor progresión de la enfermedad. “Los pacientes no pueden beber alcohol ni en cantidades “sociales”, ya que su consumo aunque puede no causar problemas en otro tipo de pacientes sí los puede originar en los que sufren una infección por virus de hepatitis C”, explica el doctor Calleja.
Asimismo, reducir el peso y revisar los niveles de vitamina D, son otras de las recomendaciones que los expertos han reseñado con el fin de contribuir a mejorar las tasas de curación.
junio 10/2012 (Jano.es)