En estudios realizados en hombres ya se había observado que el uso de este vehículo podía causar disfunción eréctil, sobre todo debido a la presión que ejerce el sillín sobre la zona genital, ya que comprime el área del perineo.

Una investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, ha revelado que aquellas mujeres que montan habitualmente en bicicleta pueden ver reducida su sensibilidad genital y contraer más riesgo de sufrir problemas de salud sexual, algo que previamente ya se había comprobado en hombres. Además, y según los resultados del estudio, que publica en su último número la Journal of Sexual Medicine (doi: 10.1111/j.1743-6109.2012.02680.x ), estos problemas son especialmente más frecuentes cuando el manillar está más bajo que el sillín.

En los estudios realizados en hombres, se había observado que la bicicleta puede causar trastornos genitales y disfunción eréctil, principalmente por la presión que ejerce el sillín sobre la zona genital, ya que comprime el área del perineo, afectando a arterias y nervios importantes para el funcionamiento sexual.

Sin embargo, también entre las mujeres que utilizan la bicicleta o toman clases de ‘spinning’ se estaban dando casos de adormecimiento y pérdida de sensibilidad en el área genital cuyo origen no se había analizado.

Para ello, la doctora Marsha Guess, autora del estudio, y su equipo realizaron un seguimiento a un grupo de mujeres que realizaban trayectos de al menos 16 kilómetros a la semana en bicicleta, durante 4 semanas al mes. Las participantes llevaron sus propias bicicletas al laboratorio para poder analizar las posturas que adquirían a diario, y compararon el efecto de diferentes tipos de bicicletas, con diversas posiciones de asientos y manillares, para evaluar la presión en el piso pélvico de las ciclistas.

El análisis midió la sensación genital de las participantes en micrómetros (una milésima de milímetros) utilizando un estesiómetro, un instrumento para medir la sensibilidad táctil. También se llevaron a cabo mapas computacionales de la presión que ejercía el asiento y se compararon ambas mediciones.

Los resultados mostraron que el factor que producía el mayor impacto en las participantes era la posición del manillar. Las mujeres que utilizaban bicicletas que tenían manubrios ubicados a nivel más bajo que el asiento tenían una mayor presión en el perineo y una menor sensación en el suelo pélvico, entre el ano y la vagina.

Según ha explicado Guess, cuanto más bajo esté el manillar en relación con el asiento, más debe inclinarse hacia adelante la mujer, lo que hace que se coloque un mayor peso corporal sobre el perineo. De hecho, el problema se vio más exacerbado en las participantes que utilizaban el llamado manillar caído, con el que las manos deben colocarse aún más abajo y la ciclista debe inclinarse mucho más que con otros manillares.

«Básicamente mostramos que puede haber factores de riesgo modificables asociados a las mujeres ciclistas», ha explicado la directora de la investigación, que reconoce que se deberán hacer estudios más amplios para corroborar tales asociaciones.
abril 4/2012 (JANO.es)

Sarah N. Partin, Kathleen A. Connell, Steven Schrader, Julie LaCombe, Brian Lowe, Anne Sweeney, et. al. The Bar Sinister: Does Handlebar Level Damage the Pelvic Floor in Female Cyclists? Journal of Sexual Medicine, publicado marzo 5/2012.

abril 5, 2012 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Ginecología y Obstetricia | Etiquetas: , , , , |

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