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Cerca de 2,5 millones de personas mueren cada año por abusar del alcohol, una práctica que se ha convertido en el tercer factor de riesgo de enfermedad en el mundo, el segundo en Europa y el primero en el Pacífico Occidental y América. Solo en jóvenes entre 15 y 29 años, los problemas con la bebida provocan unos 320 000 fallecimientos, el 9% de los que se producen en este grupo de edad.
Los datos corresponden a la Organización Mundial de la Salud (OMS), que anima a los gobiernos de todos los países a restringir el acceso de los más jóvenes a las bebidas alcohólicas; reducir la demanda vía impuestos.
Asimismo, este organismo propone poner en práctica políticas para evitar que los conductores consuman alcohol antes de ponerse al volante y fomentar programas de desintoxicación de la población alcohólica.
La OMS considera que los gobiernos tienen «una responsabilidad fundamental en la formulación, implementación, control y evaluación de las políticas públicas para reducir el uso abusivo del alcohol».
El abuso del alcohol provoca desórdenes neuropsiquiátricos, enfermedad cardiovascular, cirrosis hepática y varios tipos de cáncer. Asimismo, se asocia con varias enfermedades infecciosas, como el VIH/sida, la tuberculosis y las infecciones de transmisión sexual (ITS), debido a que el consumo de este producto debilita el sistema inmune y tiene un efecto negativo en la adherencia de los pacientes al tratamiento antirretroviral.
Una significativa proporción de enfermedad atribuible al abuso del alcohol surge de las heridas no intencionadas o intencionadas, entre las que se incluyen aquellas provocadas por los accidentes de tráfico, la violencia o los suicidios. En este sentido, la OMS recuerda que las heridas fatales atribuibles al consumo de alcohol tienen a ocurrir en los grupos de edad relativamente más jóvenes.
febrero 14/2012 (JANO.es)