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El diagnóstico temprano de la artritis reumatoide y la implantación de una terapia adecuada en las primeras fases de la enfermedad resultan decisivos para detener la progresión de la misma, así como para evitar lesiones irreversibles en las articulaciones, según han puesto de manifiesto expertos reunidos en un foro de actualización de estrategias terapéuticas sobre artritis reumatoide, celebrado recientemente en Sevilla.
El comunicado difundido al término del evento, refiere que, pese a los «notables avances» registrados en el campo de la investigación farmacológica, aún se está lejos de la optimización de las opciones terapéuticas. A juicio de los especialistas, «la alternativa de tratamiento por objetivos «Treat to Target», así como la remisión temprana de la enfermedad son los objetivos terapéuticos más esperanzadores a medio plazo».
La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune y crónica de alta prevalencia que, en España, afecta a cerca de 250 000 individuos, en su mayoría mujeres de entre 35 y 55 años. La enfermedad se caracteriza principalmente por la inflamación crónica de las articulaciones y suele cursar con una sintomatología de dolor, rigidez, hinchazón y pérdida de la movilidad articular. Además, el cuadro de síntomas asociados a esta enfermedad puede llegar a provocar un alto grado de incapacidad funcional y laboral.
Por esta razón, los especialistas insisten en que el diagnóstico temprano y la elección y aplicación inmediata de estrategias terapéuticas adecuadas resultan de vital importancia en el abordaje de esta enfermedad reumatológica.
Hasta ahora, en el campo de los tratamientos biológicos era necesario un plazo de seis meses para hacer un balance de la eficacia terapéutica del tratamiento, con la consiguiente exposición del paciente a los efectos adversos de los fármacos modificadores de la enfermedad (FAME).
Frente a ello, el doctor José María Álvaro Gracia, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario La Princesa de Madrid, expone que el Certolizumab pegol es hoy el «único fármaco con el que, tras 12 semanas de tratamiento con respuesta clínica significativa, se conoce la probabilidad de alcanzar un estado de baja actividad de la artritis reumatoide al cabo de uno o dos años».
«Por el contrario», agrega, «si en el mismo plazo de tiempo no se registra respuesta clínica, la probabilidad de remisión de la enfermedad es menor a un 1%, por lo que estaríamos en condiciones de suspender el tratamiento».
octubre 11/2011 (JANO.es)