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Las células madre tumorales parecen ser las responsables, directas e indirectas, de la metástasis. De la misma forma, estas complejas células ejercen su actividad para que algunos de los actuales tratamientos oncológicos no sean efectivos.
El concepto de células madre del cáncer tiene su principal interés en entender la enfermedad metastásica, ya que en la mayoría de los casos “el desenlace fatal proviene del desarrollo de metástasis más que del crecimiento del tumor primario”, según ha dicho María Domínguez Castellano, del Instituto de Neurociencias CSIC, de la
Universidad Miguel Hernández, en Elche, Alicante, durante el curso Células madre y cáncer: avances y retos organizado por la Universidad Internacional de Andalucía en Málaga.
El principal reto de la terapia dirigida a las células madre del cáncer es, en opinión de la científica, “eliminar estas células sin alterar la célula madre endógena de los tejidos para evitar los efectos secundarios que puedan afectar al paciente”.
A su juicio, “el concepto de células madre del cáncer o tumorales nace para explicar la heterogeneidad que existe en los tumores debido a que los oncólogos se encuentran con tumores en los que las células tienen distinta capacidad para proliferar”, ha aclarado Domínguez y ha añadido que “las células madre del cáncer están
detrás de la recaída de los pacientes y, sobre todo, de las metástasis, y parecen ser la respuesta a por qué algunos tratamientos actuales son ineficaces para eliminar ciertos tipos de tumores”.
Además, las células tumorales también pueden explicar la metástasis. “Esto ocurre porque cuando el paciente es diagnosticado, el tumor primario ya ha realizado diseminación celular en distintos tejidos, pero esas células no han crecido y no se manifiestan en los tratamientos actuales de diagnóstico, si bien ahora hay tratamientos
que las pueden detectar en su estado circulante”.
No existe unanimidad sobre qué inicia una metástasis, pero en los últimos años se ha establecido que posiblemente la mayoría de las metástasis se originan por un proceso similar al que ocurre durante el desarrollo y que se llama transición epitelio-mesenquimal (EMT), según Domínguez. Así, en los carcinomas, “para que una célula se disemine es necesario que una célula epitelial, que es estacionaria, se convierta en una célula capaz de migrar”.
Para convertir una célula epitelial en una migratoria es necesario que cambie completamente su fenotipo, de epitelial a mesenquimal.
Es una célula que, según la investigadora, ha perdido los contactos con la célula del epitelio y ha adquirido un programa genético que le permite, primero invadir el tejido proximal, y luego diseminarse y migrar a través del cuerpo. “La EMT tanto durante el desarrollo como en tumores instalados está regulada por multitud de vías, la mayoría
de las cuales convergen en factores de transcripción que son finalmente los que activan el programa genético que da lugar a la transformación celular mesenquimal”. Ha matizado que “no hay certeza in vivo, pero la certeza in vitro es tan sólida que creo que es muy posible que esto se reproduzca también in vivo”. Antes se pensaba que la metástasis era un paso que ocurría sólo en fases avanzadas La investigación básica y clínica ha mostrado que a veces la diseminación de un tumor ocurre muy temprano.
“La mayoría de las células de un tumor que se disemina mueren a lo largo del recorrido porque la diseminación es un proceso muy costoso para la célula”.
Julio 20/2011(Diario Médico)