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Los padres que fuman son más propensos a intentar dejar de hacerlo si su hijo se somete a una cirugía, pero sus probabilidades de éxito no son superiores a las normales, revela un estudio reciente.
Los hallazgos sugieren que los médicos podrían desempeñar un importante papel en ayudar a estos padres a dejar de fumar, afirmaron investigadores de la Clínica Mayo de Rochester, Minnesota.
El estudio incluyó a 1112 niños que vivían con al menos una persona que fumaba en casa. Cuando el niño o el padre se sometían a cirugía, había más probabilidades de que el padre intentara dejar de fumar. Pero los intentos tenían más probabilidades de éxito si el padre era quien se sometía a cirugía.
El estudio aparece en la edición de julio de la revista Anesthesiology (doi: 10.1097/ALN.0b013e3182207bde).
Alrededor de uno de cada siete niños de Estados Unidos que se somete a cirugía está crónicamente expuesto al humo de segunda mano en casa, según los investigadores.
Estudios anteriores han encontrado que la exposición al humo de segunda mano puede aumentar el riesgo de complicaciones respiratorias asociadas con la anestesia. En los adultos, se ha mostrado que fumar tras una cirugía aumenta los riesgos de complicaciones pulmonares y cardiacas, y de infecciones en la herida.
\»Nuestros hallazgos actuales sugieren que el hecho de que un niño se someta a cirugía puede ser un momento de enseñanza para los intentos de abandonar el hábito\», comentó en un comunicado de prensa de la Sociedad Americana de Anestesiólogos (American Society of Anesthesiologists) el autor del estudio, el Dr. David O. Warner.
\»La programación de cirugía de los niños podría darnos la oportunidad de proveer intervenciones contra el tabaco a los padres, que aparentemente están más motivados para al menos intentar dejar de fumar, pero que necesitan ayuda para lograrlo\».
julio 4/2011 (HealthDay News)