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Los perros pueden detectar el cáncer de intestino mediante el olfato con un gran nivel de precisión aunque la enfermedad se encuentre en su fase inicial, según reveló un estudio publicado en la versión en internet de la Gut (doi:10.1136/gut.2010.218305 ).A juzgar por sus investigaciones, los autores del citado estudio indicaron que existen componentes químicos correspondientes a tipos de cáncer específicos que circulan por el cuerpo humano y que un perro puede oler. Esto abriría, según un equipo de expertos del Departamento de Cirugía de la Universidad de Kyushu, Japón, la posibilidad de desarrollar pruebas para poder detectar la enfermedad antes de que haya podido extenderse a otras partes del organismo.
Para llegar a estos hallazgos, se llevó a cabo un experimento con un perro labrador especialmente adiestrado, que realizó durante varios meses pruebas de olfato entre las que se incluyeron pruebas de aliento y muestras de heces de los participantes. Las muestras pertenecían a 48 personas diagnosticadas con cáncer de intestino y a 258 voluntarios que no sufrían la enfermedad o que habían tenido cáncer en el pasado. Aproximadamente la mitad de las muestras de voluntarios procedían de personas con pólipos de intestino que, aunque benignos, se consideran precursores del cáncer de intestino.
El 6% de las pruebas de aliento y una de cada diez de las muestras de heces de ese grupo procedieron de personas afectadas con otros problemas intestinales, como enfermedades inflamatorias del intestino, úlceras, diverticulitis y apendicitis. Las de cáncer de intestino fueron extraídas de pacientes que padecían varios niveles de la enfermedad, entre los que figuraban las primeras fases.
El perro identificó con éxito cuáles eran cancerosas, y cuáles no, en 33 de 36 pruebas de aliento y en 37 de 38 de las pruebas de heces, con las mayores tasas de detección entre las extraídas de las personas que tenían la enfermedad en su fase inicial. Esto equivale, al 95% de precisión, en general, para las muestras de aliento y al 98% en el caso de las de heces, frente a los resultados obtenidos de las colonoscopías convencionales.
Los expertos indicaron que en el caso de muestras de fumadores o personas con otro tipo de problemas, en los que podría pensarse que esos factores podrían interferir o enmascarar otros olores, no plantearon ningún problema para el perro. El estudio mostró que existen olores específicos discernibles que se desprenden de células cancerosas que circulan por el cuerpo, una teoría respaldada por otras investigaciones que señalan que los perros pueden olfatear cáncer de vejiga, piel, pulmón, mama y ovario.
Los autores admiten que recurrir a perros para detectar cáncer probablemente es poco práctico y caro, aunque añaden que a partir de este hallazgo se podría desarrollar un sensor para detectar componentes específicos.
Londres, febrero 1/2011 (EFE)