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El Centro de Investigaciones de la Universidad Autónoma de Yucatán en México (UADY) y la Universidad de Tulane, Estados Unidos encabezan una investigación con el objetivo de determinar el grado de transmisión congénita de la enfermedad de Chagas.
La labor, que se realiza con el apoyo financiero del Instituto Nacional de Salud Pública de Estados Unidos, refiere que esta afección se registra desde el sur de Estados Unidos hasta la Patagonia, y es transmitida por un parásito que puede incluso causar la muerte a quienes tienen contacto con él.
En las investigaciones participarán también especialistas de la Universidad Libre de Bruselas, de la Unidad de Investigación Clínica de Montevideo y de los ministerios de Salud de Honduras y de Argentina.
Durante los próximos cinco años, el Instituto Nacional de Salud Pública destinará dos millones de dólares para los estudios y de esta cifra un millón serán canalizados al centro de investigaciones de la UADY, colíder del proyecto, para equipos, materiales y becas para estudiantes de licenciatura y de posgrado.
El director del centro de investigaciones de la UADY, Jorge Zavala Castro, detalló que los estudios abarcarán las ciudades de Mérida y Valladolid. Posteriormente, se ampliarán a otras comunidades y se proyecta incluir a estados del golfo y del Pacífico mexicano, resaltó. El objetivo, reiteró, es estudiar la transmisión congénita de la enfermedad de Chagas, es decir, cómo el parásito puede penetrar la barrera placentaria e infectar el feto. En otras palabras, una mujer infectada con el parásito puede contagiar a su bebé que, hasta 30 años después, podría manifestar la enfermedad que puede llegar a dañar el corazón y llevar hasta la incapacidad laboral, enfatizó.
La enfermedad de Chagas la produce un parásito intracelular llamado Trypanosoma cruzi que se puede alojar en animales infectados, ya sean domésticos o de traspatio. El vector de este parásito es un insecto conocido popularmente como “pic” y cuyo nombre científico es Triatoma dimidiata, hematófago nocturno que se alimenta básicamente de especies animales. El humano es un reservorio accidental, es decir, se alimenta de este cuando “se atraviesa en su camino”.
El efecto del parásito en las personas puede ser de dos maneras. La primera, que solo genera anticuerpos como parte de la infección y la otra que el parásito se aloja en las células, lo que puede ocasionar daños en el corazón y otros órganos. Se estima que hay dos millones de personas afectadas por el mal de Chagas en el país y que la cifra en Yucatán es tarea pendiente, refirió Zavala Castro.
Mérida, enero 18/2011 (Notimex)