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Un reciente estudio científico ha puesto número al mayor problema de salud pública en Egipto de la última década, la hepatitis C: cada año hay medio millón de nuevos infectados, la tasa de incidencia más alta en todo el mundo.
Aunque desde hace años se sabe que la hepatitis C es una enfermedad común en el país, con la publicación de un artículo en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) para el que se realizaron análisis de incidencia desde 1992 al 2010, el asunto toma proporciones preocupantes.
\»El número actual es mucho más sorprendente de lo que esperábamos\», dijo a Efe el coautor del estudio y miembro del Grupo de Epidemiología de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Cornell en Qatar, Laith Abu Raddad.
De acuerdo con su artículo, elaborado conjuntamente con el profesor DWolf Miller de la Universidad de Hawaii, \»el porcentaje de casos positivos en todos los países va del 0,01% en Escandinavia al 3% en África del norte, con una sola excepción: Egipto\», donde es del 14,7%.
La alarmante cifra coloca al país en la cima de los índices de incidencia (promedio anual de nuevas infecciones) y prevalencia (fracción de la población infectada) de hepatitis C del mundo. La razón por la que Egipto encabeza todas las listas habría que buscarla en la forma en que se transmite el virus que causa la hepatitis C (CVH).
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el CVH que infecta al hígado hasta degenerar en cirrosis o cáncer en las etapas más avanzadas y para el que no existe vacuna, se transmite únicamente por el contagio de sangre sana con sangre infectada o con cualquier otro fluido humano que la contenga.
Así fue como se sembró el germen de la actual crisis sanitaria durante los años sesenta, cuando se iniciaron campañas de prevención contra la esquistosomiasis, una enfermedad parasitaria crónica causada por gusanos que habitan en el Nilo. Para controlar la esquistosomiasis, y de acuerdo con la Estrategia Nacional Egipcia para el Control de la Hepatitis Viral (2008-2012), un documento publicado por el Ministerio de Salud, entre 1964 y 1982 se administraron 2 millones de inyecciones de antimonio que lograron su cometido de forma efectiva.
Sin embargo, al mismo tiempo que este parásito se controlaba otro “microbio non grato”, el virus de la hepatitis C se propagaba debido al uso y a la reutilización de jeringas y agujas que no eran esterilizadas.
El resultado fue que con el tiempo el CVH se extendió de forma acelerada hasta alcanzar números increíbles debido, en buena medida, según el profesor Abu Raddad, al deficiente sistema sanitario y los consecuentes problemas de seguridad en los centros de salud públicos y privados.
\»Hay poco cuidado en tomar medidas de seguridad básicas\» en el país, \»se prefieren las inyecciones sobre otro tipo de terapias igualmente efectivas y se hacen transfusiones de sangre aun cuando no han sido indicadas por un médico\», reportó el científico.
Para el experto como para otros médicos y científicos que se han manifestado en diversos medios a raíz de la publicación del artículo en PNAS el pasado agosto, la esencia del problema está en los profesionales de la salud pública -médicos, enfermeros y dentistas-, que no toman las medidas adecuadas a la hora de aplicar una inyección o hacer una transfusión sanguínea. Las autoridades sanitarias de Egipto consideran que los resultados que representan un duro cuestionamiento a la eficacia de su trabajo, son exagerados.
El director del Comité Nacional de Hepatitis Viral dependiente del Ministerio de Salud, Wahid Doss, dijo al periódico local Al Masry Al Yom que de acuerdo con su última encuesta \»solo hay 100 000 nuevos casos de hepatitis C cada año\», y no 500 000 como concluye el estudio.
Más allá de la discrepancia en las cifras, en lo que sí coinciden científicos y autoridades es en la gravedad del asunto y en la urgencia por reforzar las campañas de prevención que, si bien han ayudado a reducir la incidencia desde el año 2000, no han logrado grandes cambios para sacar a Egipto de la lista de los más afectados por la hepatitis C.
El Ministerio de Salud egipcio predice \»un pico entre 2010 y 2012\» de hepatitis C y en consecuencia,\»700 000 casos de cirrosis y 140 000 pacientes con cáncer de hígado en los próximos 20 o 30 años\», según la Estrategia Nacional. Para Abu Raddad, las previsiones no son optimistas pues en tanto no haya \»más esfuerzos enfocados a prevenir nuevas infecciones, millones de egipcios se infectarán en las próximas dos o tres décadas\».
El Cairo, septiembre 1/2010 (EFE)