Modificar el microbioma con estrategias concretas puede ayudar a reducir los efectos secundarios del virus de inmunodeficencia humana (VIH). Las personas afectadas con el virus tienen una variedad de bacterias muy inferior que las sanas.

Microbioma-HIVEl VIH sigue siendo una enfermedad que centra los esfuerzos de la comunidad científica mundial. Lograr descubrir una cura o una vacuna es el objetivo primordial. Pero existen otras vías de investigación que también resultan importantes para su tratamiento. Es el caso de Yolanda Guillén, investigadora posdoctoral en el Grupo de Genómica Microbiana dirigido por Roger Paredes, del Instituto de Investigación del Sida (IrsiCaixa), centro impulsado por la fundación bancaria «la Caixa».

La investigadora trabaja para entender cuál es la relación entre el VIH y la microbiota. «Uno de los principales efectos que tiene el virus al entrar en el cuerpo es la destrucción del tejido intestinal, porque es donde se encuentran la mayoría de células diana para el virus, que son las del sistema inmune. Por eso pensamos que las bacterias que viven en el intestino de alguna manera sufrían cambios y que esto podría tener consecuencias para el paciente», explica Guillén a DM.

Efectos digestivos directos

De esta forma, analizando muestras fecales de individuos sanos y de otros con el desarrollo de la enfermedad en diferentes fases, el equipo en el que trabaja Guillén, pudo corroborar la hipótesis de que los pacientes con VIH tenían un menor número de bacterias diferentes y, por lo tanto, se veían afectadas las funciones que estas llevaban a cabo.

Una vez constatado este efecto del VIH sobre la microbiota, se abren nuevos caminos destinados a combatir, sobre todo, los efectos secundarios de la enfermedad y avanzar en la mejora de la calidad de vida de los pacientes. «Por ejemplo, los antirretrovirales tienen efectos directos sobre el sistema digestivo. Ahora que sabemos esta relación entre las bacterias que hay en nuestro organismo y la enfermedad, podemos iniciar investigaciones para intentar modificar el microbioma y buscar reducir sus efectos secundarios».

En este sentido, la investigadora apunta hacia varios tipos de estrategias posibles. La primera de ellas sería modificando la dieta, buscando que crezca un determinado tipo de bacterias u otro. También la adición alimentaria de prebióticos (con los que se selecciona qué grupo de bacterias se pretende que crezca) o probióticos (ingiriendo directamente bacterias) puede ayudar a modificar este microbioma.

Otros mecanismos más extremos serían la utilización de antibióticos, seleccionando aquellas bacterias que se quiere eliminar porque resultan más perjudiciales, o el trasplante de heces. «Como el propio nombre indica, consiste en extraer muestras fecales de personas sanas y transferirlas, normalmente mediante una sonda nasogástrica, a una persona que tenga problemas. Esto se ha utilizado normalmente en casos de infecciones graves por la bacteria Clostridium difficile. De esta forma lo que hacemos es recolonizar el intestino y desplazar las bacterias daniñas».

Otra posible vía de investigación sería la de estudiar si existe algún tipo de relación causa-efecto entre la desaparición de las bacterias que se ha constatado y la propagación de la enfermedad. Sin embargo, hasta la fecha no se ha avanzado en este sentido. «Establecer esta causalidad es algo realmente muy difícil. Se necesitarían estudios longitudinales, que con humanos son muy complicados porque hace falta un largo seguimiento. Hoy en día, con todo lo que estamos haciendo aquí, lo que podemos es establecer esta asociación entre un microbioma empobrecido y el avance de la enfermedad, pero falta mucho para saber si hay alguna relación entre estos dos hechos», puntualizaba Guillén.

Mejora de las técnicas

Cada vez se sabe más acerca del importante papel que la microbiota tiene en la salud de las personas. Su relación con enfermedades asociadas con procesos inflamatorios es de sobra conocida. Pero no solo aquí juega un papel determinante. La diabetes o el cáncer son otras enfermedades en las cuales entender la relación que tienen con las bacterias que pueblan nuestro organismo.

Guillén no duda en señalar la importancia que el microbioma tiene para nuestra salud. «Un dato muy curioso es que, si pudiéramos coger todos los microbios que tenemos en nuestro cuerpo y los pesáramos, llegaríamos a tener casi dos kilos de peso. Realmente las funciones que desempeñan en nuestro organismo son muy importantes porque sin microbios, por ejemplo, no podríamos digerir determinados alimentos que son esenciales o combatir contra algunos patógenos externos».

En la mirada que se ha puesto en los últimos años en la microbiota ha resultado fundamental el avance en nuevas técnicas que permiten su estudio. La dificultad para reproducir de forma fácil en un laboratorio las condiciones que se desarrollan dentro del intestino había condicionado hasta la fecha esta investigación. El trabajo de Guillén no es una excepción. «Esto ha sido posible gracias a la tecnología de secuenciación masiva que nos permite extraer todo el ADN contenido en las muestras de heces. De este modo disponemos del material genético de bacterias, virus o cualq uier otro tipo de microbio, y de una muestra representativa de lo que habita en el intestino».
diciembre 4/2017 (diariomedico.com)

Leer más en:

Inside Out: HIV, the Gut Microbiome, and the Mucosal Immune System

The gut microbiome in human immunodeficiency virus infection

Altered gut microbiome composition in HIV infection: causes, effects and potential intervention.

diciembre 5, 2017 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Microbiología, VIH/sida | Etiquetas: , |

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