Según ha apuntado José Viña, catedrático de Fisiología de la Universidad de Valencia y director del Incliva, tras un reciente ensayo clínico desarrollado en colaboración con Francisco José Tarazona, del Hospital de la Ribera, en Alzira (Valencia), en el que se ha demostrado que «un programa de ejercicio físico es capaz de revertir la fragilidad en humanos».

La fragilidad es un síndrome prevenible, pero también evitableLa fragilidad es un síndrome no solo prevenible, sino también reversible, según ha apuntado José Viña, catedrático de Fisiología de la Universidad de Valencia y director del Grupo de Investigación en Envejecimiento y Ejercicio Físico del Instituto de Investigación sanitarioa (Incliva). De hecho, en un reciente ensayo clínico desarrollado en colaboración con Francisco José Tarazona, del Hospital de la Ribera, en Alzira (Valencia), «hemos demostrado que un programa de ejercicio físico es capaz de revertir la fragilidad en humanos».

En este estudio, con 100 pacientes frágiles, la mitad de ellos realizó un programa de ejercicio físico multicomponente (sesiones de 65 minutos de duración, cinco días a la semana durante medio año). «La intervención consistió en un programa de ejercicio físico multicomponente compuesto por una combinación de ejercicios de resistencia, fuerza, coordinación, equilibrio y flexibilidad. Una vez finalizado, el programa no solo revirtió la fragilidad, sino que mejoró parámetros cognitivos, emocionales y sociales», ha señalado Viña.

A modo de ejemplo, para medir el deterioro cognitivo aplicamos la escala mini mental -un método muy utilizado para detectar déficits cognitivos y vigilar su evolución en ancianos- «y obtuvimos una mejora del 11 por ciento en la puntuación del test en el grupo entrenado». Además, se aplicó también el cuestionario de apoyo social DUKE. «En este caso obtuvimos una mejora del 18 por ciento tras el programa de intervención con ejercicio. La puntuación obtenida en este cuestionario es un reflejo del apoyo percibido por el paciente, no del real. A menor puntuación, menor apoyo», ha expuesto. Por último, se administró una escala de depresión geriátrica denominada el test de Yesavage -un cuestionario utilizado para el cribado de la depresión en personas mayores de 65 años- y en este caso «obtuvimos una mejora del 28 por ciento en el grupo de sujetos frágiles entrenados».

Del mismo modo, se redujo de forma significativa el número de visitas al centro de atención primaria de los pacientes. «Cuantificamos el número de visitas de todos los pacientes del estudio y los pacientes frágiles que siguieron el programa de entrenamiento, disminuyeron en un 45 por ciento el número de las mismas durante los 6 meses que duró el programa. Este dato es muy relevante por el ahorro en gasto sanitario que puede representar», ha enfatizado. Por todo ello, concluye Viña, «el ejercicio físico programado individualizado y controlado por personas expertas es una herramienta con un enorme potencial en el manejo de la fragilidad».

agosto 28/ 2017 (Diario Médico)

agosto 29, 2017 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: Fisiatría, Fisiología, Geriatría | Etiquetas: , |

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