El mundo vive un momento clave en la lucha contra el paludismo, porque si se sustenta y se incrementa en el próximo lustro el esfuerzo de las últimas décadas, en 15 años los estragos causados por esta enfermedad, a la que está expuesta la mitad de la población mundial, podrían reducirse considerablemente.

Ese es el anhelo y el objetivo del nuevo director del Programa de Malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el español Pedro Alonso, quien concedió una entrevista a EFE, la primera desde que asumió el cargo el pasado octubre.

«Es importante tener conciencia de que vivimos un momento clave en la lucha contra el paludismo. Por un lado heredamos lo ocurrido en los últimos 15 años, en los que ha habido un progreso histórico. Por el otro, está el reconocimiento de que hay una agenda inacabada enorme por delante».

«Es un momento de enorme optimismo pero también de enormes retos», afirmó Alonso.

En el mundo hay 3200 millones de personas en riesgo de contraer paludismo, 1200 de ellos en alto riesgo.

Se estima que en 2013 unos 198 millones de personas contrajeron la enfermedad y de ellas 584 000 murieron, un 90 % en  África.

Sin embargo, desde el año 2000 la incidencia de paludismo se ha reducido un 30 % en el mundo y un 34 % en  África.

«Si en los próximos 5 años incrementamos los esfuerzos, la situación en el año 2020 puede ser muy distinta», dice Pedro Alonso.

Es por ello que en la próxima Asamblea Mundial de la Salud, en mayo, se presentará la nueva estrategia de lucha contra la enfermedad 2015-2030, en la que se delinean todas las intervenciones que se deberían implementar para lograr una acción efectiva.

«El objetivo es que para 2020 tengamos una reducción del 40 % de la incidencia y de las muertes y que otros diez países hayan eliminado totalmente la enfermedad».

«Si conseguimos pegar este acelerón, se demostrará que los esfuerzos no han sido en vano y tal vez se podrá plantear la pregunta de si nos podemos plantear objetivos más ambiciosos».

El colofón sería la erradicación del paludismo en el mundo, como ocurrió con la viruela, algo que por ahora Alonso ve lejos.

El científico confiesa que el hecho de saber que había consenso entorno a que él podía ayudar, pero sobre todo el tener la certeza de que se iba a implementar la nueva estrategia, le convencieron en su decisión de aceptar el puesto.

«Decidí dejar por ahora la investigación y centrarme en el impacto global».

Alonso se refería al hecho de que durante más de tres décadas se ha dedicado a la prevención y tratamiento de esta enfermedad tropical, y los últimos 15 se había centrado en la elaboración de una vacuna, la RTS,S, desarrollada por la farmacéutica GlaxoSimithKline (GSK) en colaboración con la ONG PATH, junto a varios centros de investigación africanos.

La vacuna está siendo analizada actualmente por la Agencia Europea del Medicamento y al mismo tiempo está siendo estudiada por dos grupos de expertos de la OMS.

Se espera que durante 2015, la OMS adopte una resolución en la que declare si recomienda o no la vacuna, y si la respuesta es positiva, a quien debería administrarse.

«La buena noticia es que hay una vacuna de primera generación contra el paludismo, algo que parecía imposible hace diez años», explicó.

«Pero esta primera vacuna tiene una eficacia parcial, de entre un 40 y un 50 %, por lo que habrá que determinar a qué grupos y de que forma se administra. Cómo tiene una eficacia moderada la recomendación no es evidente».

La RTS,S fue creada para evitar la infección del «Plasmodium falciparum», el parásito principal en  África y causante del paludismo que más muertes causa en el mundo.

Es por ello que, en principio, no debería ser eficaz contra el «Plasmodium Vivax», el parásito presente en los vectores (mosquitos) que mayoritariamente viven y pican en América Latina.

A pesar de los años y los esfuerzos dedicados, Alonso es muy consciente de las limitaciones de la vacuna, por lo que insiste en que «no se debe pensar en la vacuna como la bala mágica que todo lo resolverá».

Es por ello que incide en la importancia de tener una estrategia transversal y seguir desarrollando nuevos productos y herramientas para luchar contra los vectores, para prevenir la infección, para mejorar el diagnóstico y para tratar a los enfermos.

«Lo único que sabemos sobre el paludismo es que lo necesitamos todo. Pensar que una bala mágica va a resolver el problema es un error. La historia nos demuestra que en paludismo eso nunca ha funcionado».
diciembre 10/2014 (EFE)

Tomado del Boletín de Prensa Latina Copyright 2014 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

diciembre 18, 2014 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Enfermedades infecciosas, Enfermedades transmisibles, Medicina Tropical | Etiquetas: , |

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