sal y hipertensionLas personas que siguieron una dieta baja en sal durante solo una semana experimentaron una reducción de la presión arterial sistólica de unos 6 mm Hg, según un nuevo estudio.

En el ensayo CARDIA-SSBP participaron 213 personas de 50 a 75 años, tanto hipertensas como no hipertensas, y se demostró que el descenso de la presión arterial producido por una dieta baja en sal era independiente del estado de hipertensión y del uso de fármacos antihipertensiva. También se observó una coherencia general entre los subgrupos y no se produjo un exceso de efectos adversos.

«La reducción de la presión arterial que observamos aquí es significativa y equivalente a la producida por un fármaco antihipertensivo», dijo a Medscape Noticias Médicas el investigador principal, Dr. Deepak Gupta, del Vanderbilt University Medical Center, en Nashville, Tennessee.

El Dr. Gupta presentó el estudio CARDIA-SSBP el 11 de noviembre en el congreso Sesiones Científicas 2023 de la American Heart Association (AHA), que tuvo lugar en Filadelfia, Estados Unidos. El estudio también fue publicado en versión electrónica el 11 de noviembre en JAMA. Los menús exactos utilizados en el estudio están disponibles en un suplemento del artículo de JAMA.

«Para llevar un estilo de vida sano, entender lo que comemos tiene importantes efectos sobre la salud. El aumento de la presión arterial contribuye a 1 de cada 8 muertes en todo el mundo», señaló el Dr. Gupta. «Si la gente quiere reducir su presión arterial, prestar atención al sodio de la dieta es una parte de ello. Si los individuos pueden seguir una dieta baja en sodio, podrán dejar de tomar uno de sus fármacos antihipertensivos, y los que son normotensos tendrán menos probabilidades de padecer hipertensión».

Los comentaristas afirmaron que el estudio tenía importantes implicaciones para la salud pública, pero señalaron que mantener una dieta baja en sodio a largo plazo es difícil, dado el alto contenido en sal de los alimentos generalmente disponibles.

El Dr. Gupta agregó que en el estudio se utilizaron productos comerciales en las dietas bajas en sodio y que los menús están disponibles para que la gente los siga, lo que las hace más accesibles que algunas dietas utilizadas en estudios anteriores.

«Lo que también puede resultar atractivo para la gente es que no hay que esperar meses para ver un efecto. Si se empieza a consumir una dieta baja en sodio, se pueden ver resultados en la presión arterial rápidamente, en una semana», comentó.

La dieta de este estudio implicó una gran reducción de sodio, pero el Dr. Gupta enfatizó que cualquier reducción de sodio en la dieta es probablemente beneficiosa.

«Si se llega al nivel al que llegamos, se podría esperar una reducción de unos 6 mm Hg. Pero es como caminar: no es necesario dar 10 000 pasos al día. Cualquier caminata o actividad física es beneficiosa. Lo mismo puede decirse de la sal: Cualquier reducción es beneficiosa».

Para el estudio, se midió la presión arterial de los participantes mediante monitorización ambulatoria durante 24 horas mientras seguían su alimentación habitual. A continuación, se les aleatorizó a una dieta rica o baja en sodio durante una semana. Después, los participantes cambiaron a la dieta opuesta durante una semana y se les midió la presión arterial durante un periodo de 24 horas el último día.

Según la excreción urinaria de 24 horas, la dieta habitual de los participantes ya era rica en sodio (mediana: 4,45 g/d). Esta cifra aumentaba a una mediana de 5,00 g/d cuando seguían la dieta rica en sodio del estudio y disminuía a 1,27 g/d cuando seguían la dieta pobre en sodio.

Los resultados revelaron que los participantes tenían una mediana de presión arterial sistólica de 125 mm Hg con sus dietas habituales. Esta cifra aumentaba a 126 mm Hg con la dieta rica en sodio y bajaba a 119 mm Hg con la dieta baja en sodio.

Los investigadores también informaron que 75 % de los individuos mostraron una reducción de la presión arterial con la dieta baja en sodio y, por tanto, se definen como «sensibles a la sal». Es un porcentaje superior al hallado en estudios anteriores.

«Aquellos que no mostraron una reducción de la presión arterial con una dieta baja en sodio en este estudio al parecer no se apegaron tanto a la dieta como los que sí tuvieron una presión arterial más baja», apuntó el Dr. Gupta.

Subrayó que la hipertensión es la enfermedad crónica más común en todo el mundo, con unos 1 300 millones de personas afectadas, y aunque se sabe desde hace tiempo que el sodio de la dieta afecta la presión arterial, ha habido algunas lagunas en estudios anteriores.

Por ejemplo, en muchos estudios anteriores se ha excluido a las personas que ya tomaban antihipertensivos y a los pacientes con diabetes, y en general no han incluido a muchas personas mayores. En el estudio actual se observó que todos estos grupos también mostraban reducciones significativas de la presión arterial al disminuir el sodio de la dieta.

Gran efecto en personas con diabetes

Los análisis de subgrupos mostraron en gran medida resultados coherentes en toda la población, independientemente de la edad, el sexo, la raza y el índice de masa corporal y de si los participantes tomaban o no fármacos antihipertensivos, pero hubo un par de excepciones. Los individuos con una presión arterial más alta al inicio del estudio parecían experimentar un mayor efecto de la reducción del sodio en la dieta, aunque para los normotensos al inicio del estudio también hubo una reducción significativa de la presión arterial, informó el Dr. Gupta.

Los investigadores también observaron que la presión arterial de los pacientes con diabetes (21 % de la cohorte total) bajaba de manera importante al disminuir su ingesta de sodio. Su reducción media de la presión arterial sistólica entre la dieta alta y la baja en sodio fue de casi 17 mm Hg, en lugar de los 7-8 mm Hg de toda la cohorte.

El Dr. Gupta aseguró que los resultados son aplicables a la mayoría de la población.

«Las personas que estarán más motivadas a seguir una dieta baja en sodio son las hipertensas, pero incluso los individuos normotensos es probable que obtengan beneficios».

Para ayudar a la gente a seguir una dieta baja en sodio, el Dr. Gupta enfatizó que se necesitan campañas educativas «para demostrar a la gente que puede hacerlo y que funciona». Pero hay cuestiones estructurales más grandes que deben abordarse a nivel político y gubernamental.

«La mayoría de los alimentos disponibles en tiendas y restaurantes tienen un alto contenido en sal. Ahora tenemos evidencia preponderante de que hay que cambiar lo que se ofrece en el suministro de alimentos», dijo. España, México, Uruguay, Chile y Brasil se incluyen en una lista de apenas 9 países del mundo que poseen un conjunto integral de políticas para reducir la ingesta de sodio, calificadas con la mejor evaluación (puntaje de 4) por la Organización Mundial de la Salud (OMS); el organismo recomienda un consumo menor de 2.000 mg/día (equivalente a una cucharadita).

Difícil de mantener a largo plazo

El Dr. Paul Whelton, catedrático de salud pública mundial de la Tulane University School of Medicine, comentó a Medscape Noticias Médicas que se sabe que la reducción del sodio disminuye la presión arterial, y que una mayor reducción del sodio lleva a un mayor descenso de la presión arterial, y que algunas personas son más sensibles a los efectos del sodio que otras.

Describió CARDIA-SSBP como un «estudio bien hecho»: «Consiguieron una ingesta de sodio muy baja y una gran diferencia entre los dos grupos, lo que se tradujo en una gran reducción de la presión arterial sistólica», destacó el Dr. Whelton. «Sin embargo, el problema de este tipo de ensayos en los que se proporcionan las dietas a los participantes es que, aunque muestran una prueba preliminar, es difícil generalizar porque normalmente no podemos proporcionar a los pacientes sus comidas. En este tipo de estudio de ‘alimentación’ nos resulta difícil mantener a las personas en su intervención conductual a largo plazo».

El Dr. Whelton dijo que le entusiasmaba más este ensayo sabiendo que los alimentos que se daban estaban disponibles comercialmente. «Eso lo hace más práctico, pero aun así hay que estar bastante motivado para seguir una dieta como esta. Comprar productos bajos en sodio en el supermercado requiere bastante trabajo para leer las etiquetas y a veces los alimentos bajos en sodio son productos especiales y resultan más caros».

Señaló que las personas mayores de clases socioeconómicas más altas tienen más probabilidades de intentarlo y obtienen mejores resultados de las intervenciones conductuales en general. «Por desgracia, las personas a las que no les van bien las intervenciones conductuales de este tipo son las de grupos socioeconómicos más bajos, que son las que tienen más riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares».

El Dr. Whelton agregó que la industria alimentaria se ha mostrado reacia a reducir el contenido de sodio porque los alimentos ricos en sal se venden mejor. «Lamentablemente, los alimentos ricos en grasas saturadas y sal saben bien a la mayoría de la gente. En general, estamos acostumbrados a un consumo elevado de sal. Pero cuando la gente lleva un tiempo siguiendo una dieta baja en sal, por lo general ya no le gustan los alimentos ricos en sal. Se acostumbran a una dieta baja en sodio», añadió.

La sal está omnipresente en los alimentos

Cheryl Anderson, Ph. D., maestra en salud pública, de la University of California en San Diego, Estados Unidos, y ponente del estudio CARDIA-SSBP en el congreso, afirmó que los resultados eran importantes y coherentes con estudios anteriores.

«Estos estudios tienen implicaciones globales porque la sal está omnipresente en el suministro de alimentos en gran parte del mundo», apuntó, y añadió que «los estadounidenses consumen casi 50 % más de sodio de lo recomendado, y ha habido una persistente falta de adhesión a las recomendaciones de dietas saludables para reducir la sal, el azúcar y las grasas».

Anderson señaló que en 2021, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos emitió una guía para la reducción voluntaria de sodio, que utiliza un enfoque gradual, con objetivos para alcanzar una meta poblacional de 3.000 mg/d de sodio para 2023 y 2.300 mg/d para 2031.

«Estos objetivos se aplican a 150 categorías de alimentos ponderados por ventas para centrarse en los vendedores dominantes de cada categoría. Se aplican a los fabricantes de alimentos, los restaurantes y los servicios alimentarios», concluyó. «Estos objetivos sirven de base para continuar el diálogo. La comunidad investigadora espera con impaciencia la revisión de los datos basados en la población para ayudar a perfeccionar este enfoque y los objetivos».

 

Ver más información:  Gupta DK, Lewis CE, Varady KA, Ru Su Y, Mdhur MS, Lackland DT, et al. Effect of Dietary Sodium on Blood Pressure: A Crossover Trial. JAMA[Internet].2023[citado 30 nov 2023].  doi:10.1001/jama.2023.23651

2 diciembre 2023 | Fuente: Medscape | Tomado de | Noticias y Perspectivas

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