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Medir de forma aislada la cifra de glucosa para ver la evolución del paciente diabético es cosa del pasado. La tendencia actual se dirige a manejar el estado general del sujeto, donde el riesgo vascular ocupa un lugar importante para el control de la diabetes. También es necesario vigilar otros efectos adversos como son el aumento de peso y las hipoglucemias.
Por eso, tal y como ha comentado a Diario Médico Fernando Gómez Peralta, endocrino del Hospital General de Segovia, ahora se busca un objetivo terapéutico combinado, donde se contemple la hemoglobina glucosilada con el control de la hipertensión, del peso y teniendo en cuenta siempre el riesgo de hipoglucemia.
El especialista ha presentado un estudio en la L Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), que se está celebrando esta semana en Viena, sobre liraglutida, un análogo de GLP-1 desarrollado por Novo Nordisk y comercializado bajo el nombre de Victoza, en 158 diabéticos tipo 2 con un índice de masa corporal alto, superior a 35, con síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS). «Hemos constatado que la calidad del sueño está afectada por la diabetes y que el SAOS genera más diabetes, por el aumento de la resistencia a la insulina», ha apuntado Gómez Peralta.
Riesgo vascular
Se sabe que el SAOS favorece la enfermedad cardiovascular y constituye un factor de riesgo en el desarrollo de alteraciones vasculares. Por eso, este grupo trabaja sobre la hipótesis de que existen efectos mediados por el sueño que intervienen en la fisiopatología de esos pacientes. Los datos iniciales muestran que el tratamiento con liraglutida mejora el SAOS, efecto que ya se observa en los primeros días del tratamiento. Además, se consigue una reducción del peso y se observa una mejora metabólica. Así, el estudio presentado en Viena sostiene la relación entre SAOS y diabetes.
El endocrinólogo también ha destacado que uno de los aspectos que están cobrando protagonismo en la diabetes es la genética. «En esta reunión se están presentando trabajos que muestran la importancia de los polimorfismos de un paciente para conocer así la evolución de su enfermedad y poder definir los tratamientos en función de ellos. Es una aproximación que tardará en aplicarse en clínica». Gómez Peralta ha dejado claro que habrá que esperar unos años para ver cómo evoluciona esta línea de trabajo, aunque cree que sucederá como en otras enfermedades en las que se están aplicando los polimorfismos para ver la respuesta terapéutica.
septiembre 19/2014 (Diario Médico)