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Investigadores de la Escuela de Medicina Keck de laUniversidad del Sur de California (USC), en Estados Unidos, han desarrollado una nueva herramienta de laboratorio que está lista para mejorar el desarrollo y la efectividad de un grupo creciente de terapias que utilizan los sistemas inmunitarios de los pacientes para combatir el cáncer con células CAR-T modificadas genéticamente.
Llamado el ensayo Topanga, la herramienta se inspiró en la belleza de ‘Topanga Beach’, en Malibú, California, y utiliza los genes de luciferasa originalmente aislados de organismos marinos bioluminiscentes, específicamente ciertos crustáceos y camarones de aguas profundas, que producen enzimas extremadamente brillantes que generan luz. Los científicos pueden usar las enzimas para medir la expresión de los receptores de antígenos quiméricos (CAR) en la superficie de los glóbulos blancos o células T que combaten la enfermedad de los pacientes.
‘Varios laboratorios académicos y compañías de biotecnología están desarrollando células CAR-T dirigidas contra diferentes tipos de cáncer, pero un desafío importante es la falta de un análisis rápido, económico, sensible y sólido para detectar las CAR que combaten el cáncer en la superficie de células T inmunes’, dice Preet M. Chaudhary, profesor de Medicina en la Escuela Keck, jefe de la División de Hematología y del Centro para el Estudio de Enfermedades de la Sangre Jane Anne Nohl, y director de trasplante de médula ósea en el Centro Integral del Cáncer Norris de USC.
‘El ensayo Topanga es un ensayo altamente sensible, específico, rápido y económico que se puede completar en tan solo 30 minutos sin la necesidad de un equipo costoso’, explica Chaudhary, autor del ensayo Topanga, el novedoso ensayo basado en luciferasa para la detección de receptores de antígenos quiméricos, que se publica este miércoles en ‘Scientific Reports’. ‘Creemos que el ensayo tendría un uso importante no solo en la investigación y el desarrollo de terapias de células CAR-T de próxima generación, sino también en la fabricación de células CAR-T que se encuentran en uso clínico actual’, añade.
Otros investigadores clave de la Escuela Keck en el estudio incluyen Ramakrishnan Gopalakrishnan, Hittu Matta, Sunju Choi y Venkatesh Natarajan. El trabajo estuvo respaldado por los Institutos Nacionales de la Salud, el Instituto Ming Hsieh de Investigación en Ingeniería- Medicina para el Cáncer de la USC y la División de Hematología y el Centro Jane Anne Nohl para el Estudio de Enfermedades de la Sangre de la Escuela Keck.
Se planean estudios futuros para ver si se puede usar el ensayo de Topanga para monitorear la expansión y la persistencia de las células CAR-T después de que se hayan administrado a los pacientes. Esto permitirá a los médicos no solo identificar a los pacientes que están en riesgo de una reacción tóxica a estas células si se expanden demasiado rápido, sino también a los pacientes que tienen un riesgo alto de sufrir recaída de cáncer si las células CAR-T se extinguen y no persisten a largo plazo.
En enero de 2018, Scientific Reports publicó un estudio relacionado dirigido por Chaudhary del ensayo Matador, también llamado así por una playa de Malibú en el sur de California. El ensayo Matador utilizó los genes de luciferasa de organismos marinos para medir las células tumorales destruidas por las células CAR-T. Al igual que en el estudio del ensayo Topanga, los hallazgos detectaron que el ensayo es rápido, económico y tiene muchas aplicaciones posibles en la investigación biomédica y la fabricación de terapia celular.
febrero 17/2019 (Europa Press)