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Las mujeres tienden a tener más dificultades para recuperarse de un ictus que los hombres, aunque los motivos no parecen estar del todo claros.
En promedio, las mujeres supervivientes de un ictus comunicaron más limitaciones en sus actividades cotidianas, según una investigación que ha revisado 22 estudios. Las mujeres supervivientes también eran más propensas a desarrollar depresión tras el ictus y a calificar de baja su calidad de vida relacionada con la salud.
Una posible explicación es que las mujeres suelen tener una mayor edad y una peor salud que los hombres cuando sufren un ictus, que además tiende a ser más grave, pero los investigadores apuntan también la implicación de factores sociales. En comparación con los hombres, las mujeres que padecen un ictus son más propensas a vivir solas y a estar socialmente aisladas, lo que dificultaría el reconocimiento inicial del ictus y las visitas al médico y a las sesiones de terapia de rehabilitación.
Los resultados sacan a la luz el hecho de que las mujeres podrían ser particularmente vulnerables a la depresión tras un ictus. A lo largo de los estudios, las mujeres tenían hasta tres veces más probabilidades de sufrir depresión que los hombres. Todo ello podría pasarse por alto por cuanto en la atención posterior al ictus el enfoque principal de los especialistas es prevenir un segundo evento cerebrovascular. El estudio fue publicado por Stroke 2018; Feb 8.
marzo 19/2018 (neurologia.com)