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Desde finales de la década de los sesenta, los oncólogos conocen bien uno de los efectos indeseados de la quimioterapia: su toxicidad para el corazón. Ahora, científicos estadounidenses sugieren que el uso de Viagra podría tener un efecto protector para el corazón de los pacientes con cáncer.
En el trascurso del mayor congreso de Cardiología del mundo, la reunión de la American Heart Association (AHA) que se está celebrando en Los Ángeles (EEUU), científicos de la Universidad de Virginia Commonwealth han descubierto que una curiosa combinación de fármacos podría ayudar a prevenir la cardiotoxicidad de algunas quimioterapias.
Según han presentado Rakesh Kukreja y su equipo, el principio activo de Viagra (sildenafilo), combinado con rapamicina (un fármaco tradicionalmente empleado para evitar el rechazo de un trasplante) podría proteger el corazón de los pacientes oncológicos al tiempo que refuerza la acción antitumoral de la doxorubicina (adriamicina).
De momento, los investigadores sólo han probado su cóctel de fármacos en animales, aunque el hecho de que Viagra y rapamicina estén ya autorizados, permitirá agilizar en gran medida la puesta en marcha de ensayos clínicos para probar esta hipótesis en humanos. No hay que olvidar que el descubrimiento de Viagra contra la disfunción eréctil fue algo casual, pues en realidad los investigadores estaban probando su principio activo, el citrato de sildenafilo, para tratar la angina de pecho.
El doctor César Rodríguez, secretario científico de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), reconoce que puede ser un hallazgo curioso, pero sin relevancia clínica en la actualidad. «El uso de doxorubicina descendió muchísimo hace años, precisamente por su cardiotoxicidad; pero sobre todo porque tenemos alternativas eficaces», explica. E incluso en los casos en los que es necesario usar este tipo de quimioterapia, añade, se han diseñado doxorubicinas liposomiales, que se adhieren únicamente al tumor, sin dañar el corazón.
En el ensayo que se presenta en la AHA, «el cóctel de Viagra y rapamicina llevó a una reducción dramática de la apoptosis (o muerte celular programada) en las células cardiacas», explica en una nota de prensa Dadvid Durrant, otro de los principales autores; lo que a su juicio abre la posibilidad de proteger las células cardicas de los daños secundarios que les ocasiona la doxorubicina cuando se emplea en un paciente con cáncer.
En esos futuros ensayos clínicos habrá que ver si se observa también el segundo e inesperado resultado de su trabajo; los fármacos protectores también aumentaron de rebote el potencial antitumoral de la doxorubicina.
Éste es uno de los fármacos quimioterápicos más tóxicos para el corazón, lo que ha limitado en gran medida su uso en tumores en los que ha demostrado su utilidad, como el de mama, vejiga, ovario o próstata. En dosis altas, la cardiomiopatía provocada por este fármaco puede llevar a ocasionar un fallo congestivo irreversible del corazón, como alerta el Instituto Nacional del Cáncer de EEUU.
Aunque como añade el doctor Rodríguez con cautela, en la actualidad los problemas de corazón en pacientes con cáncer se limitan estrechamente y en el caso de otros fármacos alternativos (como Herceptin para tumores de mama) son efectos reversibles, que desaparecen cuando se interrumpe el tratamiento ante la mínima sospecha.
noviembre 9/2012 (Diario Salud)