la-piel-Un análisis realizado en el marco de una revisión de estudios lista recientes descubrimientos sobre esta enfermedad dermatológica inflamatoria crónica que afecta a alrededor de un 10 % de los adultos y hasta a un 25 % de los niños.

La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que lleva al surgimiento de lesiones y picazón en personas con predisposición genética. La manifestación de los síntomas depende de las interacciones entre el sistema inmunitario, factores ambientales y la microbiota intestinal. Pese a que aún faltan detalles necesarios para dilucidar totalmente este rompecabezas, en estudios recientes se han identificado piezas relevantes: las alteraciones en la composición de la microbiota pueden hacer su aporte a la gravedad del cuadro (y factores ambientales tales como los alérgenos y la polución atmosférica empeoran el problema), ciertas variaciones genéticas están asociadas a la susceptibilidad al problema, y la dieta y el trasplante fecal constituyen estrategias de tratamiento prometedoras.

La comprensión de cómo se correlacionan estos factores es fundamental para entender mejor la enfermedad y abrirle espacio a posibles abordajes terapéuticos, según se consigna en un artículo de revisión publicado en el International Journal of Molecular Sciences por investigadores de la Universidad de São Paulo (USP) y de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), en Brasil.

También conocida como eccema atópico, la dermatitis atópica afecta a entre un 7 % y un 10 % de los adultos y hasta a un 25 % de los niños más pequeños –aún no existe en consenso al respecto de qué género se ve más afectado– y se ha venido registrando un aumento considerable de casos en el siglo XXI. Los científicos atribuyen este cambio a una serie de factores tales como la genética, la autoinmunidad, el compromiso de la integridad de la barrera cutánea, infecciones virales y alteraciones en la composición de la microbiota intestinal, de los hábitos alimentarios y en el estilo de vida.

Otra hipótesis que se ha planteado para explicar el aumento de casos de DA en los países desarrollados ha sido la falta de exposición a bacterias beneficiosas, lo que afecta la maduración inmunológica (el proceso mediante el cual el sistema inmunitario desarrolla una respuesta tras el primer contacto con microorganismos).

La importancia del microbiota intestinal

En la referida revisión de estudios, que cuenta con el apoyo de la FAPESP, los investigadores muestran que la microbiota intestinal se ubica en el centro de las investigaciones más recientes. “Aparte de ser responsable del 70 % de la regularización de nuestro sistema inmunológico, del mantenimiento de la integridad de la barrera dérmica y de la estructura del tracto gastrointestinal, al controlar la absorción de nutrientes y el equilibrio de energía, está conectada directamente con la piel”, explica Sabri Saeed Sanabani, investigador del Instituto de Medicina Tropical de la USP (IMT-USP) y coordinador del trabajo. “Es el llamado eje intestino-piel.”

Este trabajo reúne evidencias recientes de que la composición alterada de la microbiota intestinal puede contribuir en la patogénesis de la dermatitis atópica. En los pacientes con DA se registran  aumento de Clostridium difficile, Escherichia coli y S. aureus y una disminución de la cantidad de bacterias productoras de ácidos grasos de cadena corta, tales como Bifidobacterium, Bacteroidetes y Bacteroides; todo esto en comparación con personas no afectadas por la inflamación en la piel. Se sabe que la merma en los niveles de ácidos grasos de cadena curta puede derivar en una inflamación intestinal en personas sanas.

En lo que concierne a los genes, los estudios más actuales sobre el tema comprenden una asociación genómica completa (de las siglas en inglés GWAS, es decir, una análisis para traducir características de un fenotipo en un genotipo) y ya se han identificado diversos marcadores relacionados con la susceptibilidad y la progresión de la enfermedad, incluso mutaciones en el gen de la filagrina (la proteína que se conecta a las fibras de queratina en las células epiteliales), que constituyen el factor de riesgo mejor determinado para la dermatitis atópica. No obstante, aún no se sabe si las alteraciones en la microbiota están determinadas genéticamente.

Si bien los factores ambientales asociados siguen siendo en gran medida desconocidos, es sabido que los alérgenos, agentes irritantes, la contaminación del aire y la exposición microbiana contribuyen a la disfunción de la barrera cutánea y la disbiosis microbiana.

En la revisión se analizaron también abordajes terapéuticos con evidencia científica para la dermatitis atópica. Las alteraciones epigenéticas han venido siendo exploradas como potenciales blancos terapéuticos, y existen estudios que muestran que las alteraciones en la diversidad microbiana intestinal pueden modularse a través de la dieta, con prebióticos y probióticos y mediante el trasplante de microbiota fecal. “Como toda revisión de estudios, nuestra idea consistió en organizar los trabajos científicos disponibles y verificar lagunas de conocimiento que entren en la mira de investigaciones futuras”, remarca Saeed Sanabani.

Ver más información:  Pessôa R, Clissa PB, Sanabani SS. The Interaction between the Host Genome, Epigenome, and the Gut–Skin Axis Microbiome in Atopic Dermatitis. Int J Mol Sci[Internet].2023[citado 5 ene 2024]; 24: 14322. https://doi.org/10.3390/ijms241814322

6 enero 2023| Fuente: Dicyt.com| Tomado de Noticias

cancer-jovenes1.jpnLondres, 7 sep (Prensa Latina) Las últimas tres décadas (1990-2019) muestran un sorprendente aumento del 79,1 por ciento en los nuevos casos de cáncer entre los menores de 50 años de todo el mundo, según una investigación divulgada hoy. Mientras, el número de fallecimientos progresó en 27,7 por ciento, destacó el estudio que publicó la revista British Medical Journal of Oncology. El cáncer de mama representó el mayor número de estos casos y muertes asociadas y en total se registraron casi dos millones de nuevos casos, seguido por los de tráquea, pulmón, estómago e intestino, y los aumentos más pronunciados se dieron entre personas con cáncer de riñón u ovario.

El informe, coordinado por la Universidad de Zhejiang, China, y con participación de Estados Unidos, el Reino Unido y Suecia, se basa en datos del Estudio de la Carga Mundial de Morbilidad 2019.

Las personas en el grupo de edades de los 40 años son las de mayor riesgo y los principales factores de riesgo entre los menores de 50 años son las dietas ricas en carne roja y sal y pobres en fruta y leche, así como el consumo de alcohol y el tabaquismo.

También contribuyen a este problema de salud la inactividad física, el sobrepeso y la hiperglucemia, además de los factores genéticos.

Referencia

Zhao J, Xu L, Sun J, Song M, Wang L, Yuan S, et al.  Global trends in incidence, death, burden and risk factors of early-onset cancer from 1990 to 2019. BMJ Oncology. 2023; 2(1). BMJ Oncology Jul 2023, 2 (1) e000049; DOI: 10.1136/bmjonc-2023-000049

https://bmjoncology.bmj.com/content/2/1/e000049

07/09/2023(Prensa Latina)

 Fuente: Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.   

En un experimento se les administró a ratones una dieta rica en inulina y se detectó en dichos animales una mayor proliferación de células madre intestinales que en otros alimentados con fibras insolubles

dieta soluble2La dieta rica en fibras ha venido siendo asociada a diversos beneficios para la salud en estudios que así lo indican, incluso en lo concerniente a la protección contra enfermedades tales como el cáncer y la diabetes. Así y todo, poco se sabía acerca de la interacción entre esas fibras, los microorganismos existentes en el intestino y dicho órgano en sí mismo.

Pero un estudio realizado por científicos brasileños y publicado en la revista Microbiome revela que una dieta rica en una fibra soluble llamada inulina, presente en altas concentraciones en las raíces de la achicoria, por ejemplo, puede influir incluso sobre las características macroscópicas del intestino: en su extensión, por ejemplo.

No obstante, esta acción beneficiosa solamente se plasma en presencia de bacterias que efectúan la digestión de las fibras y generan alteraciones positivas en la inmunidad. Estos resultados aportan nuevas evidencias al respecto de la importancia de las fibras en la alimentación y pueden ayudar en la comprensión de las enfermedades intestinales inflamatorias.

“En los ratones que ingirieron una dieta con un 10 % de inulina, el intestino era mayor que el de los roedores que consumieron únicamente fibras no solubles [celulosa]. Cuando analizamos ese tejido, observamos en los animales que se alimentaron con la dieta rica en inulina una mayor proliferación de células madre del epitelio, la capa que separa el contenido intestinal de los otros órganos”, comenta Renan Oliveira Corrêa, quien llevó a cabo la investigación con el apoyo de la FAPESP durante su doctorado, en el Instituto de Biología de la Universidad de Campinas (IB-Unicamp).

Una parte de los análisis se concretó durante una pasantía que Oliveira Corrêa realizó en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), de Estados Unidos. Este estudio forma parte de un proyecto coordinado por Marco Aurelio Ramirez Vinolo, docente del IB-Unicamp y coautor del artículo ahora publicado.

La expresión génica

Al secuenciar el ARN del epitelio intestinal de los ratones, los investigadores detectaron 268 genes expresados de manera diferenciada entre los grupos de animales (con dietas con y sin inulina). En el grupo que ingirió fibras solubles se detectó una mayor expresión de genes relacionados con el ciclo celular, con la replicación y con la reparación del ADN, sumamente importantes en el epitelio intestinal debido al alto índice de renovación de las células que lo componen.

Por otra parte, los genes asociados al metabolismo de los lípidos y los ácidos grasos mostraron una expresión menor en ese grupo de animales que ingirió inulina. Esta modulación va al encuentro de ciertos efectos que ya habían descrito otros grupos de investigación. Según dichos estudios, la ingesta de inulina disminuye los niveles de lípidos circulantes y la esteatosis hepática, que es el exceso de grasa en el hígado.

La dieta rica en inulina incrementó también la expresión de genes asociados a la diferenciación de las células epiteliales, un proceso esencial para que el órgano crezca y reemplace las células muertas. Este resultado condice con las cifras elevadas de células productoras de mucina, que forman el moco que protege al intestino humano contra las bacterias presentes en su interior y que también indican que el órgano está concretando adecuadamente sus funciones.

“Este análisis se llevó a cabo mediante la secuenciación de células individuales, quizá la primera realizada enteramente en Brasil. Este método permite saber qué expresa cada célula de la capa epitelial por separado”, afirma Ramirez Vinolo, quien coordinó otros trabajos en los cuales se demostraron los beneficios del consumo de fibras (lea más en: agencia.fapesp.br/35537)

El rol de las bacterias

La comunidad bacteriana quedó drásticamente modificada en los animales que ingirieron inulina. Para cerciorarse si las alteraciones eran importantes en el efecto de esas fibras en el epitelio, los investigadores realizaron experimentos con otros dos grupos de ratones.

Antes de administrárseles la inulina, uno de los grupos tomó un antibiótico que disminuyó la microbiota intestinal. A su vez, el otro grupo estaba conformado por animales que no tenían ningún microorganismo en sus cuerpos. Los mismos corresponden a un tipo de ratones conocidos como germ free, que nacen en un ambiente totalmente estéril y no tienen contacto con nada que pueda suministrarles microorganismos hasta el momento del experimento.

Los animales alimentados con inulina tampoco desarrollaron el fenotipo intestinal ni se registraron en ellos las alteraciones moleculares que se detectaron en el grupo que comió fibras solubles, pero cuyos integrantes tenía una microbiota normal.

“Cuando ingirieron un poco de los excrementos [trasplante fecal] de los otros que tenían bacterias en el intestino e ingirieron inulina, aun cuando nunca habían comido inulina en sí misma, estos animales desarrollaron el fenotipo intestinal, lo cual muestra el papel clave de la microbiota en esos efectos”, explica Oliveira Corrêa, en la actualidad investigador del Institut Imagine, en Francia.

Por último, con este estudio quedó demostrado que el consumo de inulina inducía una mayor producción de la molécula interleuquina 22 (IL-22), una citoquina elaborada por el sistema inmunitario importante para la salud del intestino. En los ratones que no producían IL-22 (porque se silenció en ellos el gen codificador de esta proteína), la dieta rica en inulina no indujo los efectos que se observaron en los otros animales.

La misma ausencia de efectos se observó en los animales que no expresaban linfocitos T tipo gamma-delta, un subgrupo de los linfocitos T que se ubican cerca del epitelio intestinal, lo que revela una importante función que cumplen las células inmunitarias específicas en ese contexto.

“Observamos efectos similares con otras fibras solubles como la pectina, contenida en las frutas. Es necesario realizar nuevos estudios a los efectos de entender exactamente qué hace cada fibra. Pero podemos afirmar que una dieta balanceada genera efectos cada vez más evidentes y que comprenden una compleja interacción entre los componentes de la dieta, la microbiota y las células de nuestro organismo”, informa Ramirez Vinolo.

“Es fundamental entender cómo esto funciona y cómo podemos actuar en este sistema con miras a prevenir e incluso a tratar las enfermedades inflamatorias intestinales y otras, tales como la diabetes y el asma”, culmina diciendo Ramirez Vinolo.

Fuente: Dicyt.com

Referencia: Corrêa, R.O., Castro, P.R., Fachi, J.L. et al. Inulin diet uncovers complex diet-microbiota-immune cell interactions remodeling the gut epithelium. Microbiome 11, 90 (2023). https://doi.org/10.1186/s40168-023-01520-2

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