abr
19
Científicos del Instituto Van Andel han identificado un factor clave de la baja densidad ósea, un descubrimiento que podría conducir a tratamientos mejorados con menos efectos secundarios para las mujeres con osteoporosis.
Los hallazgos se describen en un estudio publicado este mes en Science Advances por los profesores asociados del VAI Connie M. Krawczyk, Ph.D., y Tao Yang, Ph.D..
Su investigación revela que la pérdida de un modulador epigenético, KDM5C, preserva la masa ósea en ratones. KDM5C actúa alterando las «marcas» epigenéticas, que son similares a interruptores de «encendido» y «apagado» que garantizan que las instrucciones escritas en el ADN se utilicen en el momento y lugar adecuados.
«La osteoporosis es una enfermedad frecuente que puede tener consecuencias debilitantes», afirma Yang. «KDM5C es una diana prometedora para tratar la baja masa ósea en las mujeres porque es muy específica. Esperamos que nuestros hallazgos contribuyan a mejorar las terapias.»
Casi el 19% de las mujeres estadounidenses de 50 años o más padecen osteoporosis en las caderas y la parte inferior de la columna vertebral. El debilitamiento de los huesos asociado a la osteoporosis aumenta el riesgo de fracturas y plantea importantes riesgos para la salud y la calidad de vida.
Hay varios medicamentos aprobados para tratar la osteoporosis, pero el temor a efectos secundarios graves y poco frecuentes suele ser un obstáculo para su uso. También existen tratamientos que potencian la hormona estrógeno, pero sólo se recomiendan en dosis bajas y a corto plazo debido, en parte, a su asociación con el riesgo de cáncer.
Está demostrado que la masa ósea de las mujeres es desproporcionadamente menor que la de los hombres a lo largo de su vida. La pérdida de masa ósea se acelera con la menopausia, lo que aumenta el riesgo de osteoporosis y fracturas asociadas en las mujeres a medida que envejecen.
Para averiguar por qué ocurre esto, Krawczyk, Yang y sus equipos estudiaron las diferencias en la regulación ósea de ratones machos y hembras, que comparten muchas similitudes con los humanos y son modelos importantes para estudiar la salud y la enfermedad. Se centraron en unas células especializadas llamadas osteoclastos, que ayudan a mantener la salud ósea descomponiendo y reciclando el hueso viejo.
Los investigadores descubrieron que la reducción de KDM5C alteraba la producción de energía celular en los osteoclastos, lo que ralentizaba el proceso de reciclaje y preservaba la masa ósea. Es importante señalar que la KDM5C está ligada al cromosoma X, lo que significa que es más activa en las mujeres que en los hombres.
«Reducir los niveles de KDM5C es como accionar un interruptor para detener un proceso de reciclaje hiperactivo. El resultado es más masa ósea, lo que en última instancia significa huesos más fuertes», afirma Krawczyk. «Estamos muy ilusionados con este trabajo y esperamos llevar a cabo futuros estudios para perfeccionar nuestros hallazgos. Al fin y al cabo, esperamos que estos conocimientos marquen la diferencia para las personas con osteoporosis.»
Este estudio ha sido financiado en parte por la Campaña de Impacto de los Empleados de VAI, un programa de donaciones filantrópicas sostenido por los empleados de VAI. Esta financiación crítica apoya proyectos innovadores y de colaboración en el Instituto.
Otros autores son Haudie Liu, Ph.D., Lukai Zhai, Ph.D., Ye Liu, Ph.D., Di Lu, M.S., y Alexandra Vander Ark, M.S., del VAI.
La investigación de la que se informa en esta publicación fue financiada por el Instituto Van Andel; la Campaña de Impacto de los Empleados del Instituto Van Andel; y el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de los Institutos Nacionales de Salud bajo el premio no. R01AG061086 (Yang). El contenido es responsabilidad exclusiva de los autores y no representa necesariamente las opiniones oficiales de los Institutos Nacionales de Salud u otras organizaciones financiadoras.
Abril 19/2023 (EurekaAlert!) – Tomado de Latest News Releases. Copyright 2023 by the American Association for the Advancement of Science (AAAS). Traducido por DeepL.
abr
19
La aterosclerosis o enfermedad de las arterias coronarias está considerada un importante problema de salud pública y una de las principales causas de muerte en todo el mundo a nivel mundial, dado que puede desembocar en un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular a medida que avanza la patología.
Relacionado con ello, un nuevo estudio de la Universidad del Este de Finlandia ha podido identificar hasta 12 tipos de células diferentes involucradas en la patogenia de la enfermedad de las arterias coronarias.
Los autores investigaron sobre la diversidad biológica de los estados celulares asociados con la aterosclerosis y analizaron su contribución al riesgo genético de enfermedad arterial mediante el uso de secuenciación de ARN unicelular y masivo (RNA-seq) de lesiones humanas y de ratón.
Estos expertos pudieron demostrar que los factores de riesgo genéticos en esta patología tienen su efecto, especialmente, a través de las células del músculo vascular liso, que cambian su fenotipo a medida que avanza la enfermedad.
Con base en los hallazgos, publicados en el ´American Journal of Human Genetics´, los investigadores idearon un sistema de puntaje de riesgo que podría ayudar a predecir el riesgo individual de patología arterial e identificar el curso de tratamiento más apropiado en el futuro.
Los tipos de células asociados con la enfermedad de las arterias coronarias se identificaron utilizando la última tecnología de células individuales.
Según el profesor Kaikkonen-Määttä, los hallazgos aumentan significativamente nuestra comprensión de la patogenia de la enfermedad de las arterias coronarias:
«La forma en que la enfermedad progresa en diferentes personas puede verse afectada, en parte, por diferentes factores de riesgo genéticos que están mediados por diferentes tipos y mecanismos de células. Esta comprensión puede ayudar a prevenir la enfermedad de manera más efectiva en el futuro, al mismo tiempo que permite el desarrollo de mejores tratamientos personalizados», concluyó.
Abril 19/2023 (IMmédico) – Tomado de Noticias Atención primaria. Copyright2023: Publimas Digital.
abr
19
Superar un cáncer puede incidir en el riesgo de enfermedad cardiovascular más allá del primer año desde el tratamiento oncológico, según concluye un estudio que aparece en la revista Heart, donde se corrobora el peso específico de este factor de riesgo que es independiente de otros “clásicos”, como el tabaquismo, la hipertensión arterial o el sobrepeso.
En estudios anteriores ya se había señalado la cardiotoxicidad de ciertos tratamientos oncológicos, pero no con el respaldo de una población tan extensa como la que incluye este estudio (18.714 participantes del Biobanco del Reino Unido, a los que se siguió durante doce años), ni con la ayuda de imágenes, que también aporta el trabajo.
Los participantes incluyeron a pacientes que habían superado alguno de los cánceres más frecuentes (pulmón, mama, próstata, sangre, útero o intestino) y que se emparejaron con un número similar de individuos sin la neoplasia, atendiendo a los factores de riesgo vascular.
El análisis muestra que el cáncer se asocia con más riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares y mortalidad cardiovascular a lo largo de doce años de seguimiento prospectivo. Además, las imágenes de resonancia magnética (RM) indicaron que los antecedentes de cáncer se vinculaban con una remodelación cardiaca adversa.
Necesidad de estratificar el riesgo
Los firmantes del estudio, encabezados por Zahra Raisi-Estabragh, cardióloga del Instituto de Investigación William Harvey en la Universidad Queen Mary de Londres, concluyen que “en las personas que han padecido cáncer se intensifica el riesgo cardiovascular, un elemento que parece independiente de los factores de riesgo vascular y persiste varios años después del diagnóstico oncológico inicial. Este estudio pone de relieve las necesidades específicas de los pacientes con cáncer y respalda la consideración de la estratificación del riesgo cardiovascular” en aquellos expuestos a dicha enfermedad.
“Los pacientes con cáncer presentan una constelación de factores de riesgo demográficos y clínicos que los exponen a un mayor riesgo cardiovascular”, escriben. “Nuestros hallazgos subrayan la importancia de controlar los factores de riesgo modificables de todos los pacientes durante y después de su tratamiento oncológico, así como centrarse en la vigilancia y las estrategias preventivas de áreas específicas”.
Cáncer de mama y hematológico
Los investigadores explican que se sabe que cierta quimioterapia administrada para el cáncer oncohematológico resulta perjudicial para el tejido cardiaco, así como la radioterapia dirigida a la pared torácica que recubre el corazón.
De igual forma, las supervivientes de cáncer de mama tenían mayor riesgo de desarrollar y morir de insuficiencia cardiaca y miocardiopatías no isquémicas, así como de ser diagnosticadas de pericarditis. Además, era más probable que sus escáneres mostraran alteraciones funcionales del corazón.
«Estas observaciones probablemente reflejen la cardiotoxicidad asociada a las terapias contra el cáncer de mama», señalan los autores del estudio, que añaden que estas personas también tenían ocho veces más probabilidades de morir por enfermedades asociadas a la hipertensión arterial.
De forma específica, los investigadores encuentran “asociaciones significativas” entre los antecedentes de cáncer de mama y hematológico y los hallazgos de RM cardiaca, incluso en ausencia de enfermedad cardiovascular prevalente. Los autores señalan que, independientemente de los factores de riesgo vascular subyacentes, los pacientes tratados por cáncer mostraron que tanto el tamaño como la función del corazón se habían alterado sustancialmente a peor. Las asociaciones más consistentes que se observaron mediante el escáner fueron con la FEVI [fracción de eyección del ventrículo izquierdo].
Enfermedades CV más frecuentes
La edad media de todos los participantes fue de 62 años; unos dos tercios eran mujeres. Casi un tercio de los supervivientes de cáncer desarrollaron una de las siguientes enfermedades durante el periodo de seguimiento del estudio: cardiopatía isquémica; ictus; ritmo cardiaco anormal (fibrilación auricular); insuficiencia cardiaca; alteración de la señalización eléctrica o problemas cardiacos mecánicos (miocardiopatías no isquémicas); coágulos sanguíneos en las venas, arterias o pulmones; inflamación del saco que rodea el corazón (pericarditis).
Las más frecuentes fueron la cardiopatía isquémica, la fibrilación auricular y la insuficiencia cardiaca.
Abril 19/2023 (Diario Médico) – Tomado de Cardiología – Antecedentes de neoplasia. Copyright Junio 2018 Unidad Editorial Revistas, S.L.U.
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17
Se trata de una condición en la que los medicamentos anticrisis no logran controlar las crisis epilépticas en una persona con epilepsia. Afecta a millones de personas en todo el mundo y puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de los pacientes y sus familias
La epilepsia es una enfermedad neurológica común que afecta a más de 50 millones de personas en el mundo, de las cuales 400.000 se encuentran en España. Esta realidad convierte a la patología en una de las enfermedades neurológicas crónicas más frecuente por detrás del ictus.
Según explica el Dr. Juan Uranga, neurólogo del Centro de Neurología Avanzada (CNA) y vocal de la junta directiva de la Sociedad Española de la Epilepsia (SEEP), “la epilepsia farmacorresistente corresponde al 30% de los pacientes con epilepsia. Normalmente, el 45% de los pacientes con epilepsia de nuevo diagnóstico consiguen controlar sus crisis con el primer fármaco y un 12% más con el segundo o con la combinación de ambos. Es decir, entorno al 60% de los pacientes logran controlar los episodios”. Pero, ¿qué ocurre con el 40 % restante?
Se conoce como epilepsia farmacorresistente aquellas epilepsias que después de haberse tratado con al menos dos medicamentos anticrisis distintos en monoterapia o en combinación, adecuadamente elegidos y bien tolerados, no consiguen la libertad de crisis sostenida en el tiempo.
Hoy en día, existen múltiples causas que pueden contribuir a la existencia de esta patología, las malformaciones del desarrollo de la corteza cerebral son las más frecuentemente relacionadas con la farmacorresistencia. En algunos casos, la cirugía puede ser una opción para tratar esta enfermedad.
“Actualmente, la Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE) intenta sensibilizar a la población médica para que, si después de un año de tratamientos el paciente no muestra una mejora, se les remita a unidades específicas de epilepsia farmacorresistente o refractaria”, explica el Dr. Juan Uranga.
Estas unidades son servicios especializados que ofrecen atención integral a los pacientes, incluyendo aquellos con epilepsia farmacorresistente. Estas unidades están compuestas por equipos multidisciplinares de profesionales de la salud, como neurólogos, neurofisiólogos, nuerocirujanos, neurorradiólogos, psiquiatras, neuropsicólogos, enfermeros especializados y trabajadores sociales, entre otros.
Gracias a este equipo de profesionales se ha conseguido ofrecer un enfoque centrado en el paciente, que se adapta a las necesidades individuales de cada uno. Estas unidades trabajan en conjunto para proporcionar una atención completa, desde la evaluación y diagnóstico hasta el tratamiento y el seguimiento continuo de la enfermedad. También brindan educación y asesoramiento a pacientes y a sus familias sobre el manejo de la epilepsia y su impacto en la vida diaria.
“En estas unidades estudiamos los tratamientos de cada paciente para comprobar que sean correctos. En ocasiones, analizamos también si realmente la persona sufre epilepsia refractaria: les monitorizamos con electroencefalograma y observamos lo que hacen durante los episodios o en el momento en el que tienen las anomalías epilépticas para intentar localizar el origen de la crisis y valorar si la zona una vez localizada es resecable sin riesgo para el paciente.
¿Cuándo considerar la derivación a un centro especializado?
En la actualidad, no hay una norma establecida sobre el tiempo límite para el traslado de los pacientes a las unidades de cuidados especializados, aunque no se debe esperar más de un año. Lo ideal sería que los pacientes fuesen remitidos una vez se detecte la falta de respuesta a los tratamientos, ya que “no pueden esperar 20 años para ser remitidos porque se deterioran cognitiva, conductual y socialmente. La propia epilepsia y los fármacos anticrisis van mermando su calidad de vida con un deterioro cognitivo progresivo, en función ejecutiva, en atención o en memoria, entre otros. Tenemos que intentar remitir a esos pacientes pronto por si se puede localizar ese foco que se pueda operar”.
En 2021, la Sociedad Española de Epilepsia (SEEP), la de Medicina de Urgencias y Emergencias y la de Neurología presentaron el Código Crisis, una herramienta necesaria que recuerda los riesgos que van asociados a esta enfermedad. Concretamente, las personas que sufren epilepsia tienen tres veces más posibilidades de padecer un empeoramiento de la salud en general, el 71% afirma tener una mala calidad de vida y alrededor del 50% presenta ansiedad y/o depresión.
Con este avance, se busca unificar el tratamiento urgente de los pacientes desde el servicio extrahospitalario hasta su ingreso, dada la necesidad de que la atención sea precoz y eficiente. “Creo que este concepto se va a extrapolar a las comunidades y España será pionera en el tratamiento coordinado del paciente desde el minuto cero en el caso del tratamiento de las crisis urgentes, de una forma adecuada y con los especialistas oportunos, para que no se genere un daño que pueda llegar a ser irreversible”, comenta el Dr. Uranga.
¿Cómo impacta la enfermedad en la calidad de vida?
La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas más comunes y, sin embargo, todavía sigue siendo una de las más mitificadas. El hecho de que siga siendo un tema tabú dificulta la integración plena de los pacientes, lo que conduce al aislamiento autoimpuesto y al deterioro de las relaciones interpersonales.
Además, a esta realidad se le suman los riesgos que asumen los afectados por la enfermedad, con más comorbilidades asociadas, mayor probabilidad de caídas y lesiones y mayor posibilidad de muerte prematura (SUDEP), traumatismos y alteraciones psicosociales. Además, la epilepsia impacta en la expectativa de vida de los pacientes, haciendo que 1 de cada 1000 pacientes con epilepsia puedan sufrir muerte súbita por su enfermedad.
Según la Asociación Andaluza de Epilepsia (APICE), más del 70 % de las personas con epilepsia pueden desarrollar su trabajo con plena normalidad, pero debido a su enfermedad, sufren grandes dificultades a la hora de buscar empleo. De hecho, la estigmatización que padecen las personas con epilepsia farmacorresistente se refleja de manera fidedigna en el documental “Episodios de una vida”, promovido por Angelini Pharma España con el aval de la Federación Española de Epilepsia (FEDE) y la Sociedad Española de Epilepsia (SEEP), que resume la carga que implica la enfermedad para estos pacientes y su entorno.
“Los años de calidad de vida perdidos por la epilepsia (DALY) posicionan a esta enfermedad como una de las que más afectan a los pacientes en este aspecto. El impacto que tiene en las personas es muy significativo, pues sobre todo afecta en el desarrollo personal y en la integración laboral”, concluye el Dr. Juan Uranga.
Abril 17/2023 (Diario Médico) – Tomado de la selección de Noticias. . Copyright Junio 2018 Unidad Editorial Revistas, S.L.U.
abr
16
El Día Internacional del Síndrome de Wolf-Hirschhorn o también llamado 4P, se celebra el 16 de abril de cada año. Esta efeméride ha sido impulsada desde el año 2014 por asociaciones de pacientes de todo el mundo con el fin de visibilizar esta patología tan poco frecuente que afecta a un pequeño porcentaje de la población mundial y que produce trastornos genéticos significativos que inciden en su calidad de vida.
¿Qué es el Síndrome de Wolf-Hirschhorn?
Es una enfermedad genética rara causada por la pérdida de un fragmento del brazo corto del cromosoma 4 (4p), que afecta a 1 de cada 50.000 nacidos. Este trastorno se caracteriza por producir algunos cambios físicos e intelectuales en los individuos que lo padecen y que con el paso del tiempo se hacen mucho más visibles.
Las personas con este síndrome suelen manifestar síntomas de forma muy temprana. Por lo general, es más frecuente en el sexo femenino que en el masculino. Los pacientes nacen con una deformidad craneal y rasgos faciales distintivos bastante notorios. Entre las alteraciones visibles más comunes se encuentran: frente amplia con cejas demasiado arqueadas, cabeza con forma de casco y muy pequeña, orejas de tamaño reducido y formación de labio leporino. También es frecuente observar en los niños retraso en el crecimiento, problemas psicomotores, discapacidad cognitiva e intelectual, presencia de hipotonía muscular y convulsiones, entre otras.
¿Cuál es el diagnóstico, tratamiento y pronóstico de vida para estas personas?
Para dar con un diagnóstico preciso de esta enfermedad, es necesario realizar un examen físico que incluye un estudio genético molecular o citogenético. Por otro lado, el paciente será sometido a un examen electroencefalográfico, el cual arroja resultados definitivos de la presencia de esta patología hasta en un 90% de los casos.
Con respecto al tratamiento más adecuado para tratar el síndrome, por lo general, los médicos recomiendan ciertos fármacos para controlar las convulsiones, en caso de presentarse, así como terapias alimenticias y programas de terapia y rehabilitación.
El pronóstico de vida es bastante alentador, a pesar de los distintos trastornos y discapacidad que tienen estas personas. Muchos pacientes logran llegar a la edad adulta con los respectivos cuidados y atenciones que se le apliquen para mejorar su calidad de vida.
Abril 16/2023 (Asociación Española del Síndrome Wolf Hirschhorn) – Tomado de Noticias, Visibilidad. Copyright
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16
El estudio genómico señala que diferentes clones intratumorales evolucionan frente a tratamientos como el platino.
Siete artículos publicados en los últimos Nature y Nature Medicine han llevado a cabo un análisis completo de cómo evoluciona el cáncer de pulmón con el tiempo, hecho que puede ayudar a explicar por qué los tratamientos a veces dejan de funcionar.
Los datos se han obtenido mediante el estudio genómico de más de 1.600 muestras tumorales tomadas de los primeros 421 pacientes inscritos en el proyecto TRACERx (TrAcking Cancer Evolution through therapy (Rx)). Las investigaciones incluyen, entre otros aspectos, el tipo más común de cáncer de pulmón (el no microcítico o CPNM) y evalúan por qué en ocasiones los tumores reaparecen, se extienden a otras partes del organismo o qué efectos tiene la quimioterapia con platino.
Según Charles Swanton, del Francis Crick Institute de Longres, Reino Unido, y autor del artículo principal publicado en Nature, el de pulmón es la principal causa de muerte relacionada con el cáncer en todo el mundo, pero se carece de una comprensión completa de los mecanismos biológicos que subyacen a esta enfermedad. «Los tumores están formados por diferentes tipos de células cancerosas, cada una con características diferentes; esta llamada heterogeneidad intratumoral puede impulsar la evolución del tumor y la progresión de la enfermedad. El objetivo del TRACERx es, por tanto, determinar la relación entre la heterogeneidad intratumoral y los resultados clínicos.
El equipo de Swanton evaluó 1.644 regiones tumorales muestreadas durante la cirugía o el seguimiento de 421 pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas (CPCNP), el tipo más común de cáncer de pulmón. La cohorte estaba formada por pacientes con enfermedad en estadios I, II o III que tenían una variedad de subtipos de NSCLC, incluidos 248 adenocarcinomas de pulmón.
Patrones de heterogeneidad
Los investigadores identificaron diferencias en la estabilidad del genoma y patrones de heterogeneidad intratumoral que están asociados con los resultados de los pacientes.
En un artículo separado, los autores evaluaron por qué los tumores recidivan o se propagan a otras partes del organismo y los efectos de la quimioterapia basada en platino (unos de los tratamientos estándar para el cáncer de pulmón de células no pequeñas o NSCLC avanzado) sobre la heterogeneidad intratumoral, «demostrándose que dichos tratamientos contribuyen a la evolución y heterogeneidad del tumor”.
Los conocimientos adicionales de algunos de los otros artículos incluyen demostraciones de una herramienta que puede detectar evidencia de ADN tumoral circulante, un marcador potencial de resultados clínicos, y la identificación de factores que pueden predecir qué parte del tumor puede ser responsable de la recurrencia.
Los autores concluyen que «comprender la evolución genómica de los tumores puede ofrecer información sobre los factores que determinan cómo y cuándo el cáncer puede recidivar y, por lo tanto, mejorar nuestra comprensión de la biología del tumor. Este conocimiento puede facilitar futuros intentos de mejorar los resultados para los pacientes con cáncer».
Según Inmaculada Ibáñez de Cáceres, responsable del Laboratorio de Epigenética del Cáncer en Ingemm y coordinadora de Terapias Experimentales y Biomarcadores en Cáncer de IdiPAZ, Hospital Universitario La Paz, este estudio se ha realizado partiendo de muestras prospectivas de pacientes de CPNM (cáncer no microcítico de pulmón o también llamado de célula no pequeña, NSCLC por sus siglas en inglés), desde estadios localizados (linajes 1 y 2) y se han tomado muestras tanto de tejido como de sangre a lo largo de la patología en aquellos pacientes en los que ha recaído tras la cirugía (linaje 3) y en aquellos que han recaído tras tratamiento (linaje 4)», explica a SMC España.
Los estudios moleculares se han hecho a nivel genómico, transcriptómico y con el ADN tumoral libre circulando en sangre, comparando pacientes que no han recaído con los que sí lo han hecho, principalmente, a la terapia basada en platinos.
En todos los casos las variables clínicas de respuesta al tratamiento se han centrado en el estudio de la supervivencia global de pacientes o la supervivencia libre de enfermedad, hasta su recaída.
A su juicio, los resultados se dirigen hacia la caracterización genética de los clones y subclones iniciales y los que prevalecen posteriormente en las metástasis, en relación a la heterogeneidad tumoral. Diferencian las metástasis de divergencia precoz (early divergence), que son las que aparecen antes de que en el tumor temprano se haya establecido el clon prioritario.
Clones y supervivencias
«Aquellas que aparecen posteriormente o las que mantienen características de muchos clones son las relacionadas con peor supervivencia. Identifican como eventos tempranos o troncales aquellos relacionados con alteraciones en el gen MYC y alteraciones en los genes involucrados en las rutas tirosina cinasa, bien conocidas como activadoras de rutas de señalización celular de supervivencia en cáncer, mientras que las alteraciones también bien conocidas como son P53, KRAS se relacionan con eventos subclonales y, por tanto, con peor supervivencia».
La especialistas indica que es interesante el hecho de que estos resultados parecen indicar que «las metástasis en nódulos linfáticos no parecen una vía causal para futuras recurrencias, sino más bien una huella que permita identificar a los pacientes con pronóstico de un tumor más agresivo».
En el estudio transcriptómico, identifican alteraciones en la expresión de transcritos concretos de un mismo gen que, en los casos en los que el origen de la alteración no es genético, es decir, no se debe a variaciones del número de copias o alteraciones similares, sino que se relaciona con genes relacionados con la maquinaria de regulación epigenética que afecta a la metilación del ADN y a histonas preferiblemente.
Respecto a las alteraciones observadas en las metástasis que aparecen o se mantienen tras recibir tratamiento basado en platino, Ibáñez de Cáceres señala que los estudios también confirman datos que previamente se han reportado en la literatura, centrados en que estos tratamientos producen evoluciones drásticas en los tumores, aparición de resistencia y, por tanto, una mayor heterogeneidad.
Uno de los puntos fuertes de estos estudios, a juicio de la especialista, es el amplio tamaño muestral (421 pacientes) que permite tener acceso a las muestras de tejido de segundas intervenciones que en la mayoría de los estudios son tan limitadas que no tienen poder estadístico.
«En este trabajo se consiguen secuenciar segundas cirugías de 48 pacientes del total reclutado. También el uso de software y algoritmos informáticos que permiten ver las marcas clonales en ADN tumoral circulante de pacientes con tumores localizados, en los que están muy poco representadas estas alteraciones, ya que menos de un 1% del ADN libre circulante es de origen tumoral en pacientes metastásicos».
Tumores locales
Reportan también que en tumores locales ya pueden existir metástasis de divergencia precoz que pueden confundirse con el tumor primario inicial ya que estas habrían surgido cuando el diámetro del tumor primario era inferior (8 mm) al umbral que permite detectarlos con tomografía computarizada, lo que «podría limitar su uso en la detección temprana de estas metástasis».
Por otra parte, Ibáñez de Cáceres recuerda que, según los datos, los patrones de las alteraciones clonales que porten podrían ser el eje sobre el que hacer el seguimiento antes de que una metástasis distal se haya implantado y, sobre todo, para definir tratamientos en tumores primarios que no se hayan tratado.
Sin embargo, «una de las debilidades es que no se contemplan las alteraciones plásticas derivadas de los procesos epigenéticos, sobre todo aquellas que acontecen tras los tratamientos oncológicos», concluye esta profesional.
Abril 12/2023 (Diario Médico) – Tomado de Cardiología. Copyright Junio 2018 Unidad Editorial Revistas, S.L.U.