sorderaLa pérdida de audición está relacionada con un mayor riesgo de demencia, pero la razón de esta asociación todavía no está clara. Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad de California en San Diego y del Instituto de Investigación Sanitaria Kaiser Permanente Washington (EE.UU.) han comprobado que la pérdida de audición va asociada a cambios sutiles en la estructura del cerebro, que podrían ser origen de demencia, según publican en el Journal of Alzheimer’s Disease.

Para indagar en los motivos de esta relación, el estudio utilizó pruebas de audición y resonancia magnética (RM) para determinar si la discapacidad auditiva está asociada a diferencias en regiones específicas del cerebro. Comprobaron que las personas inscritas en este estudio observacional que padecían una discapacidad auditiva mostraban diferencias microestructurales en las áreas auditivas del lóbulo temporal y en zonas del córtex frontal, todo lo cual sugiere que la discapacidad auditiva puede provocar cambios en áreas cerebrales relacionadas con el procesamiento de sonidos, así como en áreas del cerebro relacionadas con la atención. El esfuerzo adicional que supone intentar comprender los sonidos puede producir cambios en el cerebro que aumenten el riesgo de demencia. Si es así, las intervenciones que ayudan a reducir el esfuerzo cognitivo necesario para entender el habla -como el uso de subtítulos en la televisión y las películas, subtítulos en directo o aplicaciones de voz a texto, audífonos y visitar a la gente en ambientes tranquilos en lugar de espacios ruidosos- podrían ser importantes para proteger el cerebro y reducir el riesgo de demencia

Así, los resultados del estudio muestran que la discapacidad auditiva está asociada a cambios cerebrales específicos de la región que pueden producirse debido a la privación sensorial y al mayor esfuerzo necesario para comprender los estímulos de procesamiento auditivo, y subrayan la importancia de proteger la audición evitando la exposición prolongada a sonidos fuertes, llevando protección auditiva cuando se utilizan herramientas ruidosas y reduciendo el uso de medicamentos ototóxicos.

Ver más información:  McEvoy LK, Bergstrom J, Hagler DJ, Wing D, Reas ET. Elevated Pure Tone Thresholds Are Associated with Altered Microstructure in Cortical Areas Related to Auditory Processing and Attentional Allocation. J Alzheimers Dis [Internet]. 2023[citado 30 nov 2023];96(3):1163-1172. doi: 10.3233/JAD-230767. PMID: 37955091

1 diciembre 2023 | Fuente: Neurología.com| Tomado de| Noticia

diciembre 1, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Demencia, Neurodegeneración | Etiquetas: , , , , |

deterioro cognitivo1La fibrilación auricular (FA) se asoció con un aumento del 45 % en el riesgo de deterioro cognitivo leve.

Aspectos destacados

¿Cuál es la cuestión clínica que se aborda?
Investigamos el riesgo de deterioro cognitivo leve después del diagnóstico de FA en el Reino Unido.

¿Cuál es el principal hallazgo?

Nuestro estudio mostró que la fibrilación auricular (FA) se asoció con un aumento del 45 % en el riesgo de deterioro cognitivo leve y que los factores de riesgo cardiovascular y la multicomorbilidad parecen asociarse con este resultado.

Introducción

El deterioro cognitivo leve (DCL) es una etapa temprana del deterioro de la función cognitiva que es mayor que el observado en el envejecimiento saludable, pero de gravedad insuficiente para cumplir los criterios de demencia. Las causas del deterioro cognitivo leve son heterogéneas y, si bien el deterioro cognitivo leve puede ser reversible en algunos individuos, puede reflejar procesos patológicos tempranos asociados a la demencia, con una tasa de conversión anual de ≈20 %.

Los factores asociados con el desarrollo o la protección contra el deterioro cognitivo leve en pacientes con fibrilación auricular (FA) y el posterior desarrollo de demencia no se han dilucidado completamente.

Investigamos la asociación de la FA con el deterioro cognitivo leve y la demencia posterior utilizando datos de registros médicos electrónicos primarios (EHR) del Reino Unido recopilados de forma rutinaria.

Utilizamos la historia clínica electrónica (HCE) vinculada con sede en el Reino Unido de 4,3 millones de personas entre el 1 de enero de 1998 y el 31 de mayo de 2016. Se incluyeron todas las personas con FA incidente y la fecha índice se definió como la fecha del primer diagnóstico de FA registrado.

Para cada caso, seleccionamos al azar a 1 individuo libre de FA como control de la cohorte del estudio que fue emparejado con el sexo y la edad en el momento del diagnóstico del individuo con FA incidente.

La FA se definió como I48 de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades, 10.ª revisión (CIE-10) y los términos correspondientes de la versión 2 de lectura del Clinical Practice Research Datalink.

El resultado primario del estudio fue la incidencia de deterioro cognitivo leve, definido como los códigos ICD-10 G31.8 y F06.7 y los términos de lectura correspondientes.

El seguimiento cesó con la muerte, el fin del registro en la práctica, el cese de la contribución de datos al CPRD o el final del período de estudio.

Estudiamos la asociación entre la fibrilación auricular (FA) y el deterioro cognitivo leve (DCL)  en subgrupos relevantes, incluida la edad en el momento del diagnóstico de FA, el sexo, las categorías socioeconómicas, el accidente cerebrovascular y el tratamiento con digoxina, anticoagulantes orales y tratamiento con amiodarona.
Investigamos la asociación entre FA y DCL en el modelo de riesgos proporcionales de Cox controlado por riesgo competitivo. Los acontecimientos contradictorios (p. ej., la muerte) se trataron como observaciones censuradas. Se realizó un ajuste por edad, sexo, año calendario al ingresar al estudio, nivel socioeconómico, tabaquismo, hipertensión, diabetes, obesidad, hipercolesterolemia, pérdida de audición, enfermedad de la tiroides, depresión, enfermedad cardíaca aterosclerótica, enfermedad arterial periférica, insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular, cáncer, enfermedad renal crónica, enfermedad hepática y enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Aplicamos el mismo método para estudiar la incidencia posterior de demencia en los participantes que desarrollaron DCL.

Analizamos datos de 4 309 245 personas elegibles en el Reino Unido e identificamos 233 833 (5,4 %) personas con FA incidente y un total de 233 747 sin FA. La edad media fue de 74,2 años tanto en pacientes con FA como en pacientes sin FA.

Durante una mediana de 5,3 años de seguimiento, hubo un total de 4 269 casos incidentes de deterioro cognitivo leve tanto en pacientes con FA como sin FA. Las personas con FA tenían un mayor riesgo de DCL que las personas sin FA, con un HR ajustado de 1,45 (IC del 95 %: 1,35-1,56).

Además de la FA, factores de riesgo como la edad avanzada, el sexo femenino, la mayor privación socioeconómica, los antecedentes clínicos de depresión, los accidentes cerebrovasculares y la multimorbilidad se asociaron con un mayor riesgo de DCL (cociente de riesgo que oscila entre 1,08 (edad en años) y 1,44 (antecedentes de depresión al inicio del estudio), todos P < 0,001).

Figura 1 Población de estudio y factores de riesgo de incidencia de demencia tras un diagnóstico de deterioro cognitivo leve. (Izquierda) Características de los participantes con FA y controles emparejados por edad y sexo; (derecha) FC ajustada asociada con cada factor de riesgo para la incidencia de demencia después del diagnóstico de deterioro cognitivo leve. FA = fibrilación auricular; EPOC = enfermedad pulmonar obstructiva crónica; IMD = Índice de Privaciones Múltiples.

Los análisis mostraron resultados similares en la población estratificada por edad en el momento del diagnóstico de FA, sexo, privación socioeconómica e historial de accidente cerebrovascular. Los pacientes con FA incidente que recibieron tratamiento con digoxina no experimentaron un mayor riesgo de deterioro cognitivo leve (HR: 0,97; IC del 95 %: 0,53-1,78).

De manera similar, mientras que el riesgo de DCL fue mayor en los pacientes con FA que no recibieron tratamiento con anticoagulantes orales y tratamiento con amiodarona, los pacientes con FA que recibieron tratamiento con anticoagulantes orales y tratamiento con amiodarona no tuvieron riesgo de DCL.

Entre las personas que desarrollaron deterioro cognitivo leve, hubo 1.117 diagnósticos de demencia durante o después del diagnóstico de deterioro cognitivo leve durante el período de estudio. Las personas con FA también se asociaron con un mayor riesgo de demencia entre aquellos que desarrollaron DCL (HR con ajuste múltiple: 1,25 (IC del 95 %: 1,09-1,42). Los factores de riesgo asociados con el riesgo posterior de demencia fueron el sexo, el tabaquismo, el asma, la enfermedad renal crónica, y multicomorbilidad.

Nuestro estudio demostró que la FA se asoció con un aumento del 45 % en el riesgo de DCL en una cohorte representativa a nivel nacional del mundo real.

Los resultados mostraron que la edad, una mayor privación sociodemográfica y la historia clínica de accidente cerebrovascular se asociaron con un mayor riesgo de deterioro cognitivo leve, pero no modificaron la asociación entre FA y deterioro cognitivo leve. Tanto la FA como el deterioro cognitivo leve se diagnosticaron con frecuencia en personas mayores de 74 años cuando había multicomorbilidad, y encontramos que la diabetes, la hipercolesterolemia, la depresión y la enfermedad arterial periférica también se asocian con un riesgo elevado de deterioro cognitivo leve.

La progresión del deterioro cognitivo leve a la demencia parece estar, al menos parcialmente, mediada por factores de riesgo cardiovascular y la presencia de múltiples comorbilidades. Los infartos cerebrales silenciosos son frecuentes en la población con FA y previamente se han asociado con disfunción cognitiva.

Es necesario reconocer algunas limitaciones: como ocurre con todos los estudios de historias clínicas electrónicas, la posible falta de granularidad de los datos y nivel de detalle en el conjunto de datos es una limitación potencial. También es necesario tener en cuenta el riesgo de factores de riesgo o comorbilidades no medidos. Esperamos haber minimizado este problema con una caracterización detallada de la muestra y la presentación de 16 comorbilidades frecuentemente asociadas. La falta de notificación del deterioro cognitivo, debido a la sutileza/inespecificidad de los síntomas y al uso subóptimo de las pruebas cognitivas, es un problema para la investigación en este campo, también identificado para la HCE. 5 Sin embargo, la CIE-10 se ha utilizado previamente en estudios de deterioro cognitivo leve con un rendimiento aceptable.

Finalmente, no se observó un aumento en el riesgo de deterioro cognitivo leve en personas con FA que recibían tratamiento con digoxina o amiodarona, siendo el riesgo en estos pacientes comparable al de sus pares sin FA. Sin embargo, el diseño observacional de este estudio y el intervalo de confianza muy amplio para estos subgrupos de pacientes (que representan sólo el 10%-20% de la muestra de FA) no nos permiten hacer inferencias sólidas sobre la causalidad, un posible papel protector de estos medicamentos o factores de confusión no medidos.

Nuestros hallazgos enfatizan la asociación de multicomorbilidad y factores de riesgo cardiovascular con el desarrollo de deterioro cognitivo leve por FA y la progresión a demencia en la población con FA. Estos datos respaldan la hipótesis anterior de la atención integrada de la FA (que combina anticoagulación, síntomas y manejo de la comorbilidad) como una forma de prevenir el deterioro cognitivo y la progresión a la demencia, destacando la necesidad de un ensayo clínico confirmatorio.

Ver más información:  Sheng-Chia C, Rossor M, Torralbo A, Ytsma C, Fitzpatrick NK,  Denaxas S, Providencia R. Cognitive Impairment and Dementia in Atrial Fibrillation: A Population Study of 4.3 Million Individuals. JACC: Advances[Internet,].2023[citado 26 nov 2023];2(9):100655. https://doi.org/10.1016/j.jacadv.2023.100655

27 noviembre 2023 |Fuente: IntraMed| Tomado de |Noticias médicas

(Debe de estar registrado en IntraMed)

noviembre 27, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Demencia, Deterioro cognitivo, Riesgo a la Salud | Etiquetas: , , |

nanoplasticosLos nanoplásticos interactúan con la proteína cerebral alfa-sinucleina creando cambios relacionados con la enfermedad de Parkinson y algunos tipos de demencia, según un estudio dirigido por la Universidad de Duke (EE.UU.). El estudio, publicado en Science Advances, crea la base para una nueva área de investigación, alimentada por el oportuno impacto de los factores ambientales en la biología humana.

El estudio sugiere que la aparición de micro y nanoplásticos en el medio ambiente podría representar la generación de nuevas toxinas implicadas en la progresión de la enfermedad de Parkinson, y descubrieron que las nanopartículas del plástico poliestireno -que se encuentran típicamente en artículos de un solo uso como vasos y cubiertos desechables- atraen la acumulación de la proteína alfa-sinucleína.

Los hallazgos más sorprendentes del estudio son los estrechos vínculos que se forman entre el plástico y la proteína dentro del lisosoma. Así, observaron que las acumulaciones de plástico-proteína ocurrieron en tres modelos diferentes del estudio: en tubos de ensayo, neuronas cultivadas y modelos de ratón.

Ver más información

Liu Z, Sokratian A, Sokratian A, Duda AM, Xu E, Stanhope C, et al.  Anionic nanoplastic contaminants promote Parkinson’s disease–associated α-synuclein aggregation. Sci Adv [Internet].2023[citado 22 nov 2023];9(46). DOI: 10.1126/sciadv.adi8716

23 noviembre 2023 | Fuente: Neurología.com |Tomado de Noticia Salud

edad biologocaTu edad biológica, basada en varios marcadores de salud, podría tener un gran efecto en la salud de tu cerebro con el paso de los años

Los riesgos de dos condiciones, accidente cerebrovascular y demencia, aumentaron sustancialmente en personas con una edad biológica comparativamente mayor

Llevar una vida más saludable podría ayudar a reducir ese riesgo, dicen investigadores suecos

Está tu edad del calendario, y luego está lo que los científicos llaman tu «edad biológica», que se basa en varias mediciones que indican buena o no tan buena salud.

Ahora, una nueva investigación sueca encuentra que las personas menos saludables, con una edad biológica que supera su edad cronológica, pueden tener mayores probabilidades de demencia y accidente cerebrovascular.

«Pero debido a que las personas envejecen a diferentes ritmos, la edad cronológica es una medida bastante imprecisa», explicó la autora principal del estudio, Sara Hägg, profesora asociada en el departamento de epidemiología médica y bioestadística del Instituto Karolinska en Estocolmo.

En el estudio, el grupo de Hägg rastreó marcadores como mediciones de grasas en la sangre, azúcar en la sangre, presión arterial, función pulmonar e IMC, para evaluar mejor la edad biológica de una persona.

Luego observaron datos de más de 325 000 británicos incluidos en la base de datos del Biobanco del Reino Unido. El equipo de Hägg examinó «biomarcadores» de edad biológica para individuos y luego comparó las tasas de nueve años para enfermedades neurológicas como la demencia, el accidente cerebrovascular, la ELA (enfermedad de Lou Gehrig) y la enfermedad de Parkinson.

Dos de las condiciones se destacaron.

«Si la edad biológica de una persona es cinco años mayor que su edad real, la persona tiene un 40 por ciento más de riesgo de desarrollar demencia vascular o sufrir un accidente cerebrovascular», dijo el co-líder del estudio Jonathan Mak, estudiante doctoral de Karolinska.

Los riesgos de ELA también aumentaron con el aumento de la edad biológica, pero no se observó ningún efecto cuando se trataba de la enfermedad de Parkinson.

El estudio no fue diseñado para probar causa y efecto, pero es muy posible que llevar una vida más saludable podría reducir cualquier riesgo excesivo para el cerebro, dijeron los investigadores.

«Varios de los valores pueden ser influenciados a través del estilo de vida y los medicamentos», señaló Hägg en un comunicado de prensa del instituto.

Referencia

Mak JKL, McMurran CE, Hägg S. Clinical biomarker-based biological ageing and future risk of neurological disorders in the UK Biobank. J Neurol Neurosurg Psychiatry[Internet]. 2023. doi: 10.1136/jnnp-2023-331917

13 noviembre 2023 | Fuente: HealthDay| Tomado de Noticias de Salud

noviembre 13, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Accidente Cerebrovascular, Cerebro, Demencia | Etiquetas: , , , |

enfermedades cronicasA medida que envejecemos, aumenta el riesgo de enfermedades crónicas como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y los trastornos neurodegenerativos.

Las personas que tienen una edad biológica superior a su edad cronológica real presentan un riesgo significativamente mayor de sufrir ictus y demencia, especialmente demencia vascular, según un estudio del Instituto Karolinska de Suecia publicado en el ´Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry´.

El estudio, dirigido por Sara Hägg, profesora asociada, y Jonathan Mak, estudiante de doctorado del Departamento de Epidemiología Médica y Bioestadística del Instituto Karolinska, muestra que el mayor riesgo persiste incluso si se tienen en cuenta otros factores de riesgo como la genética, el estilo de vida y la socioeconomía.

A medida que envejecemos, aumenta el riesgo de enfermedades crónicas como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y los trastornos neurodegenerativos. Tradicionalmente, los investigadores se han basado en la edad cronológica -el número de años que lleva viva una persona- como medida aproximada de la edad biológica. «Pero como las personas envejecen a ritmos diferentes, la edad cronológica es una medida bastante imprecisa«, puntualiza Sara Hägg.

Para medir la edad biológica y su relación con las enfermedades, los investigadores utilizaron datos del Biobanco del Reino Unido. Estudiaron una cohorte de 325.000 personas que tenían entre 40 y 70 años en el momento de la primera medición.

La edad biológica se calculó a partir de 18 biomarcadores, como los lípidos en sangre, la glucemia, la presión arterial, la función pulmonar y el IMC. A continuación, los investigadores estudiaron la relación entre estos biomarcadores y el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como demencia, ictus, ELA y enfermedad de Parkinson en un periodo de nueve años.

En comparación con la edad cronológica real, la edad biológica elevada se relacionó con un riesgo significativamente mayor de demencia, sobre todo vascular, e ictus isquémico (es decir, coágulo de sangre en el cerebro). «Si la edad biológica de una persona es cinco años superior a su edad real, la persona tiene un riesgo un 40% mayor de desarrollar demencia vascular o sufrir un ictus«, afirma Mak.

Al tratarse de un estudio observacional, no pueden establecerse relaciones causales. Sin embargo, los resultados indican que, si se ralentizan los procesos de envejecimiento del organismo en función de los biomarcadores medidos, puede ser posible reducir o retrasar la aparición de enfermedades. «Varios de los valores pueden influirse mediante el estilo de vida y la medicación«, añade Hägg.

Los resultados son especialmente interesantes porque el estudio incluyó a un grupo muy

amplio de personas. Esto permite desglosar el material en fragmentos más pequeños y captar diagnósticos menos comunes, como la ELA.

El riesgo de desarrollar ELA también aumenta con la edad biológica. Sin embargo, no se observó tal aumento del riesgo en el caso de la enfermedad de Parkinson. «Ya sabemos que la enfermedad de Parkinson es un poco única también en otros contextos, por ejemplo, cuando se trata de fumar«, dice Sara Hägg.

Los investigadores ahora investigarán la conexión entre la edad biológica y otras enfermedades como el cáncer.

8 noviembre 2023|Fuente: IM Médico

alzheimer-1Un aumento metabólico en las mitocondrias, las centrales energéticas celulares, es un indicador precoz de la enfermedad.

Una fase temprana en el proceso de desarrollo de la enfermedad de Alzheimer es un aumento metabólico en una parte del cerebro llamada hipocampo, informan investigadores del Instituto Karolinska, de Suecia, en un estudio publicado en la revista ´Molecular Psychiatry´. El descubrimiento abre la puerta a nuevos métodos potenciales de intervención precoz.

Los investigadores demuestran ahora que un aumento metabólico en las mitocondrias, las centrales energéticas celulares, es un indicador precoz de la enfermedad.

Los equipos responsables del estudio utilizaron ratones que desarrollaron la patología de la enfermedad de Alzheimer de forma similar a los humanos. El aumento del metabolismo en ratones jóvenes fue seguido de cambios sinápticos causados por la alteración del sistema de reciclaje celular (un proceso conocido como autofagia), un hallazgo que fue galardonado con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2016.

Al cabo de un tiempo, el metabolismo en el cerebro con Alzheimer suele decaer, lo que contribuye a la degradación de las sinapsis. Los investigadores también pudieron observar esto en los ratones más viejos, que habían padecido la enfermedad durante más tiempo.

«La enfermedad empieza a desarrollarse 20 años antes de la aparición de los síntomas, por lo que es importante detectarla pronto, sobre todo teniendo en cuenta los medicamentos retardadores que están empezando a llegar –afirma Per Nilsson, profesor asociado del Departamento de Neurobiología, Ciencias de la Atención y Sociedad del Instituto Karolinska–. Los cambios metabólicos pueden ser un factor diagnóstico en este sentido».

Maria Ankarcrona, profesora del mismo departamento, añade que, «curiosamente, los cambios en el metabolismo pueden observarse antes de que se hayan acumulado en el cerebro las placas insolubles características. El diferente balance energético coincide con lo que hemos visto en imágenes del cerebro con Alzheimer, pero ahora hemos detectado estos cambios en una fase más temprana».

El estudio se realizó en estrecha colaboración entre los grupos de ambos investigadores, que analizaron la parte del cerebro del ratón denominada hipocampo, una estructura que desempeña un papel importante en la memoria a corto plazo y que se ve afectada en las primeras fases del proceso patológico.

Aplicando la técnica de secuenciación del ARN para ver qué genes están activos en las células del hipocampo durante las distintas fases de la enfermedad, los investigadores descubrieron que una de las primeras etapas de la enfermedad es un aumento del metabolismo mitocondrial.

Los investigadores estudiaron los cambios que aparecían entonces en las sinapsis entre las neuronas del cerebro mediante microscopía electrónica y otras técnicas, y descubrieron que en las sinapsis se habían acumulado unas vesículas llamadas autofagosomas, por las que se descomponen las proteínas gastadas y se metabolizan sus componentes, lo que interrumpía el acceso a las proteínas en funcionamiento.

Los investigadores estudiarán ahora con más detalle el papel de las mitocondrias y la autofagia en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, por ejemplo, en ratones, cuya enfermedad proporciona un modelo aún mejor del cerebro con Alzheimer.

«Estos resultados ponen de relieve la importancia de conservar las mitocondrias funcionales y el metabolismo normal de las proteínas –afirma Nilsson–. En el futuro, podremos hacer pruebas en ratones para ver si nuevas moléculas que estabilicen la función mitocondrial y autofágica pueden retrasar la enfermedad».

Referencia

Naia L, Shimozawa M, Bereczki E, Li X, Liu J, Jiang R, et al. Mitochondrial hypermetabolism precedes impaired autophagy and synaptic disorganization in App knock-in Alzheimer mouse models. Mol Psychiatry[Internet].2023[citado 4 nov 2023]. https://doi.org/10.1038/s41380-023-02289-4

6 noviembre 2023 | Fuente: IMMédico| Tomado de Atención Primaria | Neurología

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