Un estudio analiza los circuitos cerebrales de un grupo de mujeres y observa una mayor actividad en regiones relacionadas con la recompensa, al visualizar imágenes románticas «después de haber comido».

Investigadores de la Universidad de Drexel, en Estados Unidos, han descubierto que los cerebros de las mujeres responden más a estímulos amorosos o románticos cuando éstas tienen el estómago lleno, según los resultados de un trabajo publicado en la revista Appetite.

Los autores analizaron los circuitos cerebrales de un grupo de mujeres cuando estaban en ayunas y después de comer, teniendo también en cuenta a aquellas que estaban siguiendo alguna dieta para perder peso. De este modo, observaron una mayor actividad en regiones relacionadas con la recompensa «después de haber comido» cuando visualizaban imágenes románticas.

El hallazgo contradice varios estudios previos que revelaban que las personas suelen mostrar una mayor sensibilidad a estímulos relacionados con una recompensa cuando tienen hambre. «En este caso, son más sensibles después de comer», ha explicado Alice Ely, autora del estudio.

Su investigación se basó en un pequeño estudio piloto previamente utilizado para analizar las respuestas del cerebro antes y después de comer. En concreto, analizaron si la respuesta de recompensa del cerebro al recibir comida difería significativamente en las mujeres con riesgo de obesidad que habían realizado algún tipo de dieta.

En este trabajo, publicado en la revista Obesity en 2014, descubrieron que los cerebros de las mujeres que se habían sometido a alguna dieta presentaban reacciones más fuertes en regiones asociadas con la recompensa cuando veían alimentos, frente a las que no habían seguido nunca una dieta. Además, las reacciones eran más fuertes ante alimentos apetecibles como la tarta de chocolate, y más neutros al comer zanahorias.

A raíz de este hallazgo, midieron mediante imágenes de resonancia magnética la actividad cerebral del mismo grupo de mujeres durante la visualización de imágenes románticas, en ayunas y después de comer. Aunque ambos grupos respondían más a estos estímulos después de comer, las personas que habían hecho alguna dieta presentaban «una actividad neuronal notablemente diferente» del resto. «El patrón de respuesta fue similar a la activación que se produce al visualizar alimentos altamente apetecibles», concluye Ely.

agosto 19 / 2015 (JANO)

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